¿Cambió de opinión Beatriz Gutiérrez Müller? Sí y no. Ayer, ella se sumó al paro nacional de mujeres del próximo 9 de marzo. Horas más tarde, prefirió apoyar otra acción también feminista.

Beatriz, en efecto, convocó al paro nacional de mujeres “#UnDíaSinNosotras” del 9 de marzo. Sin embargo, horas después se retractó y prefirió respaldar otra iniciativa a favor de las mujeres: “#NOALPARONACIONAL #Undíamásconnosotras”.

Un brillante economista, Keynes, dijo: “Cuando las circunstancias cambian, yo cambio de opinión. ¿Usted qué hace?”.

¿Qué fue lo que cambió, esto es, lo que obligó a Beatriz a cambiar de opinión? La grilla. Entendamonos: lo que era un absolutamente limpio movimiento de apoyo a las mujeres, de pronto fue ensuciado por los partidos de derecha —el PAN y México Libre— que han tratado de convertir el día del paro nacional en una jornada de repudio a Andrés Manuel.

La señora Gutiérrez Müller es la esposa del presidente López Obrador, sí, pero además ha sido durante años uno de los pilares de la lucha de la izquierda mexicana que llevó a AMLO al poder.

Los partidos menos feministas —los ya mencionados México Libre y PAN—, los más conservadores, los que se han opuesto a todas las reformas a favor de las mujeres, de pronto, por politiquería barata, no solo se sumaron al descontento por los feminicidios, sino que han manipulado la causa de las mujeres para intentar conseguir beneficios políticos.

Beatriz decidió apoyar el paro nacional “#UnDíaSinNosotras” cuando parecía que era nada más una protesta femenina —política, sí, en el sentido amplio y más adecuado de la palabra: todo lo contrario a la grilla o la politiquería—, pero cuando el PAN y el partido de Felipe Calderón mancharon tal movimiento, ella tuvo que deslindarse apoyando expresamente a otra protesta femenina, “#NOALPARONACIONAL #Undíamásconnosotras”.

Lo positivo es que el 9 de marzo, con un hashtag o con otro —al margen de la disputa partidista que por lo visto todo lo contamina—, las mujeres van a expresarse. Ojalá las escuchemos y atendamos sus demandas ese día, y del resto de los días. Ya ganaron la visibilidad que necesitaban, lo que sigue es diseñar y ejecutar acciones en el gobierno y en las empresas, pero sobre todo en la familia, que realmente las beneficien, es decir, que vayan mucho más allá del discurso políticamente correcto que suele ser mero gatopardismo que, si otra vez se impone, solo generará más descontento.