Hace algunas semanas escribí un artículo de opinión relacionado con el uso del llamado -lenguaje incluyente- en donde planteé la siguiente interrogante: “¿Qué pasaría si una convocatoria de beca utilizara el tan famoso lenguaje inclusivo, lenguaje incluyente o lenguaje no sexista en el sentido más estricto de la palabra con la intención de no invisibilizar a ninguna persona?”, sugiriendo una posible redacción de esta, tal y como se muestra a continuación:
“Antes de comenzar, me es importante aclarar que para evitar reproducir un lenguaje excluyente en la presente convocatoria de beca que invisibilice a todes aquelles que no se definan como personas cisgénero, con el uso de la “E” nombro y, por consiguiente, doto de existencia para que puedan ser visibilizados, visibilizadas y visibilizades a los/las/les compañeros/as/es aliados/as/es que no se autoperciben ni como hombres, ni como mujeres, ya que practican una identidad de género diferente a la heterosexual, la cual puede ser homosexual, lesbiana, bisexual, transexual, transexual femenina, transexual masculina, andrógina, neutrois, dos espíritus, neither, no-binaria, genderqueer, queer, género variante, género cuestionada, agénero, bigénero, género fluido, pangénero, transgénero, transgénero masculina, transgénero femenina, female to male, male to female, graysexual o gris-asexual, trasvesti, asexual, demisexual, lithsexual, sapiosexual, skoliosexual, polisexual, autosexual, pornosexual, antrosexual, pansexual, y las que puedan ir surgiendo conforme se vaya deconstruyendo el marco capitalista heteronormativo patriarcal opresor binario de género en el cual nos encontramos sometidos, sometidas y sometides actualmente. Asimismo, hago referencia a todos, todas y todes los/las/les que se autodefinen como personas intersexuales, o sea, aquellos, aquellas y aquelles que tengan una identidad sexual intermedia” (Ortega, 2020).
Cabe aclarar que, con el texto escrito anteriormente, únicamente estaba haciendo referencia a la introducción de dicha convocatoria, por lo que proseguí con la misma:
“A continuación, se enlistan los requisitos:
Ser mexicano, mexicana o mexicane.
Ser alumno, alumna o alumne regular.
Estar inscrito, inscrita o inscrite en por lo menos dos materias del plan de estudios actual.
Tener un promedio mínimo general de 8.0
Firma del tutor, la tutora o les tutores del alumno, la alumna o, si es el caso, les alumnes.
Acta de nacimiento (En caso de que el alumno, la alumna o les alumnes hayan cambiado de género en su acta de nacimiento, favor de presentar tanto la actual en la que se avale su nueva identidad de género como la pasada, en donde únicamente se especifique su sexo impuesto en su nacimiento). Para evitar futuras quejas o falsas acusaciones en el futuro, es muy importante aclarar que este requisito no pretende reproducir algún tipo de discriminación al solicitar al interesado, la interesada o les interesades con una identidad de género no binaria sus dos actas de nacimiento, ya que lo único que se hará es garantizar con la primera su reconocimiento jurídico de identidad ante el Registro de Población.
Credencial de estudiante (En caso de que el alumno, la alumna o les alumnes quiera(n) hacer valer su derecho a la identidad de género en su institución escolar, es necesario que redacte(n) y posteriormente presente(n) una carta al área de registro escolar, manifestando su nombre y su género con el cual se autoidentifica(n) para realizar el trámite de beca)
CURP
No recibir ningún otro apoyo económico por parte del gobierno” (Ortega, 2020).
Después de la satírica crítica publicada, recibí comentarios tanto a favor como en contra del uso de esta nueva forma de lenguaje, misma que busca subvertir la gramática del español para hacerla más inclusiva para todos (o todas, todxs, tod@s, todes o como usted se sienta más cómodo (o cómoda, cómodx, cómod@, cómode)). Pero esta idea de inclusión que cada día se esparce más en la prensa y en la academia va aún más allá, buscando incluso concientizar a la gente de la exclusión y violencia de la cual han sido víctimas los animales (¡¿Alguien puede pensar en los animales por un segundo?!). El caso de la organización por los derechos de los animales con base en los Estados Unidos, Personas por el Trato Ético de los Animales, mejor conocida como PETA, es el mejor ejemplo de esto.
Y es que, de acuerdo con esta, frases como “matar a dos pájaros de un tiro” o “agarrar el toro por los cuernos” fomentan la violencia y la explotación en contra de los animales. Observe su propuesta de deconstrucción a continuación:
Fuente: https://www.plumasdegolondrina.com/actualidad/peta-ofender-veganos/
Tal parece que, sin darnos cuenta, todos estos años hemos estado excluyendo y privando a los animales de sus derechos con el uso del lenguaje “anti-animal”. Lo maravilloso es que PETA vino a iluminarnos con su sabiduría para deconstruir nuestro lenguaje que violenta e invisibiliza a los pájaros/las pájaras/les pájares, las gallinas/les gallines/los gallos/les galles, los perros/las perras/les perres, los gatos/las gatas/les gates y a los toros/les tores. Ahora sólo queda esperar el tremendo decremento en los porcentajes de violencia y maltrato en contra de estos seres vivos por la revolucionaria propuesta de PETA. ¡Enhorabuena!
Gracias por su lectura.
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*El autor es licenciado en Sociología por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana y actual estudiante de la Maestría en Estudios Políticos y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México