El pasado miércoles por la tarde comenzó a transmitirse en canal nacional una historia sumamente conmovedora que trataba del rescate de una niña identificada como Frida Sofía
La reportera a cargo de dicha transmisión, denotaba un semblante radiante, una voz elegante y agradable, por cual, logró capturar la atención de gran número de mexicanos al narrar esta increíble historia.
La historia descrita nos llenaba de esperanza y no podíamos quitar la atención del televisor durante horas y horas. De repente, salió a cuadro un supuesto rescatista, el cual, pidió instrumentos de construcción muy específicos, que argumentaba eran urgentes para detener la caída trasera de los escombros. En ese momento, los mexicanos inmediatamente viralizaron por redes sociales la petición y en tan sólo unos minutos, apareció que ya habían encontrado quien ayudaría a facilitar los materiales: un supuesto Diputado.
Esa trasmisión representaba esperanza, empatía, ilusión y por supuesto un paradigma en trabajo de equipo y unión. Pero todos los sentimientos encontrados que estábamos sintiendo y percibiendo en ese momento, comenzaron a decaer cuando en redes sociales aparecía la incongruencia y la poca lógica de la información transmitida.
Se hablaba, de que era ilógico que no hubiera ningún familiar de la supuesta víctima esperando noticias. También de que no existía ninguna Frida Sofía en los registros de inscripción de dicha escuela y ya por último, la más impactante y cierta fue cuando dijeron que era muy extraño e inexplicable que los rescatistas le hubieran acercado agua y oxígeno e incluso visto la mano de Frida Sofía moverse. Y que después de unas cuantas horas, dijeran que se habían equivocado en la ubicación de la menor, que realmente se encontraba localizada un piso más abajo del que creían.
Era de suponerse, los mexicanos nos encontrábamos o mejor dicho nos encontramos completamente ofendidos y decepcionados, por lo que la única reacción que tuvimos , es ir a redes sociales, buscar el Twitter de Danielle Dithurbide, reportera encargada de dicha transmisión y comenzar a ofenderla y a etiquetarla como mentirosa y falsa. Tal vez en cierto momento cuando estábamos inundados de rabia y desbordados por diferentes sentimientos encontrados, parecía completamente entendible debido a que era una manera viable, lógica y rápida para mostrar nuestra inconformidad.
Pero nadie de nosotros nos pusimos a pensar qué pasaría si estuviéramos culpando a alguien inocente que también fue presa de las mentiras de un externo. Sólo pensamos en tirar nuestro coraje y nuestro enojo, en la primera persona que sentíamos que tenía responsabilidad.
No intento deslindar a Danielle Dithurbide de responsabilidades, porque realmente nadie sabemos completamente quien tuvo la culpa, pero lo que si creo, es que es importante antes de juzgar, saber los hechos exactos y conocer donde empieza y donde se limita el trabajo de un reportero y de cada persona incluida en dicho evento.
Lo único rescatable de tan trágico y triste evento, sería que una vez más, demostramos de lo que somos capaces cuando se trata de nuestra nación, de nuestros hermanos de patria. Por muchas horas, Frida Sofía representó la esperanza, la empatía, la solidaridad y el poder de unión que tenemos todos los mexicanos que creíamos extinto.