Existen un gran número de limitaciones cognitivas que pueden afectar el aprendizaje y la adaptación social de quien la padece. Este es el caso de la dislexia, un problema del aprendizaje donde existe una disparidad entre lo que se lee y lo que se aprende. Como muchas enfermedades de este tipo, es de suma importancia realizar un diagnóstico a tiempo para implementar las medidas que ayuden a mejorar los mecanismos de aprendizaje.
El día 8 de noviembre se instauró como el día de la dislexia, para destacar la importancia del problema, ya que principalmente aqueja a niños y jóvenes que se encuentran en edad escolar. Se considera que la prevalencia de la dislexia depende del idioma que se hable y de la cultura. En niños y jóvenes que hablan español se ha identificado que la prevalencia va entre el 5 y 12%. Los problemas de lectura son los más frecuentes y de no atenderse traspasan a la vida adulta, con el consecuente problema de aprendizaje. No se ha estudiado con precisión, pero se calcula que la prevalencia de dislexia en la edad adulta puede ser del 4%.
Pero ¿qué es la dislexia? En términos muy generales, corresponde a un problema en el reconocimiento de las palabras escritas, lo que dificulta la lectura fluida de textos. También existen problemas consistentes con la ortografía y el razonamiento matemático. En otras palabras, quien la padece tiende a leer de forma “tropezada”, con múltiples pausas y dificultades en la comprensión del mensaje escrito. Los científicos expertos en el tema han observado que los pacientes tienden a evitar las lecturas, lo que a su vez dificulta el enriquecimiento de su vocabulario y hace que la diferencia entre ellos y la población promedio sea cada vez más grande. Cuando el niño o joven tiene que leer textos de mayor complejidad, se evidencian aun más sus limitaciones, lo que influye directamente en un abandono escolar.
Como es de suponerse, el escenario social al que se enfrenta alguien que padece dislexia es muy adverso, la presión emocional es alta generando estrés, ansiedad o hasta llegando a desarrollar depresión, además de contar con una baja autoestima. Otro aspecto de gran importancia es que los expertos han establecido que en la dislexia existe un componente hereditario, por lo que no es raro que el problema se vea encubierto en el entorno familiar.
Las causas de la dislexia son múltiples, sin embargo, existe un sustrato neurológico y psicológico. La corteza cerebral (área de Broca) es donde se encuentran las neuronas que nos permiten realizar una lectura silenciosa y nombrar las palabras para su futura comprensión. Por lo que al deteriorarse su funcionamiento existe una dificultad para comprender las palabras habladas y relacionarlas con su correspondiente representación escrita. En este contexto, no se trata de un problema de conducta o mala disposición del niño para aprender, se trata de un problema de origen neurológico que debe de ser atendido por un grupo de especialistas que desarrollen un programa oportuno y adecuado de estimulación y terapia. Limitar por cualquier causa el aprendizaje de los niños y jóvenes es condenarlos al fracaso intelectual. Una sociedad siempre debe de brindar las mejores oportunidades de educación y desarrollo, por lo que identificar la mayoría de los problemas que estén relacionados, son tareas obligadas a resolver.