En Jalisco policías municipales asesinaron al joven Giovanni López. El hecho, aunque tardíamente, desató protestas, inclusive de gente tan prominente como el cineasta Guillermo del Toro. Después, la exigencia de justicia se generalizo y llegó a las calles. Alguien en el gobierno local, el estatal o el municipal, no supo enfrentar las manifestaciones de inconformidad y estas se salieron de control. Son los hechos.

Terrible la violencia callejera que se vivió en Jalisco, sin duda.

Gobernador Enrique Alfaro, lo deseable es que usted imponga el orden de nuevo, por las buenas, sin violentar derechos humanos, con estrategia policiaca y, de ser necesario, con el apoyo de la Guardia Nacional.

Estoy seguro de que el principal interesado en que la tranquilidad vuelva a las calles de Guadalajara es el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien gobierna desde el Palacio Nacional –y desde los lugares que visita en sus giras por el país que ya ha reiniciado– para todos los mexicanos, incluidos usted, gobernador Alfaro, y el resto de los jaliscienses.

Comprendo su desesperación, señor gobernador. Si usted cambia su discurso terminará en una simple anécdota la acusación que ha hecho de que simpatizantes de AMLO, y aun el propio Andrés Manuel, están detrás de la violencia en las calles de Guadalajara. Tales dichos no son aceptables.

Usted sabe, le consta en años de actividad política, a veces como aliado de López Obrador, que no hay nadie más pacifista que el actual presidente de México.

Andrés Manuel jamás ha recurrido a nada parecido a la violencia en décadas de lucha política. No lo hizo desde la oposición, ni siquiera cuando le robaron elecciones. No lo hará desde la presidencia de nuestro país que es el menos interesado en que se desestabilice.

Ni siquiera le pido que se disculpe, gobernador Alfaro. Simplemente le suplico que entienda el valor de la unidad en momentos terribles para México. Busque a Andrés Manuel, trabajen juntos, resuelvan los problemas. Cualquier otra actitud es irresponsable y a todos nos daña.