La semana que nos antecedió estuvo enmarcada por tres notas que llaman la atención: la primera respecto a la viralización de la historia de una mujer brasileña, quien besó en pleno juicio a su agresor, acusado de haberle dado cinco disparos a la joven luego de una discusión en la calle. La segunda respecto a las condiciones “muy culeras” en las que se encuentra el equipo femenil de futbol de las Rayadas de Monterrey; y la tercera sobre los ocho planteles de la UNAM que continúan en huelga. Todas, relacionadas con la violencia hacia las mujeres.
Sobre el primer caso en donde la víctima disculpa a su agresor después de violentarla o agredirla al punto de poner en riesgo hasta la propia vida, es necesario abordar el tema desde una perspectiva psicoanalítica y sociocultural. No puede compararse con el síndrome de Estocolmo como fue viralizado al no se tratarse de un secuestro, sino de una pareja con la que se convive de manera frecuente y cuya educación patriarcal nos culpa y nos describe como las “provocadoras” de la conducta agresiva de los hombres.
Nos han hecho creer que con “amor” podemos cambiar a una persona y antes de nuestra integridad y la de nuestros hijos e hijas se encuentra el privilegiar la “unión familiar o marital”. En parte la iglesia, en parte un Estado machista cómplice y protector de los violentos, han perpetrado ese sistema y por ende, disolver aprendizajes tan enraizados resulta lento. Necesitamos más conciencia social sobre lo que propone, exige y grita el feminismo.
Por otro lado, la discriminación laboral hacia las mujeres que deciden incursionar en ámbitos “reservados” únicamente para hombres, es un tema pendiente en nuestro país. Las jóvenes integrantes de la Liga Mx Femenil, no reciben el mismo trato económico, de promoción ni de facilidades para su desarrollo profesional que los hombres que integran las mismas ligas en todos los equipos. Si los directores son hombres sin perspectiva de género, la circunstancia no cambiará. Se tiene que legislar al respecto. Si tenemos paridad en el congreso federal y en el Senado precisamente para hacer leyes con enfoque de género, toca a ellas generar el marco jurídico pero además las sanciones necesarias para garantizar la igualdad plena.
Sobre la huelga en la UNAM, las autoridades educativas han mostrado gran insensibilidad respecto a las peticiones válidas y necesarias de las compañeras estudiantes. ¿Qué piden? Erradicación de la violencia de género, castigo a los acosadores, mejora del servicio médico y seguridad. ¿No parece justo el pliego petitorio en una institución en la que después del fallecimiento de Lesvy Berlín, muerta a manos de su novio en el interior de la universidad; del fallecimiento reciente de un alumno del CCH Azcapotzalco por negligencia médica en el plantel y las múltiples denuncias sin sanciones a profesores acosadores?
No es una huelga común. Es la lucha de un feminismo que busca condiciones de vida habitables para las mujeres. Tres casos resumidos en justicia con perspectiva de género.