Arturo Herrera, secretario de Hacienda de México, presidirá la junta gobernadores del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional en el 2021.
No son dos instituciones financieras del montón. Ni es un año cualquiera.
Se trata de los pilares del capitalismo global y del año más complicado para el mundo, en lo económico, desde la Segunda Guerra Mundial.
En 2021, no hay duda, la humanidad reemprenderá el camino del crecimiento o habrá una catástrofe de dimensiones civilizatorias, por así llamarla.
Es decir, Arturo Herrera está recibiendo un enorme reconocimiento, no por sus méritos académicos o técnicos, que los tiene, sino por su trabajo al frente de la Secretaría de Hacienda. Este hecho tiene varias lecturas
Primera lectura, neoliberal:
El capitalismo global sabe del gran peso que la economía mexicana tiene y por ningún motivo el Banco Mundial y el FMI van a permitir que entre en una recesión más profunda. Para ello, necesitan tener cerca al operador económico del presidente López Obrador.
Segunda lectura, de izquierda:
Como dijo tantas veces Andrés Manuel, el mundo iba a terminar por imitar el modelo económico seguido por la 4T para enfrentar la pandemia, distinto a lo que se ha hecho en todos los países.
Tercera lectura, mixta:
El BM y el FMI desean, por las buenas, que México siga sus recomendaciones para no agravar sus problemas económicos. Por las buenas, sí, esto es, admitiendo que tiene mérito mucho de lo realizado por el gobierno de AMLO —sobre todo, su más que decidido apoyo a los pobres— y que vale la pena llevar algunos de sus programas sociales a otras naciones, incluso desarrolladas, en las que la gente sufre de más por la falta de empleo e ingresos.
La medicina (o el veneno) en el whisky
Es un hecho que el FMI ha sido muy crítico de algunos de los grandes proyectos de la 4T, como la construcción de la refinería de Dos Bocas, Tabasco. La recomendación de posponerla que hizo el organismo internacional, el presidente AMLO simple y sencillamente la ignoró.
También es un hecho que hay liquidez en el mundo y que el capitalismo piensa que México debe endeudarse para no agravar sus complicaciones económicas. Andrés Manuel tajantemente ha dicho que no va a hacerlo.
Por las buenas, entonces —dado que AMLO no quiere tragar voluntariamente la medicina del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional—, ambas instituciones están dándole relevancia extraordinaria a Herrera para lograr que nuestro secretario de Hacienda, de alguna manera, se las arregle para mezclar en el whisky favorito del presidente López Obrador la pastilla que el capitalismo insiste que él tome. Pastilla que puede ser verdaderamente un remedio que ayude a mejorar la salud económica de México o un veneno que podría matarnos como nación.
En el FMI y el BM también toman whisky, así que podría ocurrir que Herrera disuelva en las bebidas de los señores y las señoras del dinero, en algún brindis, la medicina prescrita por AMLO.
Pienso que la diferencia entre medicina y veneno es la dosis. Si en las sesiones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional realmente se permitiera una participación activa del secretario Herrera —no solo la de dar la palabra a los meros meros de las finanzas globales—, es decir, si se le diera la oportunidad de no solo introducir en el debate el modelo económico de la 4T, sino que la AMLOeconomics, al menos en parte, con seriedad sea considerada para aplicarse en otras naciones, solo en este caso, Andrés Manuel podría aceptar tomar la medicina financiera del FMI y del BM en la dosis justa que un país como México necesita.
El entripado
Lo mejor de todo esto es el enojo que debe estar acabando con la estabilidad emocional de Carlos Urzúa, el primer secretario de Hacienda de la 4T, quien por un berrinche abandonó el barco de Andrés Manuel.
Lástima, don Carlos. Y es que mientras Urzúa seguirá lanzando veneno en El Universal y pasando el chisme por WhatsApp con fanáticos anti Peje como Pablo Hiriart, el secretario Herrera presidirá las sesiones de la junta de gobernadores del BM y del FMI.
Al ex de Hacienda debe estarlo torturando un verso del Perro Bermúdez: "La tenía, era suya, pero la dejó ir".