Darío Celis, de El Financiero y El Debate, es muy buen columnista. Entiende el mundo de los negocios, su estilo es interesante y suele ser polémico.
No sé si por ganas de llamar la atención o, quizá, porque está convencido de que se va a cometer una injusticia ha decidido presentar como víctima de la 4T a una de las más grandes empresas que operan en México —extranjera, por cierto—, Walmart, que desde hace tiempo se sabe, y vaya que se sabe, es una de las compañías que más explota a sus empleados y proveedores e inclusive a sus clientes… y que ahora, según empieza a trascender, también abusa del Servicio de Administración Tributaria.
Celis —a quien me resulta más sencillo leer en El Debate, de Culiacán , que en El Financiero, de la Ciudad de México—, en su intento de presentar a Walmart como víctima de una persecución del Estado, desde el arranque de su columna de este jueves da la pista para entender que, en realidad, simple y sencillamente de lo que se trata es de hacer justicia al exigirle a esa enorme empresa que más o menos pague sus impuestos:
“Mediante la asesoría de avezados fiscalistas, el gigante fundado por Sam Walton históricamente ha pagado un porcentaje muy bajo de impuestos contra lo que vende en México”.
Ese es el problema, querido Darío: la participación de “avezados fiscalistas” que siempre se las arreglan para que las compañías más grandes paguen muy pocos impuestos. Ni hay ataques a la libertad de empresa ni se trata de dañar a nadie en lo particular. El gobierno solo ha pedido, con ganas de evitar conflictos, que Walmart medio cumpla con sus obligaciones.
Si esa es la empresa —no lo sé, evidentemente— a la que se refirió Andrés Manuel López Obrador en una mañanera, la que debe 10 mil millones de pesos y quiere arreglar con 500, hasta burla parece: que al menos ofrezca 5 mil, yo digo. Y sobre esa base regatear.
“Todo el poder del Estado vs ¿Walmart?”, es el título del escrito de Darío. Exageró, pero bastante el columnista que tanto leo en El Debate.
Nomás faltaba que el Estado no hiciera todo lo que esté a su alcance para obligar a Walmart a ponerse en orden.
Lo acepten o no los geniales fiscalistas de la empresa, sin duda es lo menos que puede hacer un gobierno. Por cierto, Celis da los nombres de los asesores de Walmart: “Hasta hace año y medio la multinacional que preside Guilherme Loureiro tenía al despacho Chevez Ruiz Zamarripa como principal asesor fiscal… Pero cambió a Basham Ringe Correa”.
Tales abogados y Francia Alarcón, la directora de impuestos de Walmart —seguramente también Alberto Sepúlveda, el vicepresidente legal— probablemente son quienes amenazaron al gobierno con irse a un litigio que durará por los siglos de los siglos, tal como lo contó el presidente AMLO en conferencia de prensa.
Qué mala actitud. En vez de tratar de llegar a entendimientos que a todos beneficien, la arrogancia del equipo jurídico de Walmart, que se siente capaz de alargar el pleito hasta que la 4T deje la presidencia de México cuando, con otras personas en el poder, tratarán de arreglar el problema de acuerdo a la tradición en nuestro país: con un moche por aquí, un tráfico de influencias por allá…
Lo que molesta es que alguien inteligente como Darío Celis presente lo anterior como si se tratara de represión del Estado. Citemos parte de su columna en El Debate:
√ Walmart “primero trató de tender puentes con Margarita Ríos-Farjat”.
√ El equipo de fiscalistas de la empresa “ahora tendrá la dura tarea de contener las acciones legales que Raquel Buenrostro y el procurador fiscal, Carlos Romero, preparan”.
√ “En la Fiscalía General de la República los sabuesos de Alejandro Gertz Manero le buscan hasta por debajo de las piedras".
√ “Se conoce que Juan Ramos López, titular de la Subfiscalía Especializada en Investigación de Delitos Federales, sigue la línea de corrupción en la filial de la multinacional que preside Mike Duke”.
√ “El objetivo es encontrar supuestos actos ilegales, aunque otras voces refieren que las diferencias tienen que ver con el particular estilo de operar de este funcionario que llegó a esa posición hace casi un año”.
√ “También en el frente de la Procuraduría Federal del Consumidor, que lleva el protagónico Ricardo Sheffield, la 4T ya dictó una clara línea al guanajuatense”.
√ “La instrucción a la Profeco fue hacer marcaje personal, entrada la Fase 3 de la pandemia, en la venta de bienes de consumo esenciales a la población para evitar acaparamiento y elevación de precios”.
“¿Todo el poder del Estado contra el gigante del retail?”, se pregunta el columnista. Por favor, Darío. Se trata nada más de que Walmart acepte sus culpas o faltas involuntarias y llegue a una negociación razonable. Las ganas de pelear son de la empresa, no de la 4T.
Si me preguntaran diría que apuesto a que ganará el gobierno y perderá Walmart. Baso este pronóstico en el hecho de que los fiscalistas mexicanos que han sabido ganarle al gobierno normalmente no han sido eficaces por sus conocimientos jurídicos o contables, sino por sus relaciones con el poder. Si ya no las tienen porque los funcionarios, vigilados por el propio presidente López Obrador, ya no le entran a los arreglos en lo oscurito, se verá que no eran abogados tan geniales.
Así que, si aún hay tiempo de que negocien, a la empresa más le convendrá hacerlo. Pagará menos de lo que debe y se ahorrará honorarios de abogados carísimos que de poco le van a servir. Es lo que pienso.