Con cierta dosis de amarillismo, “El Financiero ha reportado, por lo menos, de un par de eventos críticos en los que aviones han estado cerca de colisionar, sin embargo, las autoridades han negado tener reportes oficiales sobre estos incidentes”.
Eso lo dice una nota del mencionado diario de ayer 26 de abril de 2021.
En tal información, El Financiero sostiene que “confirman incidente entre dos aviones por rediseño aéreo... aunque autoridades dicen que no fue grave”.
¿Es necesario sembrar pánico? Creo que no. Porque al menos ese incidente no fue algo grave; y no lo fue, de acuerdo al mismo periódico, porque “los aviones, que estaban a una separación de mil pies, se acercaron, pero el sistema de alerta del avión de Viva Aerobus se activó, por lo que el capitán suspendió su ascenso”.
Es decir, la tecnología y el conocimiento del piloto evitaron una tragedia.
Ahora bien, ¿el incidente, ocurrido el pasado 26 de marzo —que no llegó a mayores, hay que subrayarlo— ¿se debió a “la entrada en vigor del rediseño del espacio aéreo en el centro del país”? Se supone que sí, que ello se dio por ese nuevo diseño, pero no es una situación excesivamente delicada porque, por lo visto, no ha habido nada más y también por el hecho de que, con capacitación de controladores y pilotos, no tiene por qué haber ningún problema.
Lo anterior lo dijo hace un par de días el columnista que más ha tratado el tema, Darío Celis, también de El Financiero: él afirmó que cualquier dificultad se superará con capacitación, en el entendido de que la tecnología ya existe en el sistema aeroportuario capitalino…
Pero, para que tal capacitación se dé, las autoridades deben remediar una circunstancia absolutamente inaceptable: que el rediseño del espacio aéreo fue aprovechado por quienes lo encabezaron —debilidades y hasta miserias humanas— “para ajustar cuentas con controladores con experiencia de más de 20 años que fueron excluidos” de ese trabajo en el que todos los expertos tenían que ser consultados.
Cito a Celis:
√ Las nuevas rutas de acceso y salida del Valle de México cambiaron y exigen mejores habilidades tanto de pilotos como de controladores, que tiene a su disposición la tecnología que necesitan.
√ “Las aproximaciones y despegues se realizan mediante la Navegación Basada en la Performance (PBN) que permite evolucionar la navegación aérea mediante el uso actual y futuro de la infraestructura en tierra”.
√ La PBN utiliza tecnología satelital y digital tanto en tierra como en los aviones, para una navegación más precisa y eficiente, dice el periodista Celis.
√ El columnista de El Financiero no tiene ninguna duda: “la tecnología de última generación de los aviones y la capacitación de los pilotos garantizan operaciones seguras”.
√ Pero Darío Celis apunta un serio problema que, por fortuna, tiene solución: “el rediseño dejó atrás a los controladores de tráfico del Seneam”.
√ Además, “por falta de presupuesto no hubo capacitación”. Y, para colmo, a los controladores les bajaron el sueldo, por lo que muchos renunciaron, lo que ha obligado a reemplazarlos con jóvenes sin experiencia.
√ Resulta evidente que se necesitan, para un sistema aeroportuario tan complejo como el capitalino, controladores permanentemente capacitados.
Es importante, entonces, que las autoridades pongan atención y hagan lo que debe hacerse: capacitar a todos los involucrados, para que aterrizar en la Ciudad de México no se convierta en un acto de peligrosidad.
El nuevo espacio aéreo no debe representar ningún problema ni ahora mismo ni cuando, en poco tiempo, ya en una normalidad postpandemia las aerolíneas vuelvan a operar a su máxima capacidad y abra el aeropuerto en Santa Lucía. Pero, para ello, debe tomarse muy en serio el tema de la capacitación. También el de pagar lo justo a los controladores, que son técnicos altamente calificados de los que tanto depende en una industria tan compleja como la aviación.