¿Quién ganará las elecciones el próximo 7 de junio? La respuesta aparentemente puede resultar sencilla pero lleva un grado de complejidad consigo. Desde 1997, ningún partido ha tenido la mayoría necesaria para caminar solo en el Congreso, particularmente en la Cámara de Diputados. Ha sido necesaria, y viable en muchos casos, la alianza con otros partidos para tener mayoría. En editoriales anteriores anuncié la evolución sobre las preferencias electorales rumbo al 7 de junio. En ellas, tanto Reforma como BGC-Excélsior daban en el mes de marzo como puntero al PRI, con una preferencia efectiva de entre 32 y 36 puntos, mientras que debajo con una diferencia de entre 10 y 14 puntos, estaba el PAN (22 puntos porcentuales), y todavía más atrás el PRD con preferencias de entre 14 y 15 puntos. Finalmente, MORENA y el PVEM se peleaban el cuarto sitio con preferencias de 8 y 7 puntos, respectivamente.
En la medición realizada por El Financiero-Parametría (18 al 22 de abril de 2015), la tendencia ha sufrido modificaciones muy leves, pero significativas para quien busca alcanzar. Otorga 32% al PRI, 24% al PAN y 13% al PRD. En el caso de la cuarta fuerza, identifica a MORENA con 10%, seguido del PVEM con 8%. Son los que asegurarían, al menos, el registro luego de las elecciones.
Lo anterior indica que en el período de un mes el PRI no creció pero tampoco el PAN. Prácticamente, la ventaja de 8 puntos en promedio se ha mantenido. Pero, ¿por qué no bajó el PRI a pesar de los escándalos que en los últimos meses le han dañado su imagen irreversiblemente? Por tres factores:
Primero: Logros ante las descalificaciones. El PRI ha sabido contrarrestar la mala imagen recordando en su publicidad sus logros y usando de sparring para desviar la atención con el PVEM. Si bien el año pasado la tendencia a este partido era de 40 puntos, hoy cuenta con apenas 32% en promedio, pero aun así se mantiene como favorito. Los 8 puntos que obtenga a través del PVEM le darán esos 40 que en agosto de 2014 tenían por sí solos.
Segundo: la campaña de ataques del PAN. En 2006, la estrategia fue suficiente ?aunada a errores del candidato presidencial puntero- para darle al PAN la segunda presidencia, pero en 2012 dejó en claro que la sociedad está cansada de escuchar ataques. Las propias encuestas señalan que les preocupa más su seguridad o conseguir un empleo que si tal o cual candidato usó un helicóptero de gobierno o si posee relojes de precios insultantes para la clase media. No por algo, la dirigencia anunció un cambio en los spots privilegiando las propuestas sobre la descalificación. En un mes de campaña, el PAN prácticamente no creció.
Tercero: la disponibilidad de recursos. El PRI, muy a pesar de tener una mala imagen, puesto que el PAN es el mejor evaluado ante la opinión pública, posee recursos humanos, económicos y materiales para, por lo menos, incentivar y mover su estructura la cual le es suficiente para ganar en los distritos. Gobernar dos terceras partes del país permite tener el control de los medios locales que crean un ambiente triunfalista para el PRI y derrotero para la oposición, genera además efectos secundarios en el electorado: abstencionismo, paraqueísmo a priori (para qué ir a votar si siempre gana el PRI) y desinformación. Aunado a ello, manda a reconocidos manipuladores del voto a trabajar en entidades donde la competencia es reñida (como a Fidel Herrera en Oaxaca).
No dudo que la distracción mediática generada por el PVEM y sus escándalos haya logrado transitar la mala imagen del PRI hacia los verdes. Pues para eso sirven, como escudos para recibir los golpes si se piensa maquiavélicamente. Aun así, el PVEM mantiene los 8 puntos que le son suficientes para mantenerse vivo.
Lo que llama la atención es la intención del voto a favor de MORENA. Es indudable que éste se debe en gran parte al mediano o poco capital político que le queda a López Obrador. La división en la izquierda mexicana ha permitido, por un lado, la pérdida de intención del voto hacia el PRD, y el ascenso, por el otro, de MORENA. Tanto es así que en la conclusión de las campañas, podría verse un empate técnico en la tercera fuerza política nacional.
Habrá que seguir muy de cerca el fenómeno político que se dará luego del 7 de junio en el Distrito Federal, puesto que es ahí donde mayor fuerza tiene el PRD y MORENA. Según la encuesta de El Financiero-Parametría, el PRD lleva 8 puntos de ventaja sobre MORENA, mientras que el PAN no deja de ser tercera fuerza. De esa manera, el PRD tiene 26% de las preferencias, MORENA 18% y el PAN con 17%. En cuarto sitio está el PRI con 16%. Sin duda que el cuasi monopolio en las delegaciones que tiene el PRD actualmente, sufrirá un cambio y corre riesgo de perder su hegemonía. Podría estarse viviendo una transición de poder que estaría disputada entre ambos partidos de izquierda. Habrá que esperar el resultado en las 16 jefaturas delegacionales y las 66 diputaciones (40 de mayoría y 26 de representación proporcional) de la Asamblea Legislativa.
Sin embargo, las tenencias parecen indicar que MORENA será el gran ganador en la Ciudad de México. No sólo se posicionó como la segunda fuerza en las preferencias sino que es el partido con el menor porcentaje de rechazo entre el electorado, con apenas 7%. El más rechazado es el PRI (34%), seguido del PRD (14%) y el PAN (13%).
Si a ello le agregamos que casi 6 de cada 10 capitalinos opina que el Distrito Federal no va por buen camino, la oportunidad mediática está a favor de los morenos.
A nivel de diputaciones federales, el PRD también lleva la delantera en la capital del país con 26% de las preferencias, pero seguido nuevamente de cerca por MORENA con 18%. Atrás están el PAN con 17% y el PRI con 15%. Todo ello apunta a que, si este nuevo partido logra atraer la atención, podría seriamente hablarse de disputar la tercera fuerza política nacional. Sin embargo, habrá que esperar a los resultados para la asignación de legisladores por la vía plurinominal, que es donde tanto el PAN y el PRD esperan obtener buenos números.
El tintero.
Los candidatos hacen de todo un poco y gustan de prometer puentes donde no hay ríos, pero son muy herméticos al tener que abrir sus declaraciones patrimoniales, de intereses, fiscal así como su perfil curricular. La iniciativa lanzada por el IMCO, Candidato transparente, apenas y ha tenido respuesta: de los 68 candidatos a Gobernador que hay, sólo 7 han participado; de los 500 candidatos a alcaldías en todo el país, solo 24 han respondido, de los cuales 8 son de jefaturas delegacionales en el DF; sobre los diputados federales, de los 2,600 candidatos de mayoría, sólo 30 cumplieron con participar. Finalmente, de los candidatos de representación proporcional, de los 1,850 únicamente 3 dieron información. Así de transparentes son.