El presidente López Obrador cuestionó la calidad moral de quienes participan en la organización Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad.
Desde luego, estoy de acuerdo con Andrés Manuel. Esa es una “asociación civil sin fines de lucro”. No necesita ir por ganancias, no ahí: el dinero lo ganan a montones las empresas gigantescas que patrocinan a MCCI.
Lo que pretende Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, según informa en su página de internet, es posicionarse “como un referente nacional” en la lucha contra la corrupción respaldada “por una agenda de investigación de vanguardia”.
¿Investigación de vanguardia? Periodística, pues, no científica. Evidentemente no se dedican a la nueva medicina genética, sino a lo que cabría llamar “el nuevo periodismo multimillonario”.
Los enemigos históricos del cambio democrático en nuestro país están detrás de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad. En efecto, representantes de quienes, por ejemplo, tanto apoyaron con enormes recursos económicos el fraude electoral de 2006.
El líder es Claudio X. González Jr., hijo del empresario —del mismo nombre— más cercano a Carlos Salinas de Gortari.
Hoy Julio Hernández en La Jornada da elementos para entender la perversidad de ese nuevo periodismo multimillonario, que cuenta con dinero de sobra para fijar una agenda a los medios independientes en apuros económicos y, por lo mismo, sin excesiva capacidad para realizar trabajos de cierta profundidad. Dice El Astillero:
“A contrapelo de esas restricciones periodísticas generalizadas, organizaciones como MCCI tienen cartera robusta para contratar buenos periodistas y lanzar buenos trabajos que la recortada prensa tradicional acoge y difunde, muchas veces a falta de materiales propios. El periodista Ernesto Ledesma, director de Rompeviento, televisión por Internet, ha advertido que ‘a través de MCCI y de sus periodistas y activistas contratados, Claudio X. González Guajardo logró penetrar en dos sectores políticos claves: las organizaciones de la llamada sociedad civil y el gremio periodístico’, y ha asegurado que tiene ‘tres empleados estratégicos en la operación expansiva’, Amparo Casar, Darío Ramírez y Salvador Camarena (artículo: https://bit.ly/2Zts6dN; video: Claudio X. González: el poder a través del dinero, https://bit.ly/2n1TspS)”.
De Salvador Camarena no tengo mala opinión; supongo que por simple y comprensible necesidad de incrementar sus ingresos participa en MCCI. El señor Darío Ramírez siempre me ha parecido un engañabobos hipócrita que no me merece ningún respeto. Doña Amparo Casar en más de una ocasión ha demostrado que lo suyo no es la ética.
La verdad es que cuentan con recursos abundantes y, por esa razón, realizan toda clase de trabajos que logran influir en la opinión pública.
En lo personal, prefiero no hacerles mucho caso. Creo que sus “investigaciones periodísticas” equivalen a las “profecías del infierno” de una de las arias de Macbeth, de Verdi.
Por cierto, una pena que Plácido Domingo haya anunciado que no volverá a la MET Opera de Nueva York. Su lugar en Macbeth lo ocupará un cantante menor y con menos carisma, Željko Lučić, de quien un día leí que tiene una voz mate no del todo agradable y que, además, “tiende al alarido”. Sí, como Claudio X. González y algunos de sus periodistas de investigación.
Hay que tener cuidado con las estridentes profecías periodísticas de MCCI nacidas en el infierno del dinero no necesariamente bien habido y que, a nadie engañan sus patrocinadores, se usa para manipular a la gente menos informada —la mayoría, por desgracia— y a los gobiernos que se dejan, de tal modo de lograr que sus propietarios no pierdan privilegios.