Twitter y Facebook no censuraron al presidente de una nación. No son tan poderosas estas redes sociales. Simple y sencillamente, después de haberle sacado la tarjeta amarilla en no pocas ocasiones, decidieron que uno de sus usuarios no iba a dejar de violar las reglas de estas empresas privadas. Así que el señor Donald Trump se ganó la tarjeta roja.
No puede nadie, por poderoso que sea, romper las reglas y quedarse tan tranquilo. Si la señora Angela Merkel, poderosa y admirada gobernante de Alemania si se pusiera a gritar durante desarrollo de una ópera de Wagner en el Festival de Bayreuth —al que acude con frecuencia—, sería expulsada del teatro por los organizadores.
Si Vladímir Putin, presidente de la Federación Rusa, paseara en un crucero por el Caribe y se desnudara al lado de una piscina llena de niños —en la que no está permitido tomar el sol sin traje de baño—, sería invitado por la guardia del barco a irse a exhibir sus intimidades a otra parte.
Las reglas deben respetarse. Todas las empresas tienen las suyas y nadie, por poderoso que sea, puede violentarlas.
Donald Trump utilizó las redes sociales para llamar a la violencia en un día fundamental para la democracia estadounidense. Además de que esto sea un delito que castigue el gobierno del vecino país —ojalá se le sancione como merece: con cárcel—, rompió las reglas de, al menos, Twitter y Facebook.
Los directores de tales empresas —de Twitter, Patrick Pichette y Jack Dorsey; de Facebook, Mark Zuckerberg y Sheryl Sandberg— simple y sencillamente aplicaron las reglas y expulsaron a un usuario con vocación de gamberro.
¿Qué significa que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador haya llamado “arrogante y prepotente” a Zuckerberg por haber suspendido la cuenta de Trump en Facebook y que, como es del dominio público, constantemente cuestione a Twitter?
En términos de las reglas de Twitter y Facebook tales expresiones de Andrés Manuel no significa nada. Es decir, puede criticar con tuits o en videos de FB a ambas empresas, a sus accionistas y directivos todo lo que se le antoje. No violará las reglas.
La libertad de expresión bien entendida de ninguna manera rompe la normatividad de Facebook y Twitter.
En la muy importante bolsa de valores Nasdaq de Nueva York, cuando se informa lo relacionado con Twitter y Facebook, aparece como noticia de prensa destacada esta información de Reuters: “Mexican president chides 'arrogant' Zuckerberg over Trump Facebook blocking”.
Lo que Andrés Manuel dijo ni es un llamado a la violencia ni contiene insultos; tampoco lastima la sensibilidad de los menores de edad ni atenta contra otros grupos sociales vulnerables. Simplemente es la opinión —que no comparto— del presidente de México, y debe ser respetada.
No sé si AMLO utilizó Facebook para llamar “arrogante y prepotente” a Zuckerberg. Si lo hace, nadie en esa empresa lo molestará ni tratará de bloquear su cuenta. La misma cosa en Twitter.
¿Por qué sí bloquearon a Trump? Porque lo realizado por este presidente no fue un ejercicio responsable de la libertad de expresión —la libertad sin responsabilidad no es aceptable—; el todavía presidente de Estados Unidos evidentemente intentó un golpe de Estado enviando mensajes en Twitter y Facebook, acción ilegal que costó la vida a varias personas.
Ojalá el castigo a Donald Trump no quede solo en que le hayan quitado sus cuentas de FB y Twitter. Fue algo tan grave lo que hizo que la democracia norteamericana, además de destituirlo así sea un día antes del término de su mandato, tendrá que llevarlo a prisión.