En política no conviene despreciar a quienes tienen posibilidades de crecer en el corto plazo.
¿Puede el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, llegar a la presidencia de México en 2024?
No sé si sería lo mejor para el pueblo de México, pero de que puede ocurrir, no hay ninguna duda.
Estamos hablando de probabilidades. Corral no es el favorito para ser el candidato del PAN en las próximas elecciones presidenciales. Creo que le lleva ventaja Ricardo Anaya —en efecto, el famoso Riqui Riquín Canallín—, pero con certeza el todavía gobernador de Chihuahua intensificará su trabajo político buscando llegar a Palacio Nacional en cuanto deje su actual cargo, lo que dependerá de que su candidato derrote al abanderado o la abanderada de Morena en las elecciones estatales de 2021.
¿Quiénes pueden competir con ciertas posibilidades de éxito por la candidatura del PAN a la presidencia de México? (i) el favorito Anaya, desde luego; (ii) Corral también, particularmente si consigue que el panismo siga al frente del gobierno de Chihuahua; (iii) Francisco Domínguez, gobernador de Querétaro, donde los panistas muy probablemente conservarán la gubernatura, pero este hombre irá o no por la grande en función de qué tan dañado lo deje la grilla en que le han metido las escandalosas declaraciones de Emilio Lozoya, y (iv) Francisco Javier García Cabeza de Vaca, de Tamaulipas, otro gobernador que deberá torear sin resultar excesivamente lastimado no pocas acusaciones que ha recibido.
Arbitrariamente yo diría que de los cuatro precandidatos del PAN, el que tiene las probabilidades a su favor (digamos que son del 55%) es Anaya, mientras que los otros tres —Corral, Domínguez y Cabeza de Vaca— tienen cada uno 15% de probabilidades de representar al panismo en las presidenciales de 2024.
Suponiendo que Corral se pusiera listo y convenciera a las bases y a la dirigencia de su partido de que él es la mejor opción, todavía tendría que entrar a un proceso de negociación con Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, quien sin duda será el seleccionado por Movimiento Ciudadano para ser el candidato en 2024. Negociación, en efecto, para enfrentar como oposición unida a la poderosa maquinaria de Morena, cuya candidatura disputan Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y —es un hecho que ya se vio— Hugo López-Gatell.
Creo que Alfaro, en principio, debe ser considerado más competitivo que cualquier panista, inclusive que Anaya —entonces, es mucho más competitivo que Corral—. Si no por otra cosa, porque contará durante todo el sexenio con los reflectores que da la gubernatura de Jalisco, uno de los estados más grandes de México.
En ese caso, digamos que Alfaro tiene 95% de probabilidades de ser el candidato presidencial de la oposición unida contra Morena —PAN, MC, PRI, PRD y hasta Sí por México, de Claudio X. González.
Pero a pesar de sus escasas posibilidades —cualquiera que compre un cachito puede sacarse la lotería, lo que es infinitamente más difícil que obtener una candidatura presidencial de oposición—, supongamos que Corral será el candidato que enfrentará a Morena.
No es probable que a Javier Corral le alcance con el apoyo de varios partidos y organizaciones de la sociedad civil —PAN, PRI, MC, PRD, Frena y Sí por México— para superar al partido de López Obrador.
Es decir, lo más probable es que en 2024 la oposición pierda por goleada, pero difícilmente Morena obtendrá más del 55% de los votos; es decir, podrían las cosas acomodarse para que el retador —en nuestro supuesto, Corral— gane las presidenciales.
Imaginémonos a Javier Corral entrando a Palacio Nacional después de haber recibido en la Cámara de Diputados la banda presidencial. No sería tan descabellado pensar que el presidente saliente AMLO la entregara al legislador Dante Delgado para que este la colocara en el pecho del presidente entrante.
En Palacio, habrá un brindis al que asistirán invitados especiales: embajadores, empresarios, presidentes de otros países —acudirá y será un ruidoso acto de campaña la candidata demócrata y presidenta sustituta de Estados Unidos, doña Kamala Harris—.
Entre los 15 empresarios invitados obviamente estará don Ricardo Salinas Pliego, quien en el presente, es decir, en estos días finales de 2020 insultó a Corral llamándolo “gobernadorcillo”.
En el besamanos Salinas Pliego se acercará a Javier Corral y le dirá: “Señor presidente, un honor acompañarlo en esta fecha histórica”.
Corral responderá: “¿Presidente o presidentillo, lambiscón?”.
Ricardo Salinas: “Presidentote, faltaba más; siempre a sus órdenes, para servirlo en todo lo que usted ordene”.
Corral lo perdonará y serán felices como perdices durante todo un sexenio en el que Banco Azteca y Elektra seguirán haciendo lo que se les pegue la gana. ¿O llegará el momento en que alguien ponga en orden a tan vociferante empresario?