El feo espectáculo

Cuán triste y penoso es ver un espectáculo político de tan bajo nivel en algunos segmentos sociales de nuestro país, en el contexto de las precampañas por las candidaturas a la Presidencia de la República. Hay mucha falsedad, especulación enfermiza y perversidad en las expresiones, por ejemplo en quienes afirman que la precandidatura de José Antonio Meade “no penetra o no levanta” y más aún en quienes sugieren que habrá un cambio de candidato en el PRI, en substitución de quien ha iniciado con singularidad, pero con éxito su precampaña, misma que concluirá en febrero próximo, para erigirse en candidato del PRI, PVEM y Panal en busca de una victoria limpia en pos de la Presidencia de México.

Gozamos de la libertad de expresión pero también del derecho a la información, consagrados en nuestra Constitución política, por ende se debe respetar la ley, y no se vale mentir y afectar a terceros, engañar, manipular, difamar o calumniar. 

Es válido, muy necesario, saludable y útil debatir e ir a fondo en los cuestionamientos, pero con altura de miras y con categoría, como también se hace indispensable obtener respuestas precisas y concretas de parte de los involucrados en el proceso, mismas que orienten y propongan, y que sirvan a la sociedad —no considero que exista quien en su sano juicio  se oponga a estos postulados.

Pero ¿por qué inventar y por qué mentir y confundir? 

¿Qué se pretende con ello? No soy ingenuo, y supongo que algo ganan los perversos al desorientar y al confundir, pero eso no es digno de una democracia que deseamos perfectible. 

En mi señalamiento incluyo a algunos comentaristas y a operadores de las redes sociales, participantes de la llamada comentocracia, que podría ser calificada de amarga y rencorosa, porque se ocupan solamente de criticar al Dr. Meade, seguramente porque está avanzando y ganándose la confianza de los priistas y de los aliados, lo mismo que del electorado abierto y libre, y hasta de militantes y simpatizantes de otros partidos.

Hay quienes afirman que el final de la contienda que concluirá el 1 de julio próximo será entre José Antonio Meade y Andrés Manuel López Obrador. ¿Será esa la motivación para atacar al cinco veces secretario, precisamente para bajarlo de su legítima tendencia de crecimiento?

¿Anaya no existe?

¿Por qué no se menciona ni se critica el estado que guarda la precampaña de Ricardo Anaya, o los esfuerzos de los prospectos a las candidaturas independientes? ?Acaso es por qué ya saben que el candidato del Frente va en tercer lugar?

¿O es porque Meade está alcanzando en los sondeos de opinión a López Obrador y trae una buena potencialidad para rebasarlo en unos meses más?

¿Les preocupa tanto ese hecho que, hasta el mismo tabasqueño está proclamando la flagrante mentira de que José Antonio Meade será relevado por el coordinador de la campaña, Aurelio Nuño, simplemente por inquietar, como antes dijo que el prospecto indicado del PRI era Miguel Ángel Osorio Chong?

La precampaña penetra

La verdad es que la precampaña priista y de los partidos aliados va bien, y en tiempo y forma. Quizá pueda ir mejor, y estoy seguro que así será, pues las accionas de todo equipo de talentos humanos se van acoplando y afinando al paso del tiempo y, además, estos trabajos políticos apenas empiezan.

Si la perversidad continúa en niveles tan lamentables, el pronóstico de la guerra política que empieza, es reservado, pues se está provocando y alentando a la defensa y al ataque, y eso podría llevar a guerras sucias de mayor calado, mismas que no son sanas ni agradables, y será peor para un electorado que merece un trato sustentado en la veracidad y no en los infundios o en las infamias.

La precampaña de José Antonio Meade va bien, y él está conectando cada vez mejor, paulatinamente, con los diferentes sectores sociales, pues su discurso está sustentado en la sinceridad, la franqueza, la nobleza, la honradez, el valor civil y la transparencia, mas no en las ofensas.

Las palabras de Meade no se basan en la demagogia, en la mentira o en la difamación. Vendrán los tiempos de las propuestas concretas para el mayor convencimiento.

Lo más recomendable es que cada quien se ocupe más y más de sus propios esfuerzos por penetrar y por avanzar, y que no vean la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio.