La aparición del síndrome respiratorio agudo severo Coronavirus-2 (SARS-CoV-2) en diciembre de 2019, ha infectado hasta hoy a más de 95 millones de personas en el mundo y ha cobrado la vida a más de 2 millones de individuos en todo el planeta. En contraste, esta pandemia también se está convirtiendo en un lucrativo negocio para los grandes laboratorios internacionales que desarrollan las vacunas para inmunizar a la población del Covid-19.
La industria farmacéutica en el mundo es uno de los negocios más lucrativos, donde las grandes transnacionales dominan el mercado dada la alta inversión que se necesita para la investigación y el tiempo para producir y patentar un medicamento. Cálculos de la misma industria, hablan de que para producir un medicamento o vacuna se requiere de por lo menos 600 millones de dólares y 10 años de investigación, siendo los márgenes de utilidad muy altas.
La situación de emergencia como la planteada por el nuevo Coronavirus, aunada al uso de nuevas tecnologías y descubrimientos previos, el tiempo inicialmente requerido para la elaboración de vacunas para combatir este virus por parte de los monopolios farmacéuticos, pudo abatirse a menos de un año, y poder desarrollar el fármaco que ya se utiliza en muchas partes del mundo.
La poderosa industria farmacéutica está concentrada en un puñado de empresas de países altamente desarrollados y que monopolizan más del 85 por ciento del valor de la producción mundial de fármacos, en buena parte protegido por un sistema de patentes totalmente injusto, arbitrario y fuera de control, que generó hasta antes de la pandemia de Covid-19 utilidades superiores a los 446 mil millones de dólares anuales.
El premio Nobel de medicina de 1993, Richard J. Roberts, en entrevista para la revista Autogestión, en mayo del 2008, manifestó que “el verdadero interés de las empresas farmacéuticas no es la producción de medicamentos para curar enfermedades, ya que no son rentables y por eso no son desarrollados, éstas, en cambio, sí desarrollan “medicamentos cronificadores que sean consumidos de forma serializada.”
Los principales fabricantes de Estados Unidos y Europa de los antídotos contra el Covid-19 durante 2020, 2021 y 2022 habrán sumado alrededor de 48 mil millones a su facturación, según los cálculos del diario español el País con el consenso de mercado recogido por Bloomberg.
Según el periódico hispano solo Moderna, Novavax, BioNTech y CureVac sumarán 24 mil millones de ingresos en tres años y estas cuatro empresas dejarán las pérdidas para ganar 12 mil millones en los años 2021 y 2022.
Los laboratorios farmacéuticos Johnson & Johnson, Pfizer GSK, Sanofi, AstraZeneca, que han desarrollado vacunas contra el virus del SARS-CoV-2 también tendrán ganancias espectaculares con el desarrollo de estos antídotos.
La empresa alemana BioNTech asociada con Pfizer calcula que llegara a facturar 5 mil millones de euros este año ya que su vacuna fue la primera en estar lista para iniciar la vacunación de personas en varios países como Estados Unidos, Gran Bretaña, México entre otros.
Las farmacéuticas chinas también estarán haciendo un gran negocio con el desarrollo de vacunas para inmunizar a la población frente al Coronavirus.
El gobierno chino empezó desde el 15 de enero de este año a vacunar contra el Covid-19 a 50 millones de personas de grupos de alta prioridad para las vacaciones del Año Nuevo lunar, que empiezan el próximo 12 de febrero, con el objetivo de prevenir rebrotes durante la mayor migración interna del mundo que se produce cada año en esas fechas.
La solución preventiva para frenar la expansión de la pandemia que se está usando en el país asiático ha sido desarrolladas por las farmacéuticas estatales Sinovac y Sinopharm y el Instituto de Productos Biológicos de Pekín.
Los Emiratos Árabes Unidos han sido el primer país en dar el visto bueno a una solución de inmunización china, contra el Coronavirus y es la investigada por Sinopharm.
Las vacunas que elabora China contra el coronavirus se han presentado como una opción para varios países de Latinoamérica. Brasil, México, Chile y Perú son algunos de los países que prueban vacunas provenientes de ese país.
El laboratorio CanSino, en asociación con el Instituto de Biología de la Academia de Ciencias Médicas Militares de China, ha desarrollado una vacuna de una dosis que se basa en un vector, un virus de resfrío llamado Ad5.
El pasado mes de diciembre México firmó un acuerdo con la farmacéutica china CanSino Biologics para adquirir 35 millones de dosis de su vacuna contra el Covid-19,
Hay que recordar que cerca del 80 por ciento de los principios activos con los que se fabrican los medicamentos en todo el mundo se exportan de fábricas en China e India. La férrea cuarentena que las autoridades chinas impusieron en el país en los primeros meses del 2020 paralizó la producción de numerosas fábricas durante semanas, con lo que se afectó la cadena de suministro de la industria farmacéutica a nivel global, por lo que hubo escasez y desabasto de medicamentos en muchas partes del mundo.
Las farmacéuticas chinas también harán un gran negocio con las vacunas desarrolladas en sus laboratorios para inmunizar a las personas contra el Coronavirus.
Las vacunas desarrolladas por los monopolios farmacéuticos internacionales para inmunizar a la población del mundo tendrán que seguir usándose por mucho tiempo y seguirá siendo un gran negocio para estos corporativos.
Hace tres décadas México contaba con un sistema de inmunología robusto que no solo abastecía a los mexicanos de todos inmunizadores recomendados por la Unicef, sino que exportaba a 15 naciones, pero ahora el país ha perdido soberanía en ese campo y dependerá de las vacunas de los monopolios internacionales para poder frenar la pandemia de Coronavirus.
El Gobierno de la Cuarta Transformación tendrá que desarrollar una industria farmacéutica propia y quitar la dependencia en este ramo.