Andrés Manuel dejó de lado a los tecnócratas y se inclinó por Delfina Gómez: mujer cercana al presidente y con una larga trayectoria educativa y política. La encomienda que le otorgó el mandatario López Obrador, quizá, es el cargo más importante de su vida hasta hoy en día. Se lo merece, la maestra ha demostrado lealtad, compromiso y conocimiento sobre la problemática del sistema pedagógico del país.
No hace falta el enorme currículum en las universidades del extranjero para demostrar capacidad, es posible realizar una buena gestión con ganas y voluntad. Además, el perfil de Delfina Gómez es ideal en la institución: una maestra con formación rural a la SEP, es una mezcla idónea hacia el cargo, porque está dotada de un andamiaje real a fin de implementar cambios sustanciales.
Ahí, la maestra Delfina asumirá uno de los grandes retos de un nuevo programa educativo de transición con modificaciones al marco constitucional en el artículo 3°. Asimismo, la disyuntiva estará abierta en medio de los distintos bloques sindicales. Sin embargo, creemos que el matiz que le dará Delfina partirá a través de la vocación y la experiencia como docente en diversos ambientes instruccionales y pedagógicos.
Justamente, eso, puede ser una de las ventajas para erradicar los grandes problemas que aún enfrentan los distintos niveles educativos del país. Quién más que Delfina conoce las prioridades de la base trabajadora que incluye a personal administrativo y docente; además, la maestra Gómez sabe claramente donde hay que atender esas necesidades y carencias. La exigencia hay que recordar, sigue siendo muy grande. Aún prevalece una expectativa muy amplia por alcanzar un programa integral y de calidad, asimismo, ofrecer un diseño que esté a la vanguardia y a las exigencias de los niveles y modalidades.
Eso es posible porque la maestra Delfina conoce, vivió y ahora observa las prioridades desde la administración pública federal como la titular de la Secretaría de Educación Pública. Por ello, el reto de la maestra Gómez es consolidar la nueva reforma educativa que planteó una formación que transita sobre la base de las demandas y carencias de los ambientes, también, concentrar parte de las energías y la capacidad del Estado con la finalidad de profesionalizar docentes, inyectar más presupuesto a la infraestructura y material didáctico; y terminar por fin, con las instituciones de palitos que, por cierto, siguen siendo muchas.
A pesar de que se han visto mejoras a comparación de otras administraciones, la maestra Delfina Gómez tiene que insistir en incrementar la calidad pedagógica de los distintos contextos educativos. El uso del internet, sigue siendo muy ambiguo en muchas localidades donde ni siquiera existe una fuente que alimente la energía eléctrica.
Tengo la esperanza que poco a poco la situación educativa alcanza un nivel óptimo.
De entrada, la maestra tiene el reto inmediato de dar solución a algunas inquietudes en torno a la modalidad nueva a distancia donde muchos alumnos hay que decirlo, siguen estancados, lo que provoca que, en la medida de lo factible, se pueda dar un esquema de recuperación para enfrentar un posible descenso en el aprendizaje y la deserción.
Por último, suponemos que la maestra Delfina Gómez volteara aquellas entidades que por años han sufrido la desigualdad. Michoacán es uno de ellos. Actualmente el territorio purépecha se encuentra en una franja amplia que ha imposibilitado realmente una verdadera educación que se apegue a la demanda de la sociedad; han existido actuaciones muy pobres que han obstaculizado el avance para demostrar el potencial de sus alumnos.
Finalmente, aplaudo la decisión del presidente. En mejores manos no pudo haber quedado la secretaría que en la de la maestra Delfina Gómez: mujer con oficio educativo y con convicciones claras de una verdadera transformación a través del amor propio por su profesión.
Felicito a la maestra Delfina Gómez, se lo merece.