Creadora de la revista cultural que más vende no sólo en México sino en Latinoamérica, María del Pilar Montes de Oca Sicilia sostiene que la lingüística y la ciencia pueden ser muy taquilleras si quien escribe sabe hacerlo de forma amena, con humor, de forma que el lector común sea seducido por su lectura. En entrevista, razona y argumenta también porque la lengua española no necesita de una academia que la fije, la pula y le dé esplendor, todo esto a propósito del reciente lanzamiento de su más reciente libro De pura lengua: reflexiones sobre la lengua, nosotros y el mundo (Conaculta y Editorial Otras Inquisiciones, México, 2015).

De voz potente y presencia avasalladora, Montes de Oca Silicia es lingüista de vocación y profesión. Estudió letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM y posteriormente hizo un doctorado en Lingüística Teórica. Desde hace 15 años dirige la revista Algarabía que hoy ya superó esa condición y se convirtió en un concepto cultural cuya misión es llevar las palabras a todo el mundo, llevar la cultura a las personas.

En este libro, planteas que la lengua es un ser viviente, un ser cambiante; ¿hoy en día el español qué importancia tiene?

Hoy el español ha tomado una envergadura que nunca se hubiera pensado, bueno, siempre ha sido una lengua occidental importantísima desde el Renacimiento con Nebrija y su gramática en 1492, mismo año cuando los reyes católicos habían mandado a Colón a las Indias y descubre América; estamos hablando de una lengua de imperio. Y hoy en día al ser una lengua tan hablada por tantas personas, por todo Iberoamérica, está cobrando nuevas fuerzas porque es la segunda lengua más hablada en el mundo como lengua materna después del chino; y eso lo hace una lengua con mucha vigencia y con muchísimo futuro. Y hay algo más interesante en el español: nosotros los mexicanos somos más de la cuarta parte que lo habla. Hablo de un español con mucha vigencia y con muchas posibilidades de estudio, de análisis y creatividad, de cambio. La lengua es un ser viviente que está en constante cambio.

En el libro, que se divide en 17 temas, Montes de Oca analiza fenómenos lingüísticos como los pidgins y lenguas criollas que ocurren cuando dos o más lenguas entran en contacto y una comunidad tiene que comunicarse sin que tenga una lengua en común, lo que provoca el nacimiento de una variedad distinta a cualquiera de las lenguas maternas de los hablantes. Se le preguntó si en nuestra época ocurría un fenómeno así y dónde.

Por ahora, dijo, no están ocurriendo. Pidió imaginar un escenario donde alguien en el siglo XXI llegara con la lengua inglesa a conquistar una isla Polinesia, hecho que fue  frecuente en los siglos XVI, XVII, XVIII, XIX y XX, sobretodo en la época de tierras, de esclavos, como en Camerún, Haití o Jamaica. En esos lugares y en esas circunstancias, narró, la gente unía las dos lenguas y generaba una nueva, por ejemplo, el criollo jamaiquino, donde decir “son” que significa hijo, decir “sun” que es sol, y “sand” que es arena era pronunciado de la misma manera. Es decir “son” es hijo, “son son” es sol y “son son son” es arena, no les quedaba otra más que repetir la misma sílaba. Son lenguas extrañas, de las cuales hay muchas, por ejemplo, el chabacano, el criollo jamaiquino, el filipino, o el criollo haitiano.

¿Y el fenómeno que sucede con los migrantes, con el spanglish?

Eso no es una lengua criolla, porque para serlo, necesita ser la lengua de una nación, es decir, que el spanglish fuera la lengua de una nación completa, y después se le da a los hijos como una lengua materna, y se crea una lengua criolla, y no lo es. Es un dialecto, es una forma, es una jerga, una forma de expresarse pero en este sentido no es una lengua criolla.

A Montes de Oca, especialista de la lengua y que en el libro plantea que el sexismo no tiene que ver con la lengua sino con la realidad, se le planteó hablar sobre las influencias culturales que influyen al español, como sucede con el feminismo, que replantea el cómo se debe hablar y escribir. En concreto se le preguntó su opinión sobre el hecho de que una corriente tan fuerte como el feminismo haga cambios en el lenguaje.

Al respecto pidió distinguir, como lo hace en el libro, entre género y sexismo.

“Es decir: mexicanos y mexicanas, niños y niñas, el hombre y la mujer, no ataca el sexismo, porque el sexismo no está en la lengua y el género no está marcado en el español, porque lo que incluye a los dos géneros es el masculino, porque cuando se dice: el hombre llegó a la luna, te refieres al género humano, pero cuando dices: niños, cállense, te refieres a niños hombres y a niños mujeres. El género no es problema, el género en la lengua, tampoco lo es, sino que la lengua refleja la realidad y en esta realidad circundante hay sexismo. El problema, en este caso, es que los insultos hacia las mujeres, los dicen el doble las del sexo femenino que los hombres”.

