Primero

El dueño de TV Azteca llamó “gobernadorcillo” a Javier Corral, de Chihuahua solo porque este funcionario se atrevió a poner en orden a las empresas de don Ricardo Salinas Pliego.

Segundo

Imaginé un escenario improbable, pero no imposible: que el chihuahuense —uno de los precandidatos naturales del PAN para las elecciones de 2024— se convirtiera en el próximo presidente de México.

Si eso ocurriera, pronostiqué, Ricardo Salinas Pliego sería uno de los empresarios invitados a la toma de posesión y al besamos, donde él saludaría con entusiasmo al presidente Corral, se pondría a las órdenes del nuevo gobernante y no lo trataría de “presidentillo”, sino de “presidentote”.

Tercero

En Twitter el también propietario de las tiendas Elektra y de Banco Azteca me apostó que Corral jamás será presidente.

Puso en la ruleta del futurismo electoral dos mil pesos y, como sabe que no me alcanza, ofreció prestarme ese dinero. Por cierto, dado que mis tuits nadie los ve, él se ofreció a difundir uno de mis mensajes. Sinceramente agradecido he quedado.

Cuarto

En una tuit acepté el préstamo y la apuesta, pero creo que cometí un error: el de no aclarar que pagaré lo que me preste pero con intereses bancarios normales, ¡no con los de Elektra y Banco Azteca!

Como todo el mundo sabe, los créditos de Elektra son los más caros del mercado. Así que suplico renegociar el punto, ya que no quiero terminar pagando en vez de dos mil pesos, más de 2 mil euros.

Quinto

Un tuit posterior, que podría ser calificado como acto anticipado de campaña, me convenció que no exageraban quienes conocen al señor Salinas Pliego y lo ven decidido a ser el salvador de México en 2024; en efecto, es obvio que está preparándose para ser él mismo candidato a la presidencia de la república de cualquier partido que logre alquilar.

No ha entendido el señor Salinas Pliego que exhibir en público su biblioteca, sus libros y sus escopetas es promoción política adelantada y, por lo tanto, sancionable por el Instituto Nacional Electoral.

Si Donald Trump pudo en Estados Unidos, pensará el dueño de TV Azteca, ¿por qué no entregar en México todo el poder político a un hombre de negocios?

Y como Carlos Slim está fuera de la jugada por cuestiones de edad, entonces don Ricardo cree que solo él puede lograr la hazaña.

Sexto

Le cambio la apuesta a Ricardo Salinas Pliego: los dos mil pesos que me preste —insisto, con intereses cristianos, no los de Elektra— los pongo en la ruleta preelectoral, es decir, va ese dinero a favor de que en una encuesta que se haga ahora mismo Javier Corral derrota el mero mero de Banco Azteca.

Tal ejercicio demoscópico sería el final del sueño presidencial de don Ricardo. Si no por otra cosa, por aquella sabiduría del Filósofo de Güemez: “Si dos perros persiguen a una libre y el de adelante no la alcanza, el de atrás menos”.

En efecto, si Salinas Pliego no pudiera superar a Corral, que está lejos de ubicarse entre los favoritos para la grande, menos logrará retar a quienes tienen mayores posibilidades de llegar a la presidencia en 2024, como Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Enrique Alfaro.

Volver a la serenidad

Ojalá le entre Salinas Pliego a la apuesta de una sencilla encuesta telefónica. Perderá dos mil pesos, pero recuperará sensatez y su familia volverá a la tranquilidad.

Deben los suyos estar más que preocupados viéndolo armar alboroto de tiempo completo en Twitter. No es Salinas Pliego un bot inventado por adolescentes: sus tuits son reales. Tampoco un acosador, pero a veces se acerca. No ha entrado en la locura merecedora de atención especializada, pero debe tener cuidado: la ilusión presidencial marea al más pintado.

¿Apostamos, don Ricardo Salinas?