El presidente AMLO dedicó su conferencia de prensa de este jueves a explicar los créditos a la palabra. Sobran personas interesadas en los mismos. Es lógico: no todos los mexicanos, no todas las mexicanas cuentan con ahorros suficientes para superar la crisis económica generada por la pandemia del coronavirus.
Para informarse acerca de tal programa, recomiendo buscar la versión estenográfica de la mañanera de hoy, que estará disponible en internet mas o menos a las 11 AM. Sugiero a Jesús Ramírez, portavoz del presidente López Obrador, que por esta ocasión incluya en el documento escrito, como apéndices, las imágenes de PowerPoint —o cualquiera que sea el sistema utilizado en Palacio Nacional para proyectar cuadros estadísticos.
Cuatro palabras
En cuanto escuché lo de créditos a la palabra me pregunté cuáles serían las cuatro palabras más importantes de la pandemia. De inmediato encontré dos, gracias al artículo de Agustín Gutiérrez Canet publicado en el diario Milenio este día; su tema: el heroísmo del personal médico y de enfermería.
Dos hermosas palabras: heroína y héroe
He sabido que algunas personas prefieren usar héroe en ambos casos, ya que heroína se relaciona con una droga. Lo que sea, leo en la Fundéu BBVA que “la veneración y el respeto a los héroes se cuentan entre las tradiciones más antiguas de la humanidad”.
Es interesante la historia de la palabra:
√ “Los pueblos prehistóricos indoeuropeos llamaban seros a aquellos que les daban protección”.
√ “Mil años después, surgió entre los aedos griegos —los cantores de hazañas épicas como tal vez fuera Homero— la figura mítica del héroe, un personaje generalmente emparentado con los dioses, como Aquiles o Eneas, que llamaron heros”.
√ “La palabra fue adoptada en latín por Virgilio como hçrôs, con la denotación de un semidiós, hijo de un mortal con una diosa, pero Cicerón aplicó el vocablo a los hombres célebres de su tiempo”.
√ “El español heredó la palabra latina, que aparece por primera vez en nuestra lengua en el Vocabulario de Alonso de Palencia (1490) como heroes, definidos como 'fuertes varones' o heroas (‘medio dios segund que tenian opinión de los heroas’)”.
√ “La palabra se tildó durante mucho tiempo como heróe, incluso en la primera edición del Diccionario de la Academia, pero la acentuación actual fue seguida por Góngora y Lope de Vega. Este último fue el primero que habló en castellano de heroína, una palabra que ya había sido empleada en latín por Ovidio, aunque referida apenas a la mujer o la hija de un héroe”.
√ “Hoy en día las cosas han cambiado. Los héroes del siglo XXI son más bien los jugadores de fútbol, —seguidos por miles de personas en las canchas de futbol y por millones en la televisión—, los actores y actrices de cine y algunos líderes políticos. O los ‘superhéroes’ personajes de ficción de poderes sobrenaturales divulgados en las tiras cómicas y en la televisión”.
Con la pandemia el héroe y la heroína son las personas que trabajan en los hospitales atendiendo a quienes se enferman de Covid-19. Merecerán, como ha dicho Gutiérrez Canet, “un homenaje nacional cuando superemos la epidemia”. No tengo la menor duda.
¿La tercera y cuarta palabras más importantes de la pandemia?
La primera aplica a todo el mundo, la segunda solo a México.
Me refiero a “supercalifragilisticoespialidoso”, que supongo es la palabra más larga del idioma, aunque no aparece en el diccionario de la RAE. La palabra más larga del Diccionario de la lengua española es “electroencefalografista”, con 23 letras.
Supercalifragilisticoespialidoso
Leo en internet que supercalifragilisticoespialidoso “sirve para expresar lo que uno siente cuando se queda sin palabras”. Cuando estalló la pandemia así nos quedamos todos los hombres, todas las mujeres del planeta: sin palabras.
Poco a poco las palabras fueron apareciendo, las de las ciencia médica, desde luego, pero también las motivacionales para ir con optimismo y valentía a la guerra contra el enemigo invisible. De ahí la heroicidad de quienes enfrentan directamente a la terrible enfermedad.
Electroencefalografista
La RAE define como electroencefalografista a la “persona especializada en electroencefalografía”.
Según un sitio de la Clínica Mayo, “un electroencefalograma es un estudio que detecta la actividad eléctrica del cerebro mediante pequeños discos metálicos (electrodos) fijados sobre el cuero cabelludo… Es uno de los estudios principales para diagnosticar la epilepsia. Un EEG también puede cumplir una función en el diagnóstico de otros trastornos cerebrales”.
Cuando la crisis pase habrá que analizar por qué tanta gente líder —en los medios de comunicación, en los partidos partidos políticos, en las organizaciones empresariales— en vez de colaborar con quienes tienen la responsabilidad de diseñar y ejecutar la estrategia contra la pandemia, se dedicaron al sabotaje. Sus intereses, políticos y económicos, pudieron más que la generosidad. Lo peor, han actuado así argumentando elevados principios, como el de la libertad. Han olvidado lo fundamental: la libertad exige responsabilidad. Lo primero se ha tenido de sobra, lo segundo ha escaseado.
Como todos vamos a perder si se pierde la guerra contra el coronavirus, pienso que algo no les funciona en la cabeza a quienes han actuado tan irresponsablemente. Hay que ponerlos, como mínimo, en manos de un electroencefalografista. Digo, como primer paso en un diagnóstico más general.