El Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador ha emprendido una campaña para frenar el robo de combustible, que durante años ha afectado el funcionamiento de Petróleos Mexicanos (Pemex) y las finanzas públicas.
Carlos Treviño, quien fue director general de Pemex en la administración de Enrique Peña Nieto, reconoció en abril del año pasado que el robo de combustible ocasionaba pérdidas por 30 mil millones de pesos al año a dicha empresa productiva del estado.
La estrategia utilizada por el actual gobierno federal para combatir el hurto de gasolinas y diésel, llamado coloquialmente “huachicoleo”, se basa principalmente en cerrar los ductos que transportan el combustible desde el puerto de Tuxpan. Es en este punto de Veracruz es donde se recibe la mayor cantidad de gasolina importada, principalmente de los Estados Unidos, y que llega a la Terminal de Almacenamiento y Reparto (TAR) de Azcapotzalco, en la ciudad de México. Desde que esta estrategia dio inicio, se han trasladado los productos por medio de pipas, lo que significa retrasos y desabasto en algunos estados del centro del país.
Las entidades federativas que han sufrido por la escasez de gasolina son: Estado de México, Hidalgo, Ciudad de México, Querétaro, Guanajuato, Jalisco, Tamaulipas y Michoacán. El problema no se presenta en todo el país, como algunos analistas, representantes empresariales y políticos de la oposición han querido hacer creer a la población.
El plan de la presidencia para erradicar el huachicol empieza a rendir frutos y ha dejado al descubierto la red de corrupción que hay dentro y fuera de Pemex, y en todos los órdenes de gobierno, que favorecen a las mafias del crimen organizado para cometer este delito.
El pasado 10 de enero el gobernador de Guanajuato Diego Sinhué, en entrevista para Radio Fórmula y difundida en el noticiero En Punto, en Televisa, afirmó que "Si ahorita estamos recibiendo un 15-20 por ciento de gasolina, y se está facturando más, quiere decir que solo se está comprando a Pemex un 20 por ciento y el 80 por ciento era ilegal", lo que nos da una idea del saqueo al que está sometida la petrolera estatal.
Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental para el Fondo Monetario Internacional (FMI) respaldó la estrategia del gobierno federal para combatir el robo de combustible, pues a su juicio es una medida que fortalece el Estado de Derecho y mejorará las finanzas públicas de Pemex y del país.
Algunos no están nada contentos con el plan que está poniendo en práctica en la administración de López Obrador para acabar con el delito de robo de hidrocarburos. Por ejemplo, el líder empresarial Gustavo de Hoyos, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), quien declaró recientemente que “la decisión política del presidente es adecuada, y la implementación de su equipo es desastrosa”. Existe también un sector de la prensa nacional que está en contra de cualquier decisión de política económica del actual gobierno.
The Wall Street Journal en su edición digital publicó el pasado 11 de enero un artículo de Robbie Whelan con el título: “Mexico Reduces U.S. Gasoline Imports”. El texto fue aprovechado y mal interpretado por los periodistas León Krauze, Carlos Mota, Pascal Beltrán del Río y el líder empresarial Gustavo de Hoyos, para acusar al Presidente de mentiroso y para decir que la estrategia contra el huachicoleo es una pantalla para tapar la realidad: Un presunto desabasto de gasolina y diésel por la reducción de compra en el exterior de esos combustibles.
Carlos Mota publicó en su cuenta de twitter lo siguiente: “La confirmación que hace esta tarde The Wall Street Journal respecto a la caída de 45% en las importaciones de gasolina de EUA hacia México es un frentazo al gobierno de AMLO. Lo exhibe mentiroso con su aparente estrategia de lucha contra el huachicol. ¡El descrédito total!”
La información que escribió Mota en su red social es incorrecta y dolosa, ya que el autor del artículo del WSJ dice textualmente: “Seaborne gasoline imports from the U.S. Gulf Coast have avaraged about 350,000 barrels a day Mr. López Obrador, 28% decline from December 2017 and January 2018, according to reserch firm ClipperData”, no dice que la importación de gasolina desde los Estados Unidos haya caído un 45 por ciento. Se habla de un 28 por ciento.
Robbie Wwhelan publicó un tuit donde aclara que en su nota él no está culpando al presidente de México por la crisis de desabasto y tampoco que se esté usando la estrategia de la lucha contra el robo de combustible para tapar la crisis. Su texto dice lo siguiente: "A lot of Mexican Twitter is retweeting this story as proof that AMLO caused the gasoline crisis on purpose by cutting imports of U.S. fuel and light crude, and is using the huachicol crackdown as a pretext”. En dicho tuit aclara que él en ningún momento afirmó tal cosa, como lo hicieron parecer algunos analistas. Él se limitó a presentar datos aportados por una empresa externa.
La fuente del artículo del diario estadounidense, para afirmar que el gobierno de López Obrador ha importado menos gasolina, es la firma ClipperData, que es una empresa seria en lo que respecta a los datos, pero parece que la interpretación del autor de la nota no es la correcta, porque está comparando la importación del mes de diciembre del 2017 y enero del 2018, con las compras a Estados Unidos del último mes del año pasado y el primero de este año. Es decir, Whelan está comparando el mes completo del 2018 con el de enero del 2019 cuando solamente han transcurrido 11 días del presente año. Está comparando una manzana entera con una manzana con menos de la mitad.
ClipperData, hace su contabilidad del puerto de origen donde embarca la mercancía al puerto de destino. Es decir, los barriles que se contabilizan son los que se descargan en los puertos veracruzanos, por lo que al menos 15 buques cisterna siguen sin descargar y por eso su producto no puede ser contabilizado.
La lucha que ha emprendido el gobierno contra el robo de combustible también ha dejado ver el fracaso de la Reforma Energética que realizó la administración del Presidente Enrique Peña Nieto, ya que si bien es cierto que existen empresas privadas que no son franquicias de Pemex para la distribución de combustible, éstas no han invertido ni un centavo en ductos y Terminales de Almacenamiento y Reparto. Toda la infraestructura sigue siendo de PEMEX. Es decir, estas compañías solamente se dedican a comprar gasolineras ya establecidas, despachar el combustible con un gran margen de ganancia y corriendo los mínimos riesgos.
Lo curioso del caso de la estrategia contra el huachicoleo es que son varios los periodistas que cuestionan a la actual administración y ven en ella un fracaso, por el desabasto que se sufre en varios estados, pero nunca cuestionaron las grandes pérdidas de Pemex y a las finanzas públicas, causadas por la corrupción de administraciones pasadas y por el huachicol. Fueron millones de pesos los que cobraron las gasolineras de impuestos como el IEPS, IVA que nunca llegaron a las arcas del gobierno federal.
El desabasto de combustible no es un asunto exclusivo de esta administración, en diciembre del 2016 y enero del 2017 se presentó una falta de gasolinas y diésel en varias zonas de los Altos de Jalisco y no me acuerdo que ningún medio nacional hiciera un escándalo para que se aliviara este problema.
La lucha contra el huachicol de la actual administración, también comprende una mayor producción de las refinerías del país y la construcción de una nueva en Tabasco, cuestión que tampoco cuenta con el apoyo de los periodistas que odian al Presidente.