Muchas veces me he encontrado solo en un restaurante, esperando una cita, matando el tiempo o simplemente tomándome un helado preguntándome qué es el emprender, pero más aún, qué es emprender en México.
Muchas voces, principalmente del gremio de legisladores, creen que es el autoempleo. Sin embargo hay un sesgo abismal en esta visión, el emprendedor no es un changarrero, ya que la actividad de emprendimiento va más allá del vender para sobrevivir e involucra una estructura, una estrategia, planeación y un orden dentro del propio caos que es el emprender.[1]
Un emprendimiento, además de tener una estructura, debe tener un componente de innovación, sea cual sea su giro, ya sea que la innovación recaiga, de forma obvia, en su producto, o en formas menos sutiles como su cadena de suministro, su estrategia de logística, su plan de negocios o sus esquemas de ventas. Este componente de innovación, es el elemento diferenciador entre ser un administrador de un negocio tradicional y un emprendedor. Y no puede ser mejor expresado, que por la definición del profesor Howard Stevenson, padre del emprendimiento en Harvard Business School: "El emprendimiento es la persecución de la oportunidad más allá de los recursos controlados."
Si, por otro lado, queremos definir qué es un emprendimiento desde un ángulo más teórico y económico e ir más allá del vocablo francés "entrepreneur", que de paso sea dicho, emprendedor en el estricto sentido de la palabra no es lo mismo que entrepreneur, ya que en el inexorable afán de tropicalización y castellanización de términos, modelos y costumbres que tiene la sociedad y la cultura hispana, se pierde en la traducción de una voz francesa, el sentido económico en el que se funda esta actividad, la cual es definida económicamente por Joseph Schumpeter e involucra "un halo de destrucción creativa" para reemplazar la oferta de los mercados[2], es decir, que el emprendedor será aquel que con una fuerza disruptiva a base de tecnología, la cual sustente la generación de valor, sustituya la oferta en los mercados, así el costo sea el de devaluar o destituir el valor de la empresas antes establecidas. Un concepto derivado de la interpretación de Schumpeter de la teoría del valor de Marx.
Por otro lado, se encuentran los emprendimientos de base tecnológica o mal llamados startups. Ya que una startup es una empresa que apenas arranca, sin embargo en el argot del mundo emprendedor, se le denomina así a los emprendimientos cuyo diferenciador es un elemento tecnológico.
Este elemento tecnológico puede clasificar al emprendimiento según la cantidad de valor generado (ligado al grado de disrupción), o de forma más sencilla, según al sector que pertenece.
-Materias primas (nuevos materiales) -sector primario
-Bienes de capital - sector secundario
-Productos de consumo
-Servicios - sector terciario
En el caso de México, dada la política general de tercerización de la economía, surge un boom de emprendimiento enfocado a aplicaciones y servicios (específicamente apps enfocadas a servicios). Así, los apoyos federales, buscan cubrir este sector del emprendimiento, dejando un poco de lado los emprendimientos que pueden generar valor. Por esta razón, no ha habido un emprendimiento mexicano que llegue a ser catalogado como unicornio y que además pueda poner en riesgo el status que de los gigantes de la industria.
Hoy en día está de moda emprender, la palabra emprendedor está en boca de todos, pero a veces es más un tema en que, a falta de oportunidades, la gente comienza a auto emplearse más que a convertirse en emprendedores.
[1] Collis, David, “Lean Strategy”, Harvard Business Review, marzo 2016, 62 – 68.
[2] Schumpeter, Joseph, “Business Cycles”, (Nueva York: McGrawHill, 1989) 84 - 103