Ha corrido mucha agua por debajo de los puentes del Estado de México, desde el primer debate.

Antes de iniciar el segundo, la mayoría de las encuestas ubicaban a Alfredo del Mazo, del PRI, y a Delfina Gómez, con la bandera de MORENA, en un empate técnico, seguidos por Josefina Vázquez Mota que mostraba un segundo empate técnico por el tercer lugar con Juan Zepeda del PRD.

Los temas para este segundo encuentro fueron definidos:

Economía y empleo, Desarrollo Sustentable y Salud y Educación.

La réferi fue la internacionalista Rina Mussali, coordinadora y conductora del Canal del Congreso y del Canal Iberoamericano.

Y sonó la campana.

Me voy a referir, por cuestiones de tiempo, solamente a los 4 candidatos que llevan la delantera y no mencionaré a los otros dos que formaban el chorus line.

De acuerdo a los expertos, es muy difícil profundizar en los temas cuando participan seis personas, y menos en un formato tan rígido y aburrido.

¿Cómo se veían?

Josefina Vázquez, igual que siempre, sobria, elegante, sin ostentación.

Alfredo del Mazo lucía delgado, pálido, demacrado, cansado y con aspecto de zombie.

Delfina, tratando de vender su imagen de maestra humilde, tanto en su aspecto como en su lenguaje, terminó presumiendo que no es una simple maestrita sino que tiene dos maestrías.

Juan Zepeda se presentó sin corbata y fue el menos solemne de los cuatro, hablando en lenguaje coloquial y aparentando una gran seguridad en sí mismo.

Pero, ¿qué dijeron?

Josefina cambió el objetivo de sus ataques del primer debate y se le fue a la yugular al PRI y a Alfredo del Mazo.

Le exigió responder con certeza jurídica a su propuesta de crear empleos y le recordó que se fueron del Estado 40 mil empresas por la inseguridad, la corrupción y el cobro de derecho de piso.

La panista propuso un plan de desarrollo integral que incluyera a todas las fuerzas políticas. Reiteró su apoyo a la educación y volvió a acusar al PRI de sus vínculos con la empresa OHL. Invitó a los electores a sacar al PRI del Estado de México.

Alfredo del Mazo atacó a Delfina, resaltando su falta de experiencia. No respondió a los ataques y utilizó su tiempo para dar cifras sobre la economía, los empleos y la inversión extranjera. Ofreció la creación de empleos cerca de la casa. Propuso un desarrollo urbano ordenado y la ampliación de las redes de transporte.

Dijo también que el nuevo aeropuerto generaría 450 mil empleos y aprovechó para recordar que MORENA quería eliminarlo.

Propuso construir 11 universidades y duplicar el número de becas y de hospitales.

Terminó coincidiendo con Josefina en que con la salud no se juega.

Delfina, por su parte, se fue también contra el PRI que, en las encuestas, es su más cercano rival y respondió que, en efecto, no tenía la experiencia priista, para robar y para mentir.

Propuso cuatro programas completos, el impulso al campo, el apoyo a los jóvenes, a los pequeños empresarios y el fin de la corrupción.

Recordó que el PRI había convertido al Estado de México en el mayor basurero del país y aseguró que ningún joven se quedaría sin educación.

Y ya para terminar, aseguró que en el Estado de México sólo había dos sopas: la corrupción o la esperanza.

El perredista Juan Zepeda afirmó estar en tercer lugar, muy cerca de Delfina, y que la elección será una carrera parejera entre él y Del Mazo.

Ante la promesa de los otros candidatos de generar empleos, les recordó que no es el gobierno quien los genera, sino los empresarios y que la labor del próximo gobernador será apoyarlos, garantizar su seguridad y facilitar la movilidad.

Propuso también una agenda de desarrollo sustentable, utilizando las propuestas de todos los demás.

Y terminó respondiendo a la propuesta y ultimátum que les dio López Obrador, con un rotundo NO.

Sólo queda responder tres preguntas:

¿Quién ganó el debate?

Jamás pensé decir esto, pero desde mi punto de vista el debate lo ganó Juan Zepeda, del PRD. Con un lenguaje coloquial, un semblante menos acartonado que los demás, tranquilo, casi contento, presentó sus propuestas, respondió a las agresiones y atacó despiadadamente a los contendientes.

¿Quién tuvo el peor desempeño?

Espero que no me manden a la hoguera, pero mi opinión es que el peor desempeño lo tuvo el priista Alfredo del Mazo, que permitió que lo golpearan los otros tres y que se mostró solemne y aburrido.

¿Fue útil el debate para los electores?

A pesar de que no fue un debate, sino una presentación de frases de campaña, el hecho de que los ciudadanos conozcan las diferentes opciones que tienen, siempre será mejor que acudir con los ojos vendados y conducidos de la mano por estrategias de marketing político, que tan bien conocemos los mexicanos.

Sólo queda esperar.