Cuando Donald exteriorizó sus aspiraciones de ser presidente del país más poderoso del mundo, aún no encontraba la estrategia para figurar como candidato, su personalidad como empresario y celebridad no eran suficientes para aspirar a ser el próximo inquilino de la casa blanca, menos teniendo enfrente al contrincante con un peso político evidente, Hillary Clinton.
Trump recurrió a lo que para muchos era la estrategia política más absurda de la historia, hablar mal del sector latino y los demás migrantes en Estados Unidos era posiblemente lo más patético para un candidato, Donald está muerto aseguraron muchos incautos, nunca imaginaron que la estrategia de Trump era brillante.
Una máxima de la publicidad y Marketing político es que no existe mala publicidad, no importa si hablan bien o mal de ti, lo importante es que hablen, decía Salvador Dalí. Y es verdad en política no importa la opinión que tenga la gente sobre ti, si hablan de ti mal tarde o temprano despertará algún sector en tu defensa, algún sector distinto, despertarás controversia, habrás creado entonces un movimiento social. Donald lo hizo, hablo mal de los mexicanos y rápidamente la noticia recorrió todo el mundo, la mayoría odiaba a Donald, “es un idiota” decían.
En ese momento, en que Donald era posiblemente el personaje más criticado, ya tenía los reflectores sobre él, tenía al mundo a la expectativa de lo que haría o diría, es decir ya era un competidor para Hillary. Donald llegó a los debates siendo un aparente desastre, teniendo en contra a la opinión pública, pero la estrategia de Donald cambió, de pronto era un hombre más tolerante, con voz tranquila y contagiaba serenidad.
Las últimas encuestas de la cadena de televisión ABC News y el periódico The Washington Post, difundida este domingo, mostró que Clinton cuenta con el 46 por ciento de las preferencias de voto, mientras que Trump tiene el 45 por ciento, hoy Trump se encuentra un punto debajo de Hilary, cuando se encontraba hace unas semanas muy por debajo de la candidata, y ahora está a punto de empatarla. Solo me gustaría recordar un proverbio popular que dice: “Caballo que empata, gana”.
Solo es mi sentir.