Decíamos aquí hace apenas unos días que las expectativas de los agentes económicos son cruciales para prever el rumbo de la actividad productiva.
Dos sondeos –de Banxico y el INEGI- difundidos hoy arrojan poco lugar al optimismo sobre las perspectivas. Dibujan la atmósfera que flota en el ambiente, de una actividad económica declinante, con los impactos –temidos—en empleo y las quiebras de negocios.
En relación a la encuesta de Banxico, más allá de las expectativas sobre el dólar, donde se prevé una banda de estabilidad de alrededor de $23; y la inflación, prospectada también en no más de 3.4%; el núcleo de este sondeo levantado en abril entre 38 grupos de análisis y consultoría del sector privado nacional y extranjero es su óptica sobre el tema de momento: la profundidad de la caída esperada en la actividad económica:
Resumo los principales resultados.
PREVISIONES DE BANXICO
1.- Se espera una caída de 7.1% en la economía en 2020, el doble que la prevista para el mismo año hace un mes (-3.5%).
2.- El rebote en 2021 será ligero. Se prevé un repunte de apenas 2.1% del PIB el año entrante.
3.- Más allá, en el 2022 –en el cuarto año del sexenio- también hay pocos motivos para el optimismo. Se prevé un crecimiento económico de 2%. De modo que tras la recesión leve (no crecimiento) de 2019 en el primer año de gobierno; el desplome abrupto del año en curso que será el segundo de la administración; y la reactivación modestísima en 2021 y 2022 –el tercero y el cuarto-; para fines del cuarto año del sexenio el nivel de actividad económica sería aún menor con el que se inició.
4.- ¿Y el crecimiento esperado –promedio- de los siguientes diez años? Banxico lo preguntó. Interesante. Será de apenas 2% promedio anual. Así que nos esperaría – para todo fin práctico- una década perdida, con alzas en la actividad productiva muy cercanas al crecimiento de población; insuficientes para generar los empleos que requiere el país.
¿QUÉ IMPIDE EL CRECIMIENTO?
Importa -y mucho- entender las razones de las previsiones que dan poco pábulo al optimismo, según las repuestas de la encuesta de abril, del grupo de analistas consultados por Banxico.
1.- La principal limitante del crecimiento económico de México son las condiciones externas, según el 38% de las respuestas. Predominan aquí, con mucho, la debilidad del mercado externo y la economía mundial; y, en menor grado, el precio de exportación de petróleo – colapsado- y la inestabilidad financiera internacional. El factor externo arroja gran peso en la nómina de limitantes al crecimiento – obvio- por la contundencia de la recesión mundial que sobrevino con el coronavirus. La prueba es que en abril del año pasado apenas el 12% de los analistas consideraban los factores externos como impedimentos del crecimiento.
2.- Empero, en la lista de obstáculos al crecimiento, sorprende el peso que atribuyen a las condiciones económicas internas: 34%. Mucho. Y que haya crecido: era 26% hace un año. Son factores de casa. Sin relación con circunstancias externas, donde nada puede hacerse. Tome nota de dos: la incertidumbre sobre la situación económica interna, y la debilidad del mercado nacional. Tal incertidumbre se relaciona en amplia medida con la desconfianza en la política económica de la actual administración.
3.- Al preguntar a los analistas sobre los obstáculos al crecimiento económico, 12% respondió que factores relacionados con la gobernanza, destacando la incertidumbre en la política interna y los problemas de seguridad pública. Esta respuesta era del 48% hace un año. Ha ido en descenso. Quizá porque los expertos ya no tienen dudas sobre lo que le espera al país con el nuevo gobierno.
4.- Un factor que de acuerdo a la óptica de los analistas ha crecido en importancia como impedimento para el crecimiento económico son las finanzas públicas; la política de gasto público, que se elevó con rapidez de 5% en la encuesta de marzo a 12% en la última de abril. Reflejo sin duda del deseo de los especialistas, de un gasto público más activo - una estrategia anticíclica de contención de la crisis- ante el tamaño del desafío económico.
CONFIANZA MINADA SEGÚN EL INEGI
El INEGI informó también hoy sobre estadísticas que apuntan en el mismo sentido, de una menor confianza en la economía.
1.- Reportó que el indicador de pedidos manufactureros, según las cifras de abril de 2020, cayó en 9.7 puntos en este cuarto mes del año respecto a marzo, acumulando tres bajas consecutivas.
2.- Informó también que el indicador de Confianza Empresarial Manufacturero, basado en encuestas, declinó en abril 6.2 puntos respecto a marzo, ubicándose por seis meses consecutivos debajo del nivel del umbral de 50 puntos. Declinaron todos los indicadores integrados en este índice, a saber: el momento adecuado para invertir, la situación económica presente del país, la situación económica futura del país, la situación económica presente de las empresas, y la situación económica futura de las empresas.
3.-Y dio a conocer, igualmente, la medición de expectativas empresariales, basada en la Encuesta Mensual de Opinión Empresarial del Sector Manufacturero, que encontró en abril declinaciones en todos los rubros sobre los que pregunta. Destacando -por sus caídas- las bajas en relación a marzo en los pronósticos de producción (- 10.4 puntos), capacidad de planta utilizada (-8 puntos), exportaciones previstas (- 9.3 puntos) y demanda nacional de los productos (- 6.5 puntos), revelador del ánimo declinante en este sector manufacturero, puntal de la industria.
CONCLUSIONES
No hay duda que los dos sondeos - de Banxico y el INEGI- avizoran expectativas pesimistas sobre la economía.
No sorprende el vaticinio de una baja de 7.1% de la economía en 2020. Después de todo, va a tono con otras previsiones. Credit Suisse pronostica un desplome mayo, de 9.6%. Pero sí la perspectiva de una lentísima recuperación los siguientes dos años. Los analistas prevén un rebote de apenas 2% en 2021 y 2022, lo que significa que la actividad económica a fin del cuarto año de gobierno se ubicaría a un nivel aún menor al de inicio de la gestión de López Obrador. Cero crecimientos en cuatro años, o incluso decrecimiento.
Más aún, de cumplirse la previsión de un alza promedio del PIB de sólo 2% en la siguiente década, arrojaría -desde ahora- una perspectiva de muy pobres resultados en el tema clave del crecimiento económico en este sexenio.
Parte de ese deterioro en les expectativas es inevitable, producto de una tormenta que viene de fuera. Así lo visualizan los economistas en la encuesta de Banxico, cuando ante la pregunta de que impide el crecimiento del país, un 38% dijo que obedece a circunstancias externas.
Empero, un 34% opinó que se debe a factores internos – muy alto- relacionados con la incertidumbre. Y 12% lo atribuyó a la negativa del gobierno a elevar el gasto, fenómenos -ambos- relacionados con la desconfianza de los expertos en las políticas de la actual administración.
Ahí si hay márgenes de maniobra. ¿Habrá cambios aquí? No se ven en el horizonte. Ante tal rigidez en la visión de la política económica de casa, casi seguro que la economía se desplomará 10% o más.