Marcelo Ebrard ya no es candidato a diputado plurinominal. Lo fue durante un breve periodo, por Movimiento Ciudadano. Pero ha dejado de serlo por una decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Ya era hora de que alguien le marcara el alto a Ebrard, uno de esos políticos lamentables acostumbrados a actuar indebidamente nada más porque nunca hay nadie capaz de obligarlos a irse por la ruta correcta.
Solamente porque sí, porque se le antojó, porque él siempre hace lo que se le pega la gana, decidió cometer una acción prohibida: participar simultáneamente en dos procesos internos de selección de candidatos por dos partidos políticos distintos.
Ebrard, porque se le hizo fácil, tal vez para asegurarse una posición en el Congreso, buscó al mismo tiempo ser candidato a diputado plurinominal por el PRD y por Movimiento Ciudadano.
Actuó en forma indebida y ya fue sancionado con la pérdida del registro como candidato que le había dado el Instituto Nacional Electoral.
Se ha aplicado la ley. Ahora lo que sigue es que se haga justicia en el caso de la Línea 12 del Metro. El criminal derroche que tanto ha dañado a los habitantes de la Ciudad de México no puede quedar sin castigo.
Si Ebrard pensaba tener fuero, de tal modo de evitar el castigo por lo que hizo en la Línea 12, su proyecto para protegerse se frustró. Las autoridades encargadas de la procuración de justicia ya no tienen excusa: deben proceder, de inmediato, contra alguien que no es candidato y no será diputado.