“Forbes publica la lista de las personas más ricas del mundo, no el ranking de los mejores empresarios, los más innovadores o los que más aportan a la sociedad”, dice Verónica Malo Guzmán en su artículo sabatino de El Heraldo de México.

Según la revista, en marzo había 2 mil 153 multimillonarios en el planeta. Entre ellos, 17 mexicanos, con Carlos Slim en el quinto lugar de la clasificación mundial.

Los otros compatriotas mega ricos son Germán Larrea , Ricardo Salinas Pliego, Alberto Baillères, Eva Gonda, María Asunción Aramburuzabala, Juan Bechmann, Jerónimo Arango, Antonio del Valle, Emilio Azcárraga y unos pocos más.

No suele realizarse, pero si se hiciera con criterios objetivos la lista de los GRANDES EMPRESARIOS —los innovadores que han cambiado la vida de la humanidad, los filántropos que han hecho grandes aportaciones sociales— ¿cuántos mexicanos aparecerían ahí?”

Dice la autora: “La respuesta sería NINGUNO. Tristemente, nadie en México de la talla de Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Microsoft), Warren Buffett (Berkshire Hathaway), Jeff Bezos (Amazon), Larry Page (Google) o Howard Schultz (Starbucks)”.

Y es que —estoy de acuerdo con Malo Guzmán— “nuestra economía genera personas inmensamente ricas, pero no empresarios realmente visionarios, innovadores y creativos”.

¿Por qué no hay grandes empresarios en nuestro país? Porque “el sistema mexicano no premia la competencia, el desarrollo tecnológico, el talento creador. Lo que México retribuye es el tráfico de influencias, el monopolio, la explotación sin límites de la naturaleza, la devastación de bosques, ciudades y playas”.

La pregunta clave, en el actual debate entre el ingeniero Slim y el presidente López Obrador es: ¿debemos tomar en serio al quinto hombre más rico del mundo “como líder que debe marcarnos la ruta a seguir para superar los problemas de la nación”?

Verónica Malo piensa que no. Por las siguientes razones:

√ “El ingeniero Slim carece de la autoridad moral de un gran empresario”.

√ “No es un emprendedor ejemplar: porque su riqueza nace de un monopolio que le dio el Estado; porque no forjó su fortuna desarrollando nuevos productos que hayan cambiado a la sociedad; porque jamás ha caído de bruces. Como Jobs, que se fue a la lona y se levantó para crear algo todavía más grande. Su tableta para escribir y dibujar revolucionó la forma en que creamos historias”.

√ No lo es “porque jamás ha pedido, como emprendedores de otros países, pagar más impuestos, porque son los más ricos y por lo tanto los que más deben contribuir”.

√ “Porque no es el filántropo de nivel mundial que debería ser, dado el tamaño de su fortuna. Lejos está de Warren Buffett quien, en 2010, con Bill Gates, creó la iniciativa Giving Pledge, que invita a los millonarios del mundo a donar al menos la MITAD de sus patrimonios para una buena causa. El ingeniero Slim aparece al lado de Gates y Buffett, pero se ha negado a formar parte de Giving Pledge”.

En resumidas cuentas, Slim no es un líder moral. “Por lo tanto, su crítica a AMLO por pretender llevar internet a todos los rincones de México sólo con ‘cablecitos’, no me parece la expresión de alguien que exige la vanguardia tecnológica, sino el temor de un rico que percibe una amenaza a su negocio”.

En resumidas cuentas, “si Slim desea que todo el país tenga internet de última generación, en lugar de dimes y diretes, que ayude como filántropo —con recursos— a conectar esa parte olvidada de México. No ganará dinero, pero empezará a ser un gran empresario”.

Totalmente de acuerdo con la colaboradora de El Heraldo de México que también participa entre los columnistas de SDP Noticias. 

Una nueva generación de empresarios, puede surgir en el sector de IA, que lo logren, dependerá de los incentivos que de nuestro país.