El domingo 5 de julio la ciudadanía griega mediante referéndum rechazó categóricamente el programa de la Troika, que representa a los acreedores formada por la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI),de renegociación de la deuda contraída irresponsablemente por los pasados gobiernos conservadores, que prometía la continuidad de duras medidas de austeridad a la que están expuestos desde hace cinco años con consecuencias desastrosas.
Olvidando la Unión Europea su propósito fundamental de crear un espacio solidario de cooperación, prosperidad y sentido social, el contraataque de la Troika fue fulminante, el BCE suspendió las líneas de liquidez a los bancos griegos, una medida que colapsó la economía. En tan solo 8 días el gobierno izquierdista emanado del partido Syriza se vio doblegado por el poder del capital, la apuesta salió en contra, el resultado del referéndum en lugar de fortalecer su posición negociadora para obtener mejores condiciones acrecentó la oposición, principalmente de Alemania, contra cualquier acuerdo que implicara quita de capital o supuestos económicos que le permitieran margen de maniobra financiera, utilizando a esta nación como escarmiento y así aplacar cualquier intento de rebelión en la zona. Al final el gobierno de Alexis Tsipras tuvo que decidir entre el derrumbe total de su economía y expulsión del Euro o un programa económico propio de un país derrotado en la Guerra.
Tsipras había maniobrado bajo el supuesto que los países de la Eurozona harían cualquier cosa para impedir la salida de un miembro por sus consecuencias económicas, además que políticamente convertía al euro en un proyecto fallido. Su error consistió en no comprender que el valor de la permanencia griega dependía de las consecuencias de la cesión del resto de países ante sus pretensiones. Si la Eurozona hubiera claudicado entonces los partidos políticos que se han confrontado a ella, se reivindicarían haciendo más factible su triunfo político en elecciones futuras. Grecia de facto sirvió como un laboratorio de pruebas.
Es verdad que existen desproporcionados beneficios sociales que han sido financiados con recursos de los otros miembros de la Eurozona, así como una legislación y regulaciones ajenas a la realidad, que irónicamente, en su afán de proteger su economía la restringían y que en el nuevo escenario resultaba impostergable su modificación, pero también es cierto que su deuda que representa el 177 por ciento de su producto interno bruto es impagable.
El rescate final impulsado como instrumento de castigo por Angela Merkel, es sarcásticamente mucho más severo que al que los griegos habían votado NO, fue aprobadotras fuertes discusiones porel parlamento heleno y renuncias en el gabinete, estableciendo condiciones que hasta la prensa alemana ha denominado un ?catálogo de atrocidades?. Los gobiernos de los 18 países de la zona del euro justificaron la dureza del programa porque perdieron la confianza en el gobierno de Syriza. El préstamo por 86 mil millones de Euros autorizado por la Troika no representa un rescate de su economía ni está destinado a mejorar las precarias condiciones de vida de una población con más de un cuarto de sus habitantes en el desempleo, pues el destino de la mayor parte de los recursos serán para cubrir las deudas con los acreedores.
El nuevo programa obliga a Grecia a cumplir con una agenda recesiva que incluye recortes al gasto social y privatizaciones, aumento de 10% al impuesto al consumo alcanzando una tasa del 23%, modificación al régimen de jubilación, aumento en el costo de servicios públicos y una supervisión semicolonial de las instituciones y las reformas, incluyendo la creación de un fondo por 50 mil millones de euros en el cual, como garantía, se retendrán los títulos de las empresas públicas, bienes inmuebles y hasta las ricas costas ?debidamente recalificadas? del litoral griego. Con estas medidas se limita aún más la posibilidad de reactivar el consumo interno y de crear las condiciones para realizar Inversiones productivas que generen empleos, cabe destacar que el gasto militar que representa casi el 3% del PIB, quizá por el temor a un golpe de estadotendrá un recorte mínimo, como era de esperarse el rechazo se hizo presente en las calles de Atenas que, finalmente, podrían cuestionar la autoridad del gobierno de Tsipras para cumplir con los condicionamientos del acuerdo.
Es evidente que la Troika nunca tuvo la intención de negociar con la dupla Tsipras-Varoufakis y el margen de maniobra se redujo casi hasta extinguirse tras la victoria del referéndum, que fue percibida como afrenta en Berlín y Bruselas, desatando la venganza final de Alemania y sus socios más cercanos. Por eso, un Tsipras cauteloso dijo al final de las agotadoras negociaciones, y para separarse de la idea de derrota que estaba en el aire, que Grecia había obtenido ?la restructuración de la deuda y un proceso de refinanciación a mediano plazo?, tema que, sin embargo, aparece muy diluido en el texto final al conceder ?posibles medidas adicionales para suavizar el pago de la deuda, incluido el asegurar que las necesidades de financiación se mantengan a un nivel sostenible si fuera necesario?, y menciona ?periodos de gracia y plazos de devolución más largos?.
Tsipras se ha doblegado a cambio de permanecer en el euro, al final la realidad económica global y el poder del capital vencieron los sueños de esperanza griegos. El gobierno de Syriza, ahora fracturado, ha dicho sí a lo que los griegos dijeron no. La única razón, como ha señalado expresamente el primer ministro griego, es que la salida del euro hubiera generado impactos catastróficos. El premio nobel de economía 2008 Paul Krugman anticipa que con lo acordado Europa ha condenado a Grecia a una de las depresiones económicas más severas registradas en la historia, logrando únicamente prolongar su agonía.Incluso el FMI ha advertido de que la deuda pública griega en las condiciones actuales es "altamente insostenible", favoreciendo una condonación del capital.
El mundo no es un lugar justo, Alexis Tsipras ha compartido la suerte de tantos idealistas en la historia humana que creen posible la negociación en igualdad de condiciones con los poderosos, su pecado fue intentar pactar condiciones favorables para sus compatriotas que les permitieran un futuro con posibilidades, hoy derrotado por el gran capital, abandonado por los miembros más radicales de su partido y repudiado por los que ayer le aplaudían, asume con valentía su responsabilidad y no se rinde, entiende que la derrota nunca es definitiva.