Es decir, lo admite en su columna de este domingo una de las colaboradoras más importantes del diario de Juan Francisco Ealy Ortiz, la señora Sara Sefchovich, quien es socióloga, conferencista, traductora, narradora, autora de libros, capítulos de libros y artículos en revistas y periódicos nacionales e internacionales.
Sefchovich dice en su colaboración de hoy 24 de enero de 2021 que Lionel Barber, quien fuera director del diario inglés Financial Times, “logró que un millón de personas paguen su suscripción, para no depender de la publicidad que como dice, siempre va acompañada de tener que pagarla con favores”.
Ella menciona también al fundador de Amber Capital, Joseph Oughourlian, principal accionista de El País, quien “en una entrevista reciente, explicó por qué es necesario cobrar para leer el periódico en línea: el mundo está lleno de fake news y por eso es importante que los lectores puedan confiar en la seriedad del periódico… Pero eso cuesta dinero”.
La gente no paga para leer
Después, la columnista de El Universal de plano confiesa que a este periódico le ha ido muy mal con su plan, puesto en marcha en diciembre del año pasado, de “exigir estar suscrito para acceder a la lectura de algunas noticias y artículos”. Cito el lamento de la escritora:
“Sin embargo, hasta hoy los lectores no parecen querer pagar y prefieren no poder leer los textos. Pero ojalá se percataran de que si queremos asegurar la calidad, la profesionalidad y la independencia del diario, así tiene que ser. Más ahora, cuando desde la Presidencia se culpa a los medios y a los periodistas de todos los problemas nacionales ¡hasta de que no haya suficientes médicos!”.
Sara Sefchovich
Antes de pedir a los lectores que paguen por tener acceso a los contenidos de El Universal, la articulista abiertamente acepta que los administradores de la empresa tuvieron que empecer a cobrar por sus noticias y artículos de opinión a causa de que “este gobierno (el de AMLO) ha dejado de pagar publicidad en los medios”.
Sefchovich añade que eso ha ocurrido solo con los periódicos, radiodifusoras y televisoras que “critican” a la 4T, pero lo cierto es que la caída en la compra de propaganda oficial ha afectado a todos los medios.
La publicidad oficial que cae y cae
El pasado 12 de enero Reforma dio a conocer que el gobierno del presidente López Obrador gastó en publicidad 1 mil 515 millones de pesos durante 2020, mientras que el gobierno del presidente Peña Nieto gastó en ese concepto en 2018 la enorme cantidad de 7 mil 849 millones de pesos. La diferencia es brutal.
Aunque en cantidades bastante menores a las del pasado, lo cierto es que la 4T no ha dejado de comprar publicidad a todos los medios —críticos o no, fifís o proletarios— que en el gobierno consideran tienen impacto en la opinión pública, incluyendo por supuesto a El Universal.
El problema del diario en el que colabora la señora Sefchovich es que no le alcanza con lo que ahora recibe; y no le alcance en la actualidad para cubrir sus costos ya que los incrementó en el pasado cuando sus ventas al gobierno eran bastante mayores.
Ese paraíso mediático no iba existir por los siglos de los siglos.
Afecta a El Universal porque, seguramente por indolencia de sus administradores, la empresa que edita tal periódico se volvió erariodepeniente y hoy que ha desaparecido casi el 90% del dinero público que se dedica a los medios, en ese negocio informativo no han sabido encontrar otras fuentes de ingresos.
Dado que la publicidad ha caído en el caso de todos los medios, no es correcto decir que a El Universal se le castiga por crítico. Hasta habría razones para pensar que El Universal es hoy mucho muy crítico —no se caracterizó por ello en el pasado— debido a que ya no le alcanza con la publicidad oficial que recibe.
Salir del laberinto
Los ejemplos del Financial Times y de El País que presenta la columnista Sefchovich son buenos y malos al mismo tiempo.
Al diario británico no le costó demasiado trabajo superar el millón de suscriptores a su página de internet porque hay gente de todo el mundo interesada en leerlo. Y es literal, hombres y mujeres de negocios, lo mismo que políticos de todas las naciones del planeta necesitan consultar a un medio de comunicación con alcances globales.
El caso de El País es distinto. Sefchovich no menciona datos acerca de cuántos suscriptores tiene, pero leí que con dificultades ha llegado a los 110 mil. No creo que vaya a avanzar mucho más, a pesar de que es un diario con lectores en todos los países de lengua castellana —en España, su principal mercado, ha perdido frente a La Vanguardia, de Barcelona, el liderato en el número de usuarios únicos de internet—, y desconozco si con tales números le alcanzará para superar sus problemas económicos.
Es buena idea cobrar por leer noticias, pero creo que, por el momento, solo pueden hacerlo con éxito los medios globales que se expresan en inglés, como Financial Times, The Economist, New York Times, etcétera.
En México el único diario que cuenta con una base más o menos importante de suscriptores que pagan por leerlo es Reforma (El Norte, en Monterrey; Mural en Guadalajara), pero tiene ingresos bastante menores a los de sus épocas de gloria como periódico impreso. Creo que un número importante de sus clientes son de Monterrey, donde El Norte es el medio de comunicación que más huele a cabrito. Si solo fuera un diario chilango, Reforma estaría, como El Universal, cerca de la quiebra.
Solo como un dato curioso. Ya no compro Proceso en la calle, así que por lealtad a una revista tan relevante en la historia de nuestro periodismo pago una suscripción a su servicio digital. Pero podría ahorrarme ese dinero, ya que cada sábado recibo —¡maldita piratería que nunca acaba!ª— al menos 10 veces y de distintas personas un PDF de la versión impresa del semanario fundado por Julio Scherer.
Habrá capitalinos dispuestos a pagar por un periódico que culturalmente les representa, como El Universal, pero en Monterrey, Guadalajara, Mérida, etcétera no tiene tanto atractivo como para sacar la tarjeta de crédito y contratar la suscripción.
Si 2020 fue un mal año para los medios de comunicación en México, tanto por la caída en la propaganda comparada por el gobierno como por la ausencia de campañas de publicidad de las empresas paralizadas por la pandemia de covid, me parece que el 2021 será todavía más difícil.
Seguirá bajando el gasto en propaganda ejercido por la 4T y las compañías que más se anuncian van a esperar varios meses antes de reactivar sus promociones; es decir, lo harán cuando piensen que sus clientes están listos para volver a la normalidad, algo que sin duda ocurrirá con las vacunas, pero no en el primer semestre de este año.
¿Qué debe hacer El Universal para sacar al buey de la barranca? Honestamente hablando, no tengo la menor idea. Lo único que queda claro —lo confirma Sara Sefchovich— es que la solución al problema no estaba en el cobro por leer noticias y opiniones. Esta medida podría inclusive resultarle dañina al periódico del licenciado Ealy ya que sus anunciantes, pocos o muchos, no estarán contentos de que prácticamente nadie se meta a los artículos y notas que han dejado de ser de acceso gratuito.
Le deseo suerte a El Universal. Al resto de los medios de comunicación mexicanos, también. Cada administrador que las arregle como pueda. Todos enfrentamos un ambiente francamente adverso. Habrá que imaginar y llevar a la práctica salidas creativas a la crisis. En SDP Noticias y El Deforma estamos buscando respuestas a la pregunta fundamental de qué carajos hacer para sobrevivir y aun progresar en tiempos tan complicados para los medios de comunicación. Ya se verá lo que pase.