“En prenda de buena fe”
Es la expresión que utiliza Héctor Aguilar Camín, este miércoles en Milenio, para pedir al presidente AMLO que “diga dónde dije yo las palabras que me atribuye”.
¿Qué palabras? Las del lunes de AMLO en su conferencia de prensa mañanera: “Aguilar Camín dice: ‘Pues no se puede aplicar esa vacuna en México porque es una vacuna rusa, solo se puede aplicar en Rusia’…”.
Aguilar Camín ha solicitado “abiertamente, en buena ley”, que el presidente de México pruebe su dicho. “Y que si no puede probarlo, lo retire, en prenda de buena fe”.
La mala fe
Presenta un problema —que va a complicar el diálogo— la aparentemente respetuosa y educada petición del columnista de Milenio al presidente de México: la hizo en un artículo inspirado en la mala fe, esta quizá motivada por el enojo, a su vez causado por el hecho de que AMLO le haya atribuido a Aguilar Camín palabras que no dijo.
La mala fe de Aguilar Camín queda evidenciada en el título y en la frase final de su columna: "el presidente López Obrador aquí ha mentido". En realidad, no fue así. Quienes le conocemos sabemos que AMLO no miente. Otra cosa es que exprese opiniones erróneas porque sus colaboradores se han equivocado al contarle algo. Un hombre culto como el columnista de Milenio debería saberlo. Creo que lo sabe, pero prefirió ignorarlo.
Lo que sí dijo Aguilar Camín
En efecto, Héctor Aguilar Camín no dijo las palabras que le atribuyó AMLO. El escritor jamás expresó eso de que “la vacuna rusa solo se puede aplicar en Rusia”.
Aguilar Camín lo que sí dijo, basado en el artículo de una científica publicado en SDP Noticias, fue esencialmente lo siguiente:
√ “The Lancet indica, sin embargo, que ‘se requiere más investigación para confirmar los resultados en aquellas personas que pertenecen a grupos de riesgo no representados y etnicidades no blancas', porque la primera fase de 20 mil voluntarios de la vacuna Sputnik V se probó solo en moscovitas blancos”.
√ “Sobre este problema llamó la atención desde el primer momento en México Irma Aguilar-Delfín, doctora en inmunología. Es al parecer un hecho muy conocido entre los expertos que distintas etnicidades, de distintos países y distintos climas, tienen distintas cantidades de anticuerpos anticovid”. (Apunto lo que pudiera ser un error de Aguilar Camín: la doctora en inmunología no hablaba de anticuerpos anticovid, sino de los anticuerpos preexistentes frente al adenovirus 5, uno de los dos vectores de la vacuna rusa; si he comprendido bien el tema, con esa expresión, la de “anticuerpos anticovid”, Aguilar Camín dio una información falsa producto de su ignorancia, pero no dijo una mentira).
√ Ese asunto, el de los anticuerpos preexistentes frente al Ad5, “no se menciona en el caso de la vacuna Sputnik V. Una eficacia tan alta como la hallada en la vacuna Sputnik V, dice Aguilar-Delfín, sugeriría que ‘en la población rusa hay muy pocos anticuerpos preexistentes anti-Ad5 y por eso la vacuna funciona tan bien. Pero está ampliamente documentado que en poblaciones de países tropicales de ingresos bajos y medios la prevalencia de estos anticuerpos ‘bloqueadores de vacunas’ puede ser muy alta, hasta de 75 por ciento o incluso más”.
√ “No sabemos, sigue Aguilar-Delfín, cuál es la prevalencia de estos anticuerpos en México”. Si es elevada, podría restarle eficacia a la Sputnik V.
Aguilar Camín solo hizo referencia a un debate científico interesante, del que después se ocupó el jefe de la estrategia contra el covid-19, Hugo López-Gatell. Este, a pregunta de una reportera, dijo que se desconoce la prevalencia del adenovirus 5 en la población mexicana, “no está documentado, esta es una cosa interesante”.
El epidemiólogo argumentó que la vacuna rusa, por estar desarrollada en dos vectores (uno de Ad5 y el otro de adenovirus 26), podría no presentar problemas: “La forma en que se utiliza Sputnik V es: primera dosis, adenovirus 26; segunda dosis, adenovirus 5… son dos adenovirus diferentes que circulan en distintas intensidades en la población”, lo que hace “menos probable que haya personas que tengan anticuerpos contra ambos adenovirus”.
