Es cursi el famoso poema de la tamaulipeca Ana María Rabatté y Cervi. Nunca me ha gustado… ni siquiera un poquito. Pero hoy lo recordé leyendo en Milenio la columna de Carlos Marín.
Si quieres hacer feliz<br>a alguien que quieras mucho…<br>díselo hoy, sé muy bueno<br>en vida, hermano, en vida…<br><br>No esperes a que se mueran<br>si deseas dar una flor<br>mándalas hoy con amor<br>en vida, hermano, en vida…<br><br>No esperes a que se muera<br>la gente para quererla<br>y hacerle sentir tu afecto<br>en vida, hermano, en vida…<br><br>Nunca visites panteones,<br>ni llenes tumbas de flores,<br>llena de amor corazones,<br>en vida, hermano, en vida…<br>
Ana María Rabatté
La verdad de las cosas es que los políticos, las políticas en el poder que ayer tanto lamentaron la muerte de Mario Molina no elogiaron en vida al premio Nobel de Química; al menos no lo hicieron recientemente.
Ni el presidente AMLO ni el jefe de la estrategia contra el covid en México, Hugo López-Gatell, hicieron caso a la recomendación del destacado científico galardonado con el Nobel por haber explicado la amenaza que representan para la capa de ozono de nuestro planeta los gases de cloro, bromo y dióxido de carbono: usar siempre cubrebocas o mascarilla.
Sencilla medida, defendida por científicos y gobernantes de todo el mundo, que en la república mexicana nomás no termina de exigirse a la población.
Pero, un momento, hay una excepción, y la subraya el columnista Marín: la jefa de gobierno de la capital de nuestro país, Claudia Sheinbaum, en todo momento apoyó a Mario Molina e hizo del cubrebocas parte de su personalidad:
“La nota discordante con el insensato desdén (de la 4T) fue de la jefa de gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien en conferencia de prensa celebrada en agosto, acompañada por el célebre Nobel mexicano, respaldó la recomendación que Molina impulsaba con la idea, inclusive, de que se impusiera de manera obligatoria y reprochaba que el presidente López Obrador no pusiera el ejemplo”.<br>
Carlos Marín
La verdad de las cosas es que Andrés Manuel no ha hecho un diagnóstico correcto acerca de dónde está la ciencia en la 4T. Y es que ha brillado, por su ausencia, en la subsecretaría de Salud, la de López-Gatell, y fue a refugiarse al gobierno de la CDMX.
Las cosas como son.