Conocí a Raúl Padilla poco tiempo después de que la empresa periodística de Pancho González, que yo dirigía, adquiriera el diario Público, de Guadalajara, hoy Milenio Jalisco.
A algunas personas de esa ciudad no les gustó que gente de Monterrey hubiera adquirido un periódico tan bien hecho, tan crítico, tan identificado con lo mejor que tiene Guadalajara, sobre todo su Feria Internacional del Libro.
Pero, ni hablar, convencí al señor González de comprar un diario extraordinariamente dirigido por periodistas creativos e inteligentes, pero en problemas económicos. En los medios de comunicación, la mayoría de las veces no basta que un proyecto lo hayan diseñado y lo dirijan periodistas tan talentosos como Jorge Zepeda Paterson, Diego Petersen y Luis Miguel González.
Una de las pocas personas con prestigio e influencia en Guadalajara que no nos cuestionaba por haber adquirido Público era Raúl Padilla, desde su fundación el directivo principal de la Feria Internacional del Libro.
Lo traté bastante entre 1998 y 2004 y realizamos juntos algunos emprendimientos culturales, como la distribución de DVDs con una versión animada del Quijote, para niños, como una forma de conmemorar los 400 años de la obra de Miguel de Cervantes. Gracias a Padilla, colaboró en esta tarea el escritor Fernando del Paso, con quien tuve una buena relación.
Cuando dejé Milenio —por presiones del entonces presidente Vicente Fox, quien no soportaba que en ese periódico se le cuestionara tanto por su decisión de que quitarle el fuero a Andrés Manuel López Obrador— dejé de ver a muchas personas con quienes solo tenía trato por asuntos relacionados con el periódico de la familia González. Y así ocurrió: jamás volví a cruzar palabra con gente importante que se acercaba a Milenio para tratar asuntos estrictamente empresariales o peridísticos.
Pero a Raúl Padilla volví a verlo por causa del desafuero del hoy presidente AMLO.
Inmediatamente después de que me retiré de Milenio, Andrés Manuel me invitó a colaborar en su equipo de campaña para las elecciones presidenciales de 2006.
Ya había López Obrador superado el serio problema del desafuero, pero era una referencia para quienes les apoyábamos: no iba a resultar sencillo aquel proceso electoral. Yo participaba en un grupo específico con Manuel Camacho, Ricardo Monreal y José Agustín Ortiz Pinchetti, entre otros activistas. Los dos primeros me contaron acerca del papel fundamental de Raúl Padilla para vencer al proceso de desafuero y me sugirieron buscarlo dado que el directivo de la FIL podía colaborar en algunos asuntos.
En varias charlas con Padilla supe detalles de lo que él hizo, sobre todo en Barcelona, España —pero también en Guadalajara— para que Vicente Fox se olvidara de la locura del desafuero.
Hoy que el presidente López Obrador ha incluido entre los enemigos de la 4T a Raúl Padilla, cabeza de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, consideró una obligación reconstruir una historia, que quizá Andrés Manuel ha olvidado.
Cuando Camacho se acercó a Padilla con una petición concreta
El ya fallecido exregente del Distrito Federal se acercó a Raúl Padilla en 2005 con el propósito de pedirle apoyar la organización de un gran mítin contra el desafuero en la ciudad más conservadora de México, Guadalajara.
Porque siempre participó en la izquierda, porque era su derecho y porque evidentemente se trataba de una causa justa, Padilla aceptó.
Nadie con vocación democrática podía quedar al margen de la lucha contra la fuerte embestida del gobierno foxista para bloquear la candidatura presidencial de Andrés Manuel por la vía del desafuero.
Raúl Padilla promovió una concentración masiva sin precedentes en Guadalajara, que tuvo lugar el 21 de abril de 2005, con la presencia del propio López Obrador. Fue una marcha que culminó en un mitin en la Plaza de la Liberación, en la que participó Fernando del Paso, entre otras importantes figuras del ámbito académico e intelectual de Jalisco.
Volar a Barcelona con dos escalas
Aunque Raúl Padilla había organizado el evento, se retiró a las carreras inmediatamente después de que terminó. Por la prisa, apenas se despidió de Andrés Manuel. Al presidente del patronato de la FIL le urgía llegar al aeropuerto para realizar tres vuelos por motivos de trabajo: uno a la Ciudad de México, el siguiente a Madrid y el último a Barcelona.
En su destino final, Padilla cumplió ciertos compromisos y se dio tiempo de platicar sobre la situación política mexicana con José Saramago, Nobel de Literatura, y su esposa Pilar del Río.
Padilla pidió a Saramago participar en una marcha por las calles de Barcelona para oponerse al desafuero de López Obrador. El escritor aceptó.
