¿Quién iba a asesinar a uno de los más grandes promotores de los Derechos Humanos de la Historia: Martin Luther King Jr., y además, ya condecorado con el Premio Nobel de la paz?

Analizando los sucesos históricos de esa época en Estados Unidos, donde la represión racial estaba en su máximo apogeo, Martin Luther King Jr. surgió como un profeta que llegó para cambiar a la humanidad, el que pudo, con su oratoria, y nombrando párrafos de los Salmos del Rey David, motivar a todo el Mundo, literalmente, y, quizá ahí está la respuesta a ésta enigmática pregunta con la que inicio el presente ensayo.

Sólo podía ser un hombre el que acabara con las injusticias raciales, sólo podía ser un profeta el encargado de esa misión, el que le devolviera la libertad a todos los pueblos estadounidenses, el que ganara el premio Nobel de la paz, por el bien de la Historia, de los libros, y de todas las calles y avenidas que se nombrarían con su nombre para la posteridad.

Pero surgió otro idealista a la par de Martin Luther King Jr., otro hombre con el que se debió haber dividido el prestigio y la fama por haber logrado intentar acabar con el racismo en Estados Unidos: Malcolm X, la X por no saber su verdadero apellido proveniente de Africa, se convirtió a musulmán y convenció a Muhammad Ali que también lo hiciera, y muy controversialmente, murió asesinado a balazos por miembros afroamericanos presuntamente de su misma congregación, el 21 de Febrero de 1965.

Malcolm X también quiso brillar como el héroe de la emancipación moderna, igual que Martin Luther King Jr., pero, repito, sólo uno podía brillar… históricamente hablando.

Y, sucedió, novelescamente, Martín Luther King Jr. también fue asesinado a balazos por afroamericanos el 4 de Abril de 1968, en Memphis, Tennessee, Estados Unidos, como lo compuso Bono del grupo U2 en su épica canción “En nombre del amor” (In the name of love), dedicada a su memoria, casualmente en la misma ciudad donde falleciera el Rey del Rock, Elvis Presley, 9 años después.

Quizá los asesinatos de Malcolm X y de Martín Luther King Jr.coincidieron en el móvil y no tuvieron nada que ver, o quizá, se trató de una venganza callejera sumamente complicada de entender, ya que ambos siempre predicaron y estuvieron a favor de la Libertad y la Justicia, y por ende, en contra de la venganza.

Nota cultural agregada: La película “Race” traducida al español como “El héroe de Berlín” sobre la vida del atleta afroamericano Jesse Owens, “el hombre más rápido de la Tierra”, ejemplifica espectacularmente el racismo irracional que existía en Estados Unidos antes de la época de Martin Luther King Jr.