Señora Piquero:

Estoy confundido. Su biografía de Twitter dice que usted es la directora de Comunicación de la Real Academia Española. Y en la página de internet de la Fundación del Español Urgente se le presenta como directora de esta institución. Ninguna ley impide tener dos cargos —espero disfrute de dos salarios—, así que espero no equivocarme al dirigirle a usted esta carta.

Como será una carta pública, aclararé a quienes me lean en México qué es la Fundéu, que pienso no es muy conocida en mi país.

En Wikipedia aprendí que la Fundéu o la Fundación del Español Urgente nació en febrero de 2005 en Madrid, hasta donde entiendo como una iniciativa del entonces director de la agencia de noticias EFE, Álex Grijelmo.

Su principal patrocinador, durante años, fue el banco BBVA. La Fundéu ahora marcha de la mano de la Real Academia Española, por lo que ya se llama —o está a punto de ser bautizada— FundéuRAE.

El principal objetivo de la FundéuRAE “es velar por el buen uso del idioma español en los medios de comunicación”.

Lo que me interesa destacar es que, desde 2013, la Fundéu elige su palabra del año “de entre aquellas a las que ha dedicado alguna de sus recomendaciones diarias y que reúnen interés lingüístico y periodístico”.

Las elegidas hasta ahora han sido:

En 2013, escrache

Si la Fundéu pretendía con tal palabra ganar seguidores mexicanos, se equivocó. A nosotros escrache no nos dice nada. ¿Que “alude a las manifestaciones convocadas frente a los domicilios de políticos y otros personajes públicos”? En mi país no nos gusta protestar de esa manera. Habrá pequeños grupos que lo hagan, pero en general preferimos otras formas de lucha, como el más sencillo y menos ruidoso ejercicio de acudir a las casillas a votar. No siempre hemos votado libremente, pero después de décadas de autoritarismo y fraudes electorales hemos aprendido a hacerlo. No es rollo, sino la pura verdad. Si alguien lo sabe es el actual presidente, AMLO, quien tiene más poder que cualquiera de sus antecesores, pero está consciente de que si se equivoca, su proyecto político se ira del poder con los mismos honores con los que llegó. De ahí que dedique tanto de su tiempo a debatir con la oposición.

En 2014, selfi 

No estuvo mal elegir la adaptación al español del anglicismo selfie. Joaquín Muller dijo entonces que la Fundéu no buscaba la palabra más bonita ni la más original o novedosa, pero lo cierto es que en 2014 los expertos de la Fundación votaron por la palabra más bonita y original. Se supone que también tenía “un cierto interés lingüístico”, cualquier cosa que esto signifique.

En 2015, refugiado 

La Fundéu justificó la elección de esta palabra argumentando que si bien el término no es nuevo, “ha marcado de forma decisiva la actualidad informativa”. El mencionado señor Muller dijo que “refugiado ha generado muchísimas dudas y debates entre los profesionales del periodismo, pues estos han sido muy conscientes de la importancia de ser extremadamente rigurosos a la hora de denominar a los miles de personas que huyen de un conflicto bélico frente a aquellas otras que buscan en otro país las posibilidades de vida que en el suyo no encuentran”.

En 2014 la palabra de año fue una de moda y novedad, selfi. En 2015, en cambio, una bastante conocida y vieja, refugiado.

En 2016, populismo 

He aprendido, gracias a la Fundéu, que populismo era una palabra neutra, “pero que se ha ido cargando de connotaciones hasta convertirse en un arma en el debate político”. Javier Lascuráin justificó su elección precisando que “populismo, que ya lleva algún tiempo en el centro del debate político y que desde el punto de vista lingüístico está viviendo un proceso de ampliación y cambio de significado", se ha cargado de connotaciones a menudo negativas.

En 2017, aporofobia

Este neologismo no lo usamos en México. Pero como “da nombre al miedo, rechazo o aversión a los pobres”, deberíamos utilizarlo mucho más, ya que sobran personas en nuestro país que nada quieren saber de la pobreza de demasiados millones de mexicanos. Aporofobia “es un término relativamente novedoso que alude, sin embargo, a una realidad social arraigada y muy antigua”. Lo acuñó la filósofa española Adela Cortina.

En 2018, microplástico

Comprendo por qué la Fundéu la eligió palabra del año: hace referencia a “los pequeños fragmentos de plástico que se han convertido en una de las principales amenazas para el medioambiente y la salud de los seres humanos”. Lo merecía un término que “pone el acento en la toma de conciencia en torno a uno de los grandes problemas medioambientales a los que se enfrenta la humanidad”.

En 2019, los emojis 

Más que merecido que los emoticonos y emojis se alzaran con la distinción de palabra del año: ”Los emoticonos y emojis (y sus evoluciones: bitmojis, memojis, animojis…) forman parte ya de nuestra comunicación diaria y conquistan día a día nuevos espacios más allá de las conversaciones privadas en chats y aplicaciones de mensajería en los que comenzó su uso”.

En 2020, confinamiento 

Cuando se le exigió, el año pasado, la Fundéu dijo: “Definido como ‘aislamiento temporal y generalmente impuesto de una población, una persona o un grupo por razones de salud o de seguridad’, este término ha marcado buena parte de los meses del año que ahora acaba. La crisis sanitaria derivada de la pandemia de la covid-19 es, sin duda, la protagonista del 2020 y las medidas implementadas para frenarla han cambiado radicalmente nuestra forma de vivir y de hablar”.

Propuesta: elegir palabra del 2021 al inicio del año

En 2020 no podíamos saber qué tan fuerte iba a ser el confinamiento. En el verano países de Europa como España e Italia pensaron que se habían liberado, sus habitantes salieron a las playas y a los bares y, derrotados por la segunda oleada de covid, tuvieron que regresar de nuevo al aislamiento. En México realmente nunca aplicamos nada medianamente parecido a un confinamiento eficaz, y tal es la razón de que seamos el tercer país con más muertos en el mundo.

Ahora mismo no necesitamos ser profetas para saber que todo está pendiente de las vacunas, las de Pfizer, Moderna, AstraZeneca, Sputnik, Cansino, etcétera. De que la campaña mundial de inmunización sea exitosa depende, sin exageraciones ni cursilería, el futuro de la humanidad.

Como apoyo moral a la lucha por la inmunización de todas las sociedades, pienso que sería adecuado que la FundéuRAE, desde el mes de marzo que inicia en unos pocos días, declarara a vacuna como la palabra del 2021. Pase lo que pase no habrá una palabra más importante al finalizar el año, tanto si la vacunación resulta exitosa y todos nos salvamos, como si no lo es —por las nuevas cepas del coronavirus o por la incompetencia de los gobiernos— y entramos en una crisis sanitaria todavía más grave.