Se respiraba en la atmósfera. Fue advertido por analistas. Ayer, el Fondo Monetario Internacional (FMI) lo confirmó.

México se hundirá este año en un hoyo más profundo que el anticipado hace apenas tres meses por el organismo internacional.

En abril el FMI pronosticó un desplome de 6.6% en la economía mexicana 2020.

Ahora –tres meses después- advierte que la contracción será de 10.5%.

 

IMPORTA DECIR POR QUÉ

Importa –y mucho- decir por qué.

¿A qué se debe el deterioro –de casi 3 puntos- en el pronóstico de caída de la actividad productiva en México en sólo tres meses?

Gran parte de la respuesta radica en la inacción fiscal: la decisión –de libre albedrío, consciente, razonada, defendida por el gobierno federal y el presidente- y por desgracia equivoca, de no apoyar con mayores recursos de gasto público a la planta productiva del país, frente a la brutal crisis económica que llegó de fuera.

Fue externa la crisis, sí, pero se acentuó aquí. Para el gobierno un apoyo es un FOBAPROA. Nada que ver. Pero con esta visión, se profundizó la caída.

Una actitud que va contra la corriente de la mayor parte de los gobiernos del mundo.

 

LO DICE EL FMI

Yolanda Barrera, de El Economista, entrevistó ayer a Gian María Milessi-Ferreti, la número dos del departamento de investigación del FMI, y le preguntó a qué se debe el desplome –tan drástico- previsto para México.

Dice Barrera.

“La respuesta fiscal poco agresiva que mantiene México para contrarrestar el confinamiento de las empresas explica parte del desplome del PIB de 10.5% en 2020.

“El pronóstico anterior, de -6.6% no captó el impacto de la fuerte propagación de la pandemia…ni la quiebra de empresas que sí estamos viendo ante programas fiscales poco agresivos.

“(Una política de estímulo fiscal más agresiva) será lo que ayude a la demanda y oferta pues permitirá mantener a las empresas en pie después de meses de pérdidas por el confinamiento”.

Claramente, la experta del FMI advierte la falla en la política del gobierno federal, y recomienda repararla.

 

LOS COSTOS DE NO CAMBIAR

La pregunta es: ¿Lo harán? ¿Recularán e implementarán un plan de apoyo más a trabajadores que a empresas? ¿Aplicarán una receta contra cíclica?

Sabemos que no. El presidente no ha cedido ni un centímetro en su postura. Las consecuencias están a la vista.

México vive hoy una crónica de una gravísima crisis anunciada.

Por cada punto que baje el PIB se ha estimado una desocupación en el mercado formal de 200 mil trabajadores.

Hace tres meses, con una caída prevista de casi 7%, habría alrededor de 1.4 millones de puestos de trabajo perdidos.

Ahora, con el augurio del FMI, podría escalar a 2 millones el número de mexicanos que se quedarán en la calle, sin sustento.

La estimación del CONEVAL de que habrá unos 9 millones de pobres en el año en curso, basada en una caída de 5%, se quedará corta. Serán más. Varios millones adicionales.

La pandemia de la inseguridad crecerá sin remedio con una economía desplomada, millones de mexicanos arrojados a la pobreza, y otros tantos millones al desempleo o subempleo, con niveles de vida disminuidos.

Los resultados del sesgo –histórico, sin precedente, producto de una concepción equívoca de la política económica frente a la crisis- están a la vista.

En las peores condiciones internas México enfrentará una economía mundial que caerá, según la estimación del FMI, un 4.9%, más que la proyección de 3% de hace tres meses.

Una atmósfera donde la pérdida de riqueza global, en 2020 y 2021, según el organismo internacional, escalará a 12 millones de millones de dólares, como consecuencia de la crisis, inédita desde la Gran Depresión.

Nunca en la historia de México, no hacer nada -abandonar a su suerte al sector productivo- había salido tan caro.

Ahí está el dato frío, que sacude.

En el concierto mundial de naciones de las que presentó datos ayer el FMI, México registrará en 2020 la tercer caída más aguda (-10.5%), después de España e Italia, con -12.8% ambos países.

Ni hablar. Así será porque la probabilidad de un cambio hacia la sensatez es cercana a 0.