Sigo sosteniendo que para la clase política mexicana debería existir una clasificación dentro de los censos que realizan diferentes organismos ya sea gubernamentales o de iniciativa privada, ya que la mayoría de ellos muestran una línea presuntamente correcta en su comportamiento.

Me queda claro que hay que ser sumamente cínico para poder pertenecer a la clase política en nuestro país, negar a toda costa la serie de irregularidades y desmanes que hayan ocurrido en torno a sus decorosas vidas y ser, obviamente, un fiel defensor de lo indefendible, aunque existan pruebas.

Pero hoy, quiero dedicar este espacio al análisis de la preservación y la conservación de la especie, ya que estos son los ejes rectores de una sociedad, en la cual se debería buscar que nacieran nuevas generaciones, para no erradicarnos y conservar a los que ya han nacido y de esta manera integrar un colectivo social.

Pero qué pasa cuando una enfermedad diezma la voluntad de vivir, cuando ya no queda esperanza médica ni religiosa para continuar viviendo.

El dilema es muy fuerte, porque, como médicos siempre pretendemos preservar la especie humana hasta agotar el último recurso para devolver la salud a una persona enferma, aunque esté en etapa terminal.

En nuestro país no está legalizada la eutanasia y es obligación ética el dar paliativos para disminuir los malestares en pacientes que estén en etapa terminal de una enfermedad. Ya que lo siguiente será fenecer, pero en este trace existe una disyuntiva, tanto para el enfermo como para la familia, y ésta es el seguir viviendo o terminar con el sufrimiento.

En México, todavía no está legalizado el practicar la eutanasia, en enero de 2017 se aprobó en el Congreso Local de la Ciudad de México la ley conocida como “el bien morir”, la cual es un paso adelante de la Ley de Voluntad Anticipada, en donde se permite a una persona antes de perder facultades por una enfermedad, el tener derecho de renunciar a cualquier tratamiento que alargue la vida, cuando se hubiese diagnosticado una enfermedad terminal.

Yo considero que hay una línea muy fina entre diferenciar cuando un ser humano es un paciente o sólo un cliente, ya que no importa el estado en el que se encuentre y el sufrimiento psicológico y físico que esté padeciendo, mientras se prolongue el momento de su muerte mediante tratamientos médicos, esto significa que seguirá generando ganancias a la industria de la medicina, mientras siga vivo.

No importa el estado de conciencia en el que se encuentre, porque, aunque no esté facultado para tomar decisiones, el rol de los médicos será el de regresarle la salud y priorizar la vida, aunque fisiológicamente sea imposible, entonces qué pasa, ¿es mejor que esa persona muera? o que permanezca con vida mediante asistencia médica, y el bienestar emocional no exista, por estar viviendo artificialmente.

Por eso la eutanasia iría contra natura del Estado, el cual tiene la base de preservar la vida, por medio del otorgamiento de salud, es muy interesante el ver cómo influyen los modelos económicos en esta toma de decisiones, porque si una persona tiene dinero podrá tratarse en donde quiera la enfermedad que esté padeciendo, con tal de seguir vivo o de terminar con su sufrimiento, en cambio una persona de clase media o pobre tendrá que aceptar el servicio de salud del Estado.

Muchas personas se atienden en países desarrollados y grandes investigaciones en el área de la medicina como Suiza, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos, Cuba y Francia. Creyendo que podrán recuperar la salud, pero yo creo que fisiológicamente somos iguales, no creo que cambie el funcionamiento del cuerpo de un nórdico, caucásico o un latino, si estás en etapa terminal en ningún país podrán regresarte la salud, pero sí podrán ofrecer el servicio médico de la eutanasia, entonces si tienes dinero puedes comprar el servicio de bien morir y si no lo tienes está la opción del suicidio o esperar la muerte lentamente con una agonía infrahumana.

Las cuestiones morales entran en discusión porque dependiendo de la ideología religiosa en la que se haya educado, define muchas posturas, ya que para muchos la eutanasia es un suicidio y para otros un homicidio.

La eutanasia es tan cuestionable como el aborto, la guerra o los experimentos genéticos practicados para la mejora de los seres humanos. No importa que tengas una sólida educación religiosa, la cual te prohíbe atentar contra ti mismo o que otros atenten contra ti, por ir en contra de los designios de sus creencias, sin embrago el dolor y la desesperación que sufren el paciente y la familia de un enfermo en etapa terminal, hace que todos los principios se cimbren, cuestionándolos para poder terminar con la vida.

¿En qué momento la decisión de practicar la eutanasia deja de ser personal para volverse colectiva? El ser humano tiene el derecho a decidir sobre su cuerpo, pero a veces ya no hay conciencia para hacerlo.

Ojalá que los próximos representantes electos por votación o por dedazo en una lista de plurinomimales tomen el rol que les corresponde, y en el caso de los legisladores que se dediquen a hacer eso: leyes, y no sólo se tomen una foto inaugurando puentes, como si fueran gestores sociales.

@fuaper