No sé si Oscar Wilde dijo que la popularidad es un insulto. Leí que eso había expresado en alguna ocasión, pero quizá jamás se le ocurrió semejante frase. Para un político como AMLO, tan popular, el agravio debe radicar no en el cariño que le tiene la gente, sino en la imposibilidad de transferirlo a sus aliados, a sus aliadas.
Debe ser absolutamente desesperante para el presidente de México leer encuestas cada día y comprobar que su partido, Morena, imparable hace unos meses, ahora se ha complicado la existencia.
Indigestión
Los políticos se alimentan de estadísticas, que a veces son un platillo que les hace daño. Sin duda a Andrés Manuel le indigesta ver que muchos de sus candidatos y muchas de sus candidatas nomás no avanzan.
Si Andrés Manuel estuviera en la boleta electoral arrasaría en todos los estados en los que habrá cambio de gobernador o gobernadora. Inclusive ganaría con facilidad en los conservadores Querétaro, Chihuahua y Nuevo León.
Pero López Obrador es presidente y no candidato y lo más que puede hacer es intentar transferir popularidad a quienes representan a Morena en las elecciones de 2021. Pero...
AMLO supervisor
Comenta la columna de M. A. Kiavelo, de El Norte, que hoy sábado estará AMLO en Nuevo León.
Se supone que visitará la entidad más bella de México para supervisar algunos trabajos en la refinería de Cadereyta, pero los editores de El Norte —hermano mayor del diario Reforma— piensan que en realidad el presidente López Obrador visita Nuevo León para revisar otra cosa: “la alicaída campaña morenista… En especial vendría buscando ‘otros datos’ en el bajón en las encuestas por parte de su candidata para la gubernatura, Clara Luz Flores”.
Ignoro si Andrés Manuel se entrevistará con Clara Luz y si, en la charla con la candidata, sugerirá estrategias para salir del bache. No tendría nada de malo que ello ocurriera y ni siquiera sería condenable si tal encuentro se diera en público, es decir, no estoy para nada de acuerdo con el vulgar acoso del INE al presidente mexicano, quien para ejercer su libertad debe vencer a unas autoridades electorales francamente dogmáticas.
El INE ha llegado al extremo de amenazar con ¡¡¡encarcelar a AMLO!!! solo porque este se expresa con libertad. Vaya una tontería, pero qué peligrosa tontería.
Sin transferencias
El problema para AMLO y Morena no está en buscar la manera de torear al INE del ultraconservador Lorenzo Córdova, sino en el hecho de que, casi seguramente, la foto con el político más popular en muy poco —y aun en nada— beneficiaría a Clara Luz Flores.
Todo el mundo en Nuevo León sabe que Clara Luz es la candidata de Morena y de Andrés Manuel, pero ello no le ha servido para mejorar su posición en las encuestas, que es muy mala: está lejísimos de los líderes Samuel García, de Movimiento Ciudadano, y Adrián de la Garza, del PRI, y en el colmo de la desgracia para una mujer trabajadora y honesta que merecería mayor suerte, pelea el último lugar con el panista Fernando Larrazabal.
No es la primera vez que AMLO confirma las complicaciones de transferir popularidad. Solo una vez lo ha hecho y no ha vuelto a ocurrir: en Iztapalapa, cuando Juanito venció al PRD y al entonces jefe de gobierno de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard.
Pero, fuera de Iztapalapa, Andrés Manuel no ha logrado la hazaña de transferir su popularidad. Ni siquiera pudo hacerlo en su tierra —o en su agua—, y en es que 2006, con todo el prestigio de su parte, AMLO nomás no pudo hacer crecer a su candidato en Tabasco, Raúl Ojeda.
Morena en problemas
El hecho es que Morena en campaña, es decir, ya con candidatos y candidatas de carne y hueso, perdió las preferencias que AMLO le había dado.
En las encuestas que he visto, Morena perderá muy probablemente Querétaro, Nuevo León, Chihuahua, Campeche, Baja California Sur y San Luis Potosí. Es decir, el 40% de los estados en disputa.
Pero en otras tres entidades el partido de AMLO ya no tiene de ninguna manera segura la victoria: se la han complicado las cosas a Morena, por crisis de sus candidatos impresentables, en Michoacán, Guerrero y Zacatecas. Podría ganar estas gubernaturas, pero el partido del presidente ha perdido preferencias y ello seguramente se traducirá en menos triunfos en los distintos distritos en los que se elegirán diputados y diputadas federales.
Tlaxcala es otro estado difícil para Morena, pero no por crisis de quienes representan al partido, sino simple y sencillamente porque la oposición, que también juega, ha hecho correctamente su trabajo.
De 15 entidades en las que habrá elecciones de gobernador o gobernadora, Morena solo parece tener seguras Baja California, Sonora, Colima y Nayarit. Son muy grandes las ventajas de sus candidatos y candidatas en las encuestas, a pesar de alguna guerra sucia que confunde inclusive a observadores de la realidad nacional tan experimentados e inteligentes como Ciro Gómez Leyva.
Hace unos días El Universal trató de dar la impresión de que una encuesta sobre Sonora que difundió, la había hecho una empresa de prestigio, la de Jorge Buendía; tristemente el líder en los informativos de la radio mexicana la presumió como prueba de que Alfonso Durazo ha perdido una gran ventaja que el mismo encuestador le daba. Pero el señor Gómez Leyva no leyó correctamente las cosas y, por lo tanto, no se dio cuenta de un horrible cuchareo contra el extitular de la Secretaría de Seguridad. Pero este es otro tema.
El hecho es que si la popularidad es insulto, en el caso de AMLO lo que debe ofenderle es la imposibilidad de transferir su aceptación a sus candidatos y candidatas. Y es que lo iba a ser una jornada electoral en la que Morena iba a quedarse con prácticamente todo, se le ha complicado de más al partido del presidente, quien para colmo debe luchar contra un acoso ya excestivo y de mal gusto de parte del INE comandado por un tipo para nada imparcial como Lorenzo Córdova —ya veremos a este personaje, en 2024, sumado a la oposición a Morena; claro que lo veremos.