José Saramago y Pilar del Río ya habían tenido comunicación sobre el tema con el escritor mexicano Carlos Fuentes, quien también se oponía a la maniobra orquestada por Vicente Fox en contra de Andrés Manuel.
Recuerdo lo que Raúl Padilla me ha contado —cito al directivo de la FIL, con quien he hablado sobre aquella marcha en Barcelona— : “No fue difícil convencer a José Saramago y a Pilar del Río —reconocidos y muy convencidos devotos de la pluralidad y las libertades civiles— para que asistieran a la manifestación organizada con el apoyo de estudiantes mexicanos y residentes en Barcelona, así como de simpatizantes del subcomandante Marcos, como eco de la marcha del silencio en México”.
Eran alrededor de doscientas personas aquel día de 2005. Durante la marcha, que inició en la Plaza Cataluña y que duró prácticamente todo aquel domingo, la consigna era “¡NO AL DESAFUERO!”.
Cito de nuevo a Padilla:
√ “Entre turistas y comerciantes, recorrimos las Ramblas del centro de Barcelona, recibiendo toda clase de muestras de simpatía tanto de mexicanos que fueron uniéndose al contingente, así como de personas latinoamericanas y catalanas que nos respaldaron durante nuestro trayecto”.
√ “La movilización era alegoría de un cortejo fúnebre para sepultar a la democracia mexicana, para lo cual habíamos confeccionado un ataúd en donde simbólicamente yacían la democracia y la justicia mexicanas y detrás del cual caminamos hasta la Plaza de Sant Jaume. Ahí, frente al Palacio de la Generalitat de Cataluña, concluimos la marcha con una misa simbólica de cuerpo presente para nuestra democracia, así como con sendos discursos, incluyendo la lectura de una carta de apoyo que nos envió Carlos Fuentes, así como con un mensaje que pronunció el propio José Saramago, quien se solidarizó al movimiento contra el desafuero”.
√ “Esta marcha fue noticia en la mayoría de los periódicos españoles y en varios de los más importantes de Europa”.
Desde luego, en México fue noticia también. Reproduzco aquí una foto de la forma en que La Jornada cubrió tal evento.
El documental de Mandoki
Raúl Padilla no ha sido solo el principal directivo de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, sino también de un importante festival de cine que se celebra en esta ciudad.
A López Obrador no pudieron pararlo en 2005 con el desafuero, pero al año siguiente sí lograron robarle la presidencia de México.
Muchos nos fuimos a dormir, como protesta, al Paseo de la Reforma, a las avenidas Juárez y Madero y al Zócalo de la capital de nuestro país. Ahí, el cineasta Luis Mandoki me pidió que fuera el productor de su documental sobre el fraude electoral que llevó a Felipe Calderón al poder. Como no sé nada de la industria cinematográfica, pregunté solo por saber si podía o no apoyarlo: “¿Y qué hace un productor?”. Su respuesta me convenció que se trataba de algo que no podía ser tan difícil: “Tú solo vas a conseguir los recursos, nosotros haremos el trabajo”.
Tarea sencilla, pues..., pero no tanto.
Toqué muchas puertas, pero solo algunas se abrieron. Al final del desarrollo de la película, de plano no nos alcanzaba. No había ya a quién recurrir ni en la Ciudad de México ni en Monterrey, que es donde yo me muevo. Alguien me aconsejó buscar a Raúl Padilla, quien en el plantón de protesta había colaborado activamente con el contingente de Jalisco. A Padilla lo vimos Mandoki y yo en el restaurante San Angel Inn. Por obvias razones, el presidente del patronato de la FIL ya no consideraba conveniente seguir tan metido en el movimiento de resistencia de Andrés Manuel, pero un documental que estábamos decididos a llevar al cine era un proyecto cultural. Encontró, entonces, los recursos que nos faltaban y pudimos concluir la obra de Mandoki.
Creo que desde entonces no he vuelto a ver al señor Padilla. SDP Noticias no ha tenido mucha relación con la Feria del Libro de Guadalajara, ni hablar. Cada año la entusiasta Luisa Urdiales nos envía notas sobre el evento, y poco más.
Pero las palabras de Andrés Manuel del pasado viernes sobre Raúl Padilla me llevaron a recordar lo que aquí he contado y, también, a hablar un poco con este polémico personaje.
¿Raúl Padilla enemigo de la 4T? En 2018 apoyó a otro candidato presidencial, lo que era su derecho. Pero en los momentos en que más apoyo necesitó el presidente López Obador, Padilla ahí estuvo. Camacho no vive para contarlo, Monreal sí. Si no ha muerto —realmente no lo sé— valdría la pena buscar a la esposa de Saramago. Ignoro si ella reside en Barcelona. De ser verdad, algún amigo que tengo por allá podrá buscarla y pedirle un testimonio. Veremos si es posible.