En días pasados vi en la librería Porrúa del centro histórico un libro sobre Ricardo Flores Magón. Mi entusiasmo fue inmediato y además de comprar el libro, estuve a punto de dejar a un lado el que estaba leyendo en ese momento. No son muchos los libros que se pueden conseguir sobre Ricardo Flores Magón y fue una gran y grata sorpresa encontrar una reciente publicación sobre este enorme revolucionario y gran ser humano de nuestra historia.
Contuve las ganas de iniciar de inmediato la lectura del libro "El regreso del camarada Ricardo Flores Magón" de Claudio Lomnitz e inicié su lectura hace semana y media.
El libro parecía muy prometedor. Publicado por ediciones Era, con comentarios iniciales del autor sobre la dificultad de hacer una biografía de Ricardo Flores Magón y el planteamiento de construir en realidad un mosaico de las relaciones humanas y políticas que se dieron en torno a este gran revolucionario, inicié con entusiasmo la lectura.
Más interés me generó el ver de entrada en el citado libro el reconocimiento de que Ricardo Flores Magón era un revolucionario y no un precursor de la revolución de 1910. Muy extendida está la versión de Ricardo Flores Magón como precursor de la revolución y no como un actor central de la misma, por tanto que Lomnitz hiciese ese reconocimiento de entrada en el libro, lo perfilaba como un trabajo serio según mi parecer.
Sin embargo, la lectura del libro me fue generando un malestar creciente. Me daba la impresión de que con la intención de desacralizar la figura de Ricardo Flores Magón, el autor iba demoliendo sin sustento, varios de los hitos más importantes de la vida del revolucionario mexicano.
En varios momentos estuve tentado a dejar de lado la lectura del libro, pues si bien el autor no planteaba explícitamente que Ricardo Flores Magón era cobarde, homófobo, sectario y mezquino, las "anécdotas" basadas en los supuestos hechos históricos que citaba, llevaban obligadamente a esa conclusión. Con una ligereza impresionante descalificaba las memorias de Enrique Flores Magón recuperadas en el libro "Combatimos la tiranía" de Kaplan, y en cambio daba validez a supuestos testimonios recuperados de oídas -sin ningún fundamento- que descalificaban, como ya dije, muchos hitos centrales de la vida de ambos revolucionarios mexicanos.
Casi cualquier revolucionario que participó en el Partido Liberal Mexicano aparecía a los ojos de Lomnitz como superior a Ricardo Flores Magón, pero mi irritación llegó el máximo cuando en la página 396 me encontré con esta cita: "El gobierno de Díaz estaba, por supuesto, preparado para el levantamiento, y el movimiento antirreeleccionista fue asfixiado en la cuna a lo largo de todas las ciudades del país, comenzando por la masacre de Aquiles Serdán y su familia en la ciudad de Puebla, el mismo 20 de noviembre".
Más allá de lo discutible de esta afirmación, me pregunto: ¿Cómo es posible que un supuesto historiador que está revisando el periodo del inicio de la revolución mexicana desconozca los datos puntuales del asesinato de Aquiles Serdán y su familia que son un hecho emblemático del inicio de este movimiento armado?
El asalto a la casa de los hermanos Serdán en Puebla se dio el 18 de noviembre de 1910 y el asesinato de Aquiles Serdán la madrugada del 19 de noviembre y no el 20 de noviembre como asevera Lomnitz.
No es un asunto menor, pues el asesinato de la familia Serdán es emblemático y hay historiadores que lo consideran un detonador central de la indignación popular que llevó finalmente al éxito del levantamiento armado de 1910, logrando derrocar la larga dictadura de Porfirio Díaz.
Así que, al continuar la lectura y encontrarme con aseveraciones que prácticamente calificaban de mezquino, sectario y celoso a Ricardo Flores Magón sobre los éxitos de Francisco I. Madero y sobre las diferencias con Lázaro Gutiérrez de Lara, así como con Antonio I. Villarreal con Antonio Díaz Soto y Gama, con Paulino Martínez con Juan y Manuel Sarabia, con Camilo Arriaga y con el propio Jesús Flores Magón inclusive, el libro me hartó.
Ya no pude pasar de la página 417, mucha oportunidad le había dado, mi paciencia no era suficiente para llegar a la página 685.
El autor hace trampa desde el título, ya que "El regreso del camarada Ricardo Flores Magón" te hace pensar en una biografía. No lo es y el propio autor lo asume en la introducción y sus primeros capítulos. Tampoco es una recuperación del pensamiento de Ricardo Flores Magón y menos aún muestra "el regreso del camarada". Es en cambio, un libro plagado de denuestos, imprecisiones históricas y de libertades majaderas que el autor se toma y con las cuales busca enlodar la memoria y la aportación a nuestra patria de este enorme revolucionario.
No es un libro burdo, alguien que se acerque de buena fe y con poco conocimiento de nuestra historia, puede dejarse llevar por las versiones de este tergiversador de la historia de Ricardo Flores Magón.
Ya me extrañaba que hubieran puesto al día una biografía de tan extraordinario mexicano. Ricardo Flores Magón e Ignacio Ramírez "El Nigromante", son dos montañas de nuestra historia que han sido olvidados, relegados, tergiversados y satanizados. Sus libros son prácticamente imposibles de conseguir. Desde hace muchas décadas no se han reeditado las obras del "Nigromante", ni trabajos tan importantes como los de Ethel Duffy Turner o Kaplan sobre Flores Magón. Difícilmente se consiguen ya en librerías de viejo y si se encuentran, sus precios son regularmente elevados.
Así que para un mejor acercamiento a Ricardo Flores Magón sigo recomendando "Combatimos la tiranía " de Samuel Kaplan y, "Ricardo Flores Magón" de Ethel Duffy Turner, además de la recopilación de "Regeneración" que hizo CONACULTA y de los varios libros con cartas, textos, cuentos y obras de teatro escritos por el mismo Ricardo Flores Magón. Una vez que hayan revisado esta bibliografía, si tienen estómago y el alto importe del costo de este trabajo, pueden leer el libelo de Lomnitz.
"El pueblo tiene derecho a vivir y a ser feliz".
Gerardo Fernandez Noroña.
México D.F. a 21 de mayo de 2016.