Otro ejemplo, agregó, es la palabra feminicidio, que está cargada de connotaciones que van más allá, es decir, un feminicidio tiene que ver con haber matado a una mujer de determinada manera, por motivos generalmente sexuales o de poder, no tiene que ver con algo no planeado. Al final, la realidad es sexista. ¿Qué es el sexismo? Es dividir las cosas de acuerdo al sexo, marcar las cosas de acuerdo al sexo, así como el racismo es marcar las cosas de acuerdo a la raza, o el clasismo es marcar las cosas de acuerdo a la clase social.

Frente a estos fenómenos, como lingüista, ¿qué recomiendas?

Recomiendo que dejen de culpar al género porque hay lenguas que tienen hasta ocho géneros, y otras que tienen género neutro. (Deben) olvidarse de ciudadanos y ciudadanas, e irnos a cosas más complejas e importantes como por ejemplo decirle “puta” a una mujer. ¿Qué se está calificando ahí cuando se le está diciendo eso? O ¿qué se trata de decir? Va más allá, es analizar porque al final yo no recomiendo nada, yo intento analizar la realidad que nos rodea.

Otro fenómeno es la influencia de los campos especializados como la informática en la lengua y en específico en el español. Sobre todo lo que ocurre en las redes sociales, ¿qué opinas al respecto? 

Son jergas, modismos, un argot. La lengua es comunicación ante todo, es un código que te sirve para comunicarte y conocer el mundo que te rodea. Si tú utilizas un lenguaje dentro de un tipo de contexto y sabes cómo funciona esto, está bien. Y si no funciona dentro de ese contexto, entonces está mal, porque estás yendo a otros niveles, porque estás sacando algo que está totalmente contextualizado dentro de una jerga. Hay que entender el concepto de la lengua, para qué se utiliza y para qué sirve.   

Sin embargo cada vez es más común que los jóvenes no distingan estas barreras, como lingüista, ¿crees que las escuelas están fallando?

Las lenguas tienden a cambiar y (también) el acceso a internet, donde existe una mezcla de lenguas. Yo creo que es eso más que las escuelas estén fallando. La escuela tiene que enseñar los verbos, las conjugaciones, las tildes, y otras cosas, pero tampoco quiere decir que eso esté bien o mal. Eso está bien enseñarlo y lo más importante es que se logre utilizarlo dentro de un contexto claro y cuando sea necesario, porque si no se escribe bien, o no se pone un acento, es muy difícil que alguien te contrate aún cuando se posean otras habilidades.

Al parecer las academias (de la lengua) han generado resistencia al cambio, ¿nos sirven para algo?

En lo personal, las veo totalmente inútiles, no  sirven para nada. Están formadas por personas que no están capacitadas lingüísticamente, en la Real Academia Española sólo hay nueve por ciento de lingüistas, la mayoría son escritores o políticos; es una cosa honoraria, un Club de Toby. El mismo eslogan de la academia: pule, fija y da esplendor. A la lengua no se le puede pulir porque no es un esmeril, fijarla menos, porque está en cambio todo el tiempo, y no se le puede dar más esplendor del que ya propiamente tiene. Por ejemplo, El Chingonario es esplendoroso porque habla de un verbo esplendoroso como es el verbo chingar y ese verbo ni está dentro del registro de la Real Academia, entonces yo tengo 250 ascepciones del verbo “chingar” que no las tiene la Real Academia.

¿Qué te llevó a crear la empresa  Algarabía?

Llevamos ya 15 años con Algarabía y yo personalmente no creía en ella como empresa, más bien era un boletín de una empresa que creamos, una empresa de servicios lingüísticos y semióticos. Seguimos haciendo nombres, marcas, nombres a productos y lo que yo he hecho ha sido generar una conciencia de la importancia de decir las cosas como son, y dentro de esa empresa nace un boletín que en el 2001 se convirtió en revista y poco a poco tiene lo que hoy:: es la revista cultural más vendida en México y en Latinoamérica y tiene un tiraje de cien mil ejemplares.

No obstante tratan temas tan aparentemente no comerciales como la lingüística, ¿cómo llegó el concepto que ha sido tan exitoso?

Fue muy curioso porque las cosas que nos interesan a nosotros también le interesan a las demás personas. Que la parte lingüística sea tan taquillera es porque siempre lo lingüístico, la ciencia, la historia, los datos, es tomado desde un punto de vista muy ameno, muy sencillo, con humor, y eso le da a la gente otro punto de vista, lo que hace que la gente se ría muchísimo. Yo creo que Algarabía ha logrado traducir, al lenguaje común de las personas que desconocen estos temas, y decirle que leer no duele, que se puede leer y saber sin que sea engorroso o petulante, y que la cultura es todo: el pozole, Mozart, es todo.