Puede ser verdad lo afirmado por López-Gatell, pero podría no serlo. El hecho es que a ese debate —estrictamente científico, sin duda— se refirió Héctor Aguilar Camín.
¿Por qué AMLO se equivocó?
Reformulo la pregunta: ¿por qué el presidente AMLO le atribuyó a Aguilar Camín palabras que estuvo muy lejos, a años luz de escribir? Seguramente porque sus colaboradores así fue como le contaron el escrito del colaborador de Milenio. Lo informaron mal, pues.
Un hombre con tanto trabajo y tantas ocupaciones no lee todas las columnas de la prensa, menos aún si está enfermo de covid, situación que Andrés Manuel afortunadamente ya superó.
Lo que enreda las cosas es una manía cortesana. Las personas cercanas a alguien de poder consideran su obligación tergiversar todo lo que afirman; lo hacen, nada más, para divertir al jefe, para darle por su lado, hacerle pasar un buen rato. Me imagino a cualquiera con acceso a Palacio Nacional: “Ya vio, presidente, pinche Aguilar Camín diciendo que la vacuna rusa solo funciona en Rusia, jajaja. Ya no saben qué inventar para que usted les reintegre el chayote que recibían de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto”.
Con la errónea información en la cabeza, el presidente López Obrador regresó a las mañaneras y le atribuyó palabras a Aguilar Camín que este no expresó.
Pero eso no es una mentira, y creo que Aguilar Camín lo sabe.
“No miente quien no dice la verdad, sino quien dice aquello que no cree que sea verdad”
Las palabras anteriores las tomé de un sitio de internet de filosofía y teología. Como son un galimatías, recurriré al ensayo de un experto para tratar de entender las cosas, el doctor en filosofía Manuel Toscano, quien en 2017 publicó un ensayo sobre la mentira en Letras Libres —la excelente revista de Enrique Krauze, un hombre en mi opinión instruido y decente a quien se critica de más en los círculos de la izquierda en el poder—.
Veamos lo que dice el filósofo Toscano:
√ “La mentira es un viejo rompecabezas filosófico. Dos cosas han preocupado a los filósofos: por una parte, cómo definirla; por otra, por qué es incorrecta o reprobable y en qué circunstancias”.
√ “El rasgo que hace mala a la mentira es relevante para comprender en qué consiste y cómo se la distingue de otros fenómenos próximos como la falsedad, el engaño, el fingimiento, el disimulo, el bullshit, entre otras formas de faltar a la verdad o a la franqueza”. (Apunte: por ahí leí que el bullshit es un nuevo fenómeno entre la desinformación y las fake news, pero no sé si a eso se refiera el señor Toscano).
√ “No miento siempre que afirmo algo falso, como sucede si estoy equivocado”.
√ “Para distinguirla del error honesto, podemos añadir el propósito de engañar a otro, haciéndole creer algo que es falso”.
√ “Como decía san Agustín, mentiroso es quien dice algo falso con la intención de engañar”.
Aguilar Camín, en prenda de buena fe, debería disculparse con AMLO por calumniarlo
AMLO no miente, lo sabemos. Puede equivocarse y se equivoca, como cualquiera. Claro está, dado que habla más en público que el resto de los personajes de la vida comunitaria mexicana, necesariamente cae en más errores que la mayoría. Es el riesgo de pasar tantas horas frente al micrófono, sin guiones ni asesores al lado.
Para demostrar que AMLO miente, Aguilar Camín recurre a un tal Luis Estrada, quien da un seguimiento, llamémosle cuantitativo, a las mañaneras. No sé si sea bueno o malo el trabajo del señor Estada —no lo he analizado, solo vi lo que el columnista de Milenio cita del mismo—, pero queda perfectamente claro que tal persona no hace un recuento de las mentiras de López Obrador, sino de sus “afirmaciones no verdaderas”. El propio Aguilar Camín las llama “inexactitudes”, pero solo para inmediatamente después volver a la calumnia —esta sí una terrible mentira— de que Andrés Manuel es un mentiroso.
Si Aguilar Camín, “en prenda de buena fe”, ha pedido a AMLO que retire una afirmación falsa, el columnista debería hacer lo mismo: “en prenda de buena fe” tendría que disculparse por insultar al presidente de México. Digo, si acaso el escritor desea algo más que simplemente desahogarse, es decir, convocar a un diálogo de altura, que es el que tanta falta nos está haciendo en México.