Después del informe del presidente López Obrador y de confirmar al siguiente día en la mañanera que ya dijo, lo que dijo y que quien lo entiende es el pueblo y, los intelectuales y todos los que son sus adversarios no lo entienden, queda claro para los mexicanos que quieran entender y los que no también, en directa interpretación es claro que habrá dinero (prestado) para quien lo vaya a necesitar pero que no será mucho y tendrán que regresarlo.
El mensaje “urbe et orbis” del presidente López Obrador, es igual al que han aplicado otros gobiernos anteriores en México igual ante contingencias inesperadas como fue el caso del terremoto del 85, cuando las instituciones y el gobierno quedaron entonces rebasados.
Los gobiernos de los estados y el de la ciudad de México tendrán que habérselas con sus recursos e ingenio, los gobiernos de los municipios y las alcaldías también, de parte del gobierno federal, quedó claro que los recursos económicos y la partida presupuestal secreta de la presidencia de la república, será para lo que determine a su criterio el ejecutivo.
Pero no es un tema que deba preocupar, al contrario, ha llegado el momento de comprender que la tradicional creencia de que todo lo puede o lo resuelve papá gobierno, no debió ser así, ni seguiría siendo así.
Con toda la información difundida, los ciudadanos son responsables de contagiarse o no.
Ante la postura de la federación los gobiernos de los estados, municipios y alcaldías, deben tomar sus previsiones para hacer frente a la contingencia.
En escenarios de guerra en todo el mundo como en el caso de la primera y la segunda guerra mundiales las empresas se dedicaron a producir insumos de guerra, las fábricas cambiaron su vocación para modificar sus líneas de producción para hacer municiones, transporte y armamento ¡era la guerra! ¡Estaban en Guerra! Ahora no es una guerra, pero es una contingencia mundial con visos de guerra, como nunca se había tenido, y no se ve el ingenio empresarial para abastecer de insumos tan necesarios para el combate al COVID19. A empresas productoras de lavadoras, licuadoras o refrigeradores no se les ha ocurrido fabricar ventiladores, dónde están las empresas que pueden construir todo lo necesario en este momento y las demás relacionadas con el tema, dónde está el ingenio y solidaridad con la población.
Los gobernadores hacen a un lado posturas protagónicas para cumplir con su obligación frente a la sociedad que le eligió, si tienen la capacidad de usar los instrumentos jurídicos institucionales como la CONAGO para coordinar experiencias y esfuerzos. La actitud es y debe ser, resolver, dar respuestas, hacer las cosas a cualquier costo menos el costo de vidas humanas, en cuanto comiencen a caer los primeros muertos en masa, en cuanto la sociedad voltee los ojos a quienes teniendo la responsabilidad de protegerlos fueron omisos, pasada la contingencia, como en la guerra habrá un juicio social irrefrenable.
Cada segundo que pase, se volcará a favor o en contra, del juicio de la historia, los muertos no serán una estadística más, son y deben ser indicadores de eficiencia u omisión de los gobiernos. En eso tiene razón el presidente López Obrador, vamos a ver de qué estamos hechos. Y entonces las nuevas herramientas administrativas como las auditorías de gestión y desempeño, jugarán un papel determinante para el juicio de la historia.