A la luz de la investigación realizada por la Misión para la Determinación de los Hechos en Venezuela de Naciones Unidas, el régimen de Nicolás Maduro ha cometido y tolerado crímenes de lesa humanidad contra el pueblo venezolano. Tras el informe, el canciller Jorge Arreaza arremetió contra la organización internacional y la denunció de estar supeditada al gobierno de los Estados Unidos y a la “derecha internacional”.
El informe de Naciones Unidas ha puesto nuevamente en el centro del debate internacional el régimen autocrático y represor que impera en Venezuela. Desde los últimos años del chavismo, el país sudamericano ha sufrido inconmensurablemente los embates del gobierno tiránico iniciado por Chávez, y continuado por su sucesor, Nicolás Maduro.
Si bien el gobierno de López Obrador ha mantenido una sana distancia -término en boga - en relación con los hechos en Venezuela, derivado principalmente de la cautela y buen juicio político del canciller Marcelo Ebrard, algunos de Morena y de sus partidos satélites no han callado su abierto apoyo al régimen de Maduro. Entre ellos se encuentra -nuevamente- el diputado Gerardo Fernández Noroña, representante del IV Distrito Electoral Federal de la Ciudad de México.
El legislador Noroña ha apoyado públicamente, desde su curul en San Lázaro, el régimen del “compañero presidente” Maduro. Lo hizo sobradamente en el marco de la fracasada intentona de establecer un gobierno sustituto en Caracas en la persona de Juan Guaidó.
Sin embargo, el franco patrocinio a estos fracasados regímenes no es exclusividad del diputado Fernández Noroña, sino que se extiende a destacados miembros del PT y de Morena. Yeidckol Polevsky, figura prominente de su partido, no reserva su apoyo a los movimientos populistas de la pseudoizquierda latinoamericana. Ayer, en su cuenta de twitter, reiteró su simpatía al ex presidente de Bolivia, Evo Morales, a quien llamó “representante de la lucha de los pueblos originarios”. En este contexto, bien valdría recordar a la morenista que Morales promovió mañosamente la reforma de la Constitución boliviana, y traicionó la confianza de su pueblo tras la derrota en el referendo relacionado con su permanencia en el poder en La Paz.
Como he expresado, destacados personajes de la “nueva izquierda” mexicana, representada por la clase política surgida del PRI, abrazan abiertamente las corrientes populistas que han hundido a las naciones latinoamericanas; una izquierda irresponsable que no cree en la fuerza de la evidencia empírica, ni en indicadores ni en las opiniones de expertos, sea en materia económica, de salud pública o de seguridad. Estos individuos consideran que los hechos deben supeditarse a la ideología, misma si ésta es rancia y que flaco favor hace a sus gobernados.
Es este sentido, el informe de Naciones Unidas es devastador. La pregunta relevante que deberá eventualmente ser respondida es… ¿Hasta cuándo estos políticos mexicanos retirarán su apoyo público a regímenes perniciosos como el de Nicolás Maduro?