La engañosa diferencia entre gobernantes y gobernados se hace evidente cuando los gobernantes pretenden compararse con sus gobernados, en un engañoso juego de palabras, vemos a quienes gobiernan, colocarse cómodamente en la posición de ciudadanos e igualándose con ellos pretenden arrogarse los derechos de sus gobernados, llamando a la compasión popular, conmoviéndole, para desde la cúpula del poder nos recuerdan que también tienen derechos.

Es evidente que para ser gobernante, es requisito primero ser ciudadano, ello hace obvio comprender, que gozan de los derechos de todos los ciudadanos pero a diferencia de ellos, gozan también de todos los privilegios del poder, tienen a su disposición todo el aparato del Estado, mismo que les otorga discrecionalidad, por más que quieran disimularlo, o pretendan convencernos de que no hacen uso de ello, está siempre a su disposición la fuerza, el hecho de que lo usen esporádicamente cuando les conviene, no significa que no dispongan de toda la fuerza de la administración pública.

Resulta chocante  escuchar a un político argumentar en su favor, cuando se ve acorralado por los cuestionamientos de su pueblo o de periodistas, contestar, que tengo derecho a guardar silencio, tengo derecho de réplica, también tengo derecho a defenderme, asumiendo la cómoda posición vulnerable de un ciudadano común cuando cínicamente no es así.

Las diferencias entre gobernantes y gobernados son: el gobernado por contar con el poder del Estado tiene una fuerza superior al ciudadano; tienen obligaciones derivadas de su encargo, como no guardar silencio, su obligación es responder siempre y a todos los cuestionamientos que se le hagan incluso aquellos que se refieran a su vida privada, cuando se sospeche que hacen uso de su poder para beneficiarse o beneficiar a sus familiares; hay funcionarios a los que se les pagan viajes (viáticos) pero por su rango al llegar a algún lugar las autoridades del sitio absorben todos sus gastos de transporte y alimentos y sus viáticos se los embolsan íntegros y de eso no pagan impuestos, ni los declaran, a sus trabajadores les pagan menos que lo que les corresponde para no cotizar más alto y robarles su pensión a la hora de retirarse, eso es corrupción, hay casos de burócratas que trabajaron toda su vida en periodos por honorarios, otras cotizando muy poco para que no alcancen préstamos altos para casa y cuando se jubilan les toman en cuenta lo que cotizaron sin considerar bonos ni compensaciones y de eso no habla nadie porque se dan cuenta solo cuando se van a jubilar, es robo, fraude y corrupción.

Los gobernados tienen que pagar impuestos, absorber todos sus gastos, pagar sus coches, renta, luz, teléfono, todos sus gastos, boletos de avión, gasolina, o ustedes creen que hay algún secretario ¿que pague su gasolina?

Para el gobernado no hay ninguna consideración y así dicen todavía los gobernantes que tienen los mismos derechos de los gobernados.

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@EduardoSadot