Creo que todos quienes criticamos a Andrés Manuel López Obrador durante la campaña; e incluso en los años previos; y que no le otorgamos nuestro voto el primero de julio pasado, no podemos más que reconocer que en esta primera semana lo ha hecho excelente, en verdad que muy bien.
Su discurso del domingo por la noche en el hotel, fue un mensaje claro y concreto para la economía y los mercados financieros, quienes lo recibieron aliviados y respondieron con tranquilidad y confianza en estos primeros días. Todo ha sido certidumbre desde entonces.
A la par, su equipo económico, Carlos Urzúa y Alfonso Romo principalmente, han ejecutado muy bien la tarea y pasaron las primeras jornadas no solo platicando propuestas positivas, sino planteando compromisos para garantizar la continuidad del modelo económico actual y la salud de la hacienda pública.
Vaya, creo que ni José Antonio Meade hubiera manejado tan bien estos temas en los primeros días. La verdad es que se han lucido. ¡Y qué bueno!
Reitero que a quienes no lo apoyamos, no nos toca celebrar, desde luego que no, porque el festejo es para quienes sí creyeron en Andrés Manuel desde el principio; pero insisto en que sí nos toca reconocer que comenzó muy bien, porque es la verdad y porque es lo justo. Al menos es la opinión y el caso de su columnista.
Caray, ¿qué le costaba al próximo presidente haber actuado así de sensato y responsable durante la campaña; que le costaba haberse mostrado así de maduro y razonable con sus propuestas? De haberlo hecho, creo que no hubiera sacado el 53 % de los votos, ¡sino el 100 %!
Aunque claro, tampoco habría llenado las plazas públicas.
A la vuelta de estos días, creo que a sus seguidores solo les cumplirá con enfocarse de lleno en el combate a la corrupción y a la impunidad, y con algunos ajustes, esperemos que inteligentes e importantes, a los programas sociales. De ahí en más, parece que el resto de las posturas radicales, populistas e inviables que planteó en la campaña, se quedarán para eso, para el anecdotario de la campaña. Sirvan de muestra la cancelación de la reforma energética y la baja en los precios de la gasolina, que ya anunciaron que no llevarán a cabo.
Es muy interesante que en este arranque, el presidente López Obrador no está tomando decisiones para atender a quienes lo apoyaron y votaron por él, ¡Sino para tranquilizarnos a quienes no lo hicimos! Vaya, se ha dedicado a demostrarnos que no destruirá las finanzas públicas ni la marcha de la economía, tal y como lo vaticinaban sus propuestas de campaña. Como ciudadano se agradece, y otra vez, ¡Qué bueno!
Si en su gobierno logra equilibrar ambas cosas, es decir, la salud financiera, económica, y el respeto a las instituciones; con la reestructuración del gasto público, la eficiencia en el ejercicio de gobernar, el combate a la corrupción y el fortalecimiento del estado de derecho; sin duda que sí estará a la altura de los presidentes de antaño que tanto admira.
Aunque claro, para eso todavía faltan seis años y un montón de problemas sumamente complejos por resolver.
Y tampoco se trata de cantar victoria, pues aún tiene todo por demostrar. Reitero que el tema es reconocer que comenzó excelente.
En estos primero días, muy bien los mercados financieros, muy bien los indicadores económicos, muy bien su equipo, muy bien la política, muy tranquila la sociedad, y muy bien él. Es una gran luna de miel, y ojalá que como país podamos alargarla por mucho tiempo, porque nos hace mucha falta. Supongo que de eso se trata esa reconciliación que tal parece ya comenzó.
Ojalá que el próximo presidente y equipo continúen por este camino de responsabilidad económica y fiscal, porque de hacerlo, dado el capital político que obtuvieron en las urnas, ganarán el espacio político suficiente para implementar las reformas internas, administrativas y presupuestales, para combatir corrupción y pobreza.
Para nada será fácil, pues la comodidad de ser oposición, de pasar el día criticando y dando sugerencias, en nada se parece a la incomodidad de gobernar y tener que tomar las decisiones más difíciles, esas que usualmente dejan muy enojada a la sociedad, sin importar si las entiende o no.
Hagamos votos para que le vaya muy bien al Presidente López Obrador, pues a todo México nos conviene.
Amable lector, recuerde que aquí le proporcionamos una alternativa de análisis, pero extraer el valor agregado, le corresponde a usted.
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