Es evidente que las cosas están mal. Los adversarios del cambio que votamos millones de electores en el 2018, no sólo son los pestilentes grupos de la derecha fascista. Los que están resultando un serio peligro para la cuarta transformación, son los que oportunistamente se colgaron a última hora de un proyecto que, pensaron, seguiría alimentando sus bolsillos y haciéndole el trabajo sucio a los viejos intereses del sistema corrupto y corruptor que por décadas se había instaurado en el país
Si hemos de avanzar en la construcción y unidad del partido ya no es posible callar. Hay que decirlo con todo respeto, pero haciéndole honor a toda la verdad. Mario Delgado no puede ser el dirigente nacional de Morena. No puede ser el dinero, sus conectes con lo más viejo y reaccionario del sistema que no quiere morir, no bastan las mentiras dichas en contra de Porfirio acusándolo de golpista. No basta que diga que éste ya no está en condiciones de recorrer el país para hablar con la militancia y organizarla para que se forme al lado de los millones de mexicanos que estamos defendiendo el proyecto de la 4ª transformación. Tampoco le ayudan sus relaciones personales que desarrolla en lo oscurito con Lorenzo Córdova y la pandilla que lo rodea. En las encuestas dinero le sobró, pero perdió toda la autoridad que quiso lograr con sus mentiras y sus arrimones al viejo poder.
No son, así las cosas, Mario. No puedes jactarte de que has recorrido el país y hablado con la militancia. Con quienes sí has hablado y te están apoyando son una bola de funcionarios y líderes políticos a quienes les has prometido prebendas y a muchos, su relección. Por eso los impulsas para hacerlos dirigentes o funcionarios públicos. No hay ningún registro de que en tu vida política hayas hecho un planteamiento político que sacudiera la conciencia de la gente por sus alcances y contenido. Lo que, si sabes hacer con mucha recurrencia, es colgarte de lo que dice el presidente. Por ti mismo, eres incapaz de generar alguna idea o alguna propuesta que hagan suyas los militantes o la sociedad
El repudio hacia tu persona, Mario Delgado, no es porque Porfirio esté envenenando el ambiente contra tu persona. No eres merecedor de la confianza de la gente porque al lado de los priistas, panistas y perredistas firmaste el Pacto por México. Aprobaste la reforma educativa, la energética, la fiscal, defendiste hasta la ignominia la construcción del aeropuerto de Texcoco y votaste los gasolinazos. Tú no eres confiable para la gente porque te conoce de lo que eres capaz. Eres un morenista con el corazón puesto en el PRIANRD. Dirigir un partido movimiento tan complejo como Morena se necesita conocer a sus bases, sus problemas y sus sentimientos. Tú, Mario Delgado, lo digo con todo respeto, eres un aspirante a dirigir las élites. A la militancia le eres un personaje ajeno a sus necesidades y a sus ideales.
Eres de los viejos políticos que siempre creyeron que era el dinero el que compraba conciencias y decidía las cuestiones políticas fundamentales. ¡Eso se acabó! La crisis que vive el partido a partir de que cayó en las manos de Yeidckol Polevnsky se debió a la ignorancia política que siempre demostró ante los problemas del partido y del país. Por eso se refugió en los tribunales porque fue incapaz de enfrentar políticamente las necesidades que a diario surgían en el ámbito de la política nacional.
La gente, Mario, ya despertó. Conoce las mañas y los argumentos de quienes a última hora se montaron en un movimiento arrastrando consigo todo tipo de basura. Si realmente te interesa el partido y eres un demócrata como dices, debes empezar por aceptar que las dos encuestas que mandó hacer el INE las perdiste tú y las ganó Porfirio. Ya es hora de que entiendas que los tiempos y la gente cambiamos. Tú perdiste y Porfirio ganó. Si dices que estás de acuerdo con lo que dice el presidente, ya deja de mentir y únete al esfuerzo de encontrar una solución a la altura de las exigencias que contribuya a la unidad del partido y al fortalecimiento de la cuarta transformación. Los apoyos que dices tener de la burocracia dorada del partido, no son los que te darán el crédito político para dirigir un partido que necesita caminar. No profundices los desencuentros y las denostaciones vulgares contra tu oponente. Es mejor la reconciliación que sume y no el odio que pone en entredicho los intereses del pueblo. Hay que poner por delante la lucidez, la capacidad y la experiencia. Abrirle la puerta a la honestidad y a las ideas es lo que todos estamos exigiendo.