Con el nombramiento del Rector Graue, sorprendentemente y contra todo pronóstico, hasta el momento se acreditó la actitud del Presidente Obrador de respetar a la UNAM y su autonomía. Es algo destacable, y de reconocerle al gobierno, porque garantiza el desarrollo y evolución de nuestra máxima casa de estudios.

El martes pasado la Junta de gobierno de la UNAM nombró al Doctor Enrique Graue Wiechers, Rector para los próximos cuatro años, luego de una abundante y escrupulosa auscultación entre la comunidad universitaria, el rector rindió protesta en la antigua escuela de Medicina, rodeado de universitarios, algunos en funciones de alto nivel en el gobierno federal.

Entre las líneas de su discurso, extraigo algo que dibuja fielmente los tiempos de inseguridad que nos ha tocado vivir, y a la que la UNAM y su comunidad no se sustraen.

El Rector Enrique Graue en un discurso breve, sólido y sensible, sin desperdicio destacó: 

“La inseguridad es un tema recurrente en la Universidad. Y en forma muy sentida la percibe el alumnado. Son ellas y ellos quienes están más expuestos a la violencia que sufre el país y que periódicamente se manifiesta en nuestras instalaciones. Sus inquietudes y las de toda la comunidad deben ser atendidas e incorporadas en los comités locales de seguridad para poderles dar una adecuada solución y respuesta. Los grupos violentos y delincuenciales que se infiltran en nuestros planteles tienen que ser denunciados para que puedan ser investigados, sancionados y erradicados en forma ejemplar. Reafirmo la voluntad de la Rectoría para continuar articulando estrategias con las autoridades responsables de la seguridad e implementar todas las medidas necesarias a nuestro alcance para reforzarla”.

 

 

 

 

Sin duda, la comunidad suscribe las palabras de su Rector, que el tema de la seguridad sea objeto de su discurso, confirma que la UNAM es también un campo que refleja el sentir de un pueblo que sufre y ha sufrido durante muchos años, violencia y criminalidad.

Ahora el compromiso es responder a la convocatoria del Rector para avanzar en los proyectos académicos y financieros de la UNAM, en un escenario nacional que se vislumbra cada día más complicado.

El futuro de la UNAM, como el de otras instituciones de México no se avizora terso, hay muchos propósitos del actual gobierno donde la UNAM habrá de hacer valer sus argumentos con la fuerza de la inteligencia, el convencimiento y la razón.

Graue Wiechers ha dado muestras de ser un Hombre sensato, cauto y tolerante, cualidades tan necesarias en instituciones tan sensibles como la UNAM, sin duda la H. Junta de Gobierno logró un nombramiento acertado para su comunidad, lo menos que de ellos se esperaba en estos tiempos, pero hay que reconocer que no les fue una tarea fácil. También hay que mirar al futuro con visión preventiva y profesional, porque para el próximo relevo del rector coincidirá con las campañas de elecciones sexenales, la tarea del gobierno y de los universitarios es mantener una política preventiva en unidad y tolerancia que el país y la universidad necesitan. Es ahí precisamente ante ese escenario que requerirá de una disciplinada política de prevención, sin duda ese será el gran desafío del Rector, que ha demostrado que dialoga y convence, que sabe navegar con éxito, en aguas turbulentas.