La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual da esta definición en su página de internet:

La propiedad intelectual hace referencia a los derechos exclusivos otorgados por el Estado sobre las creaciones del intelecto humano, en particular, las invenciones, las obras literarias y artísticas, y los signos y diseños distintivos utilizados en el comercio.<br>

En México detestamos dos obligaciones: pagar impuestos y respetar la propiedad intelectual.

Ver películas pirata es el deporte nacional por excelencia. Antes se hacía manipulando sistemas de TV de paga, hoy traficando ilegalmente con las contraseñas de cuentas de Netflix.

En el periodismo, cada sábado la versión pirata de la revista Proceso me llega más de 10 veces a mi WhatsApp. He mantenido mi suscripción, a pesar de las dificultades que presenta su sistema de pagos electrónicos —excesivamente complicado, para mi gusto—, pero no tendría por qué hacerlo: el PDF de su versión impresa todo el mundo me lo manda.

Andrés Manuel acaba de dar a conocer que su libro Hacia una economía moral saldrá o ha salido a la venta. El mismo día del anuncio, lo recibí 15 veces en mi WhatsApp. Para leerlo no necesito comprar la obra reciente del presidente de México. Lo haré, pero como demuestra la siguiente foto, solo será un gesto para no ser desleal con el autor y la casa editorial, Planeta.

Todo el libro pirateado el día de su anuncio

Por cierto, el 90% de quienes me han enviado el libro de AMLO son partidarios… de la 4T. Seguramente lo hacen por difundir el pensamiento del líder en el que creen; no se dan cuenta de que violan la ley y de que, sin duda, atentan contra las bases morales de la economía, ya que perjudican al autor y a la empresa que invirtió en editarlo, imprimirlo y distribuirlo.

Por cierto, contra lo que otras personas han escrito, no veo nada de indebido —mucho menos de ilegal— en el hecho de que el presidente López Obrador haya hablado de su libro en la conferencia de prensa mañanera en el Palacio Nacional.

Lo único que lamento —no sé si caeré en al populismo o en la cursilería empresarial con esto que voy a decir— es que Andrés haya dado en exclusiva su libro a una sola empresa editora.

Estimo que venderá fácilmente unos 300 mil ejemplares. Suficiente para salvar el mal año que Planeta estaba teniendo en México.

La potencia del autor está en su popularidad, innegable a pesar de las encuestas cuchareadas que hoy menciona en su columna de El Universal —casi equiparándolas a la Biblia— el señor Carlos Loret de Mola. Otros datos, por cierto, ofrece la encuesta de SDP Noticias, que Loret por elemental ética periodística debió mencionar, así hubiese sido solo para decir que se sale del promedio y que no cree en ella. En fin...

Pienso que AMLO debió ofrecer su libro a todas las editoriales. Con ello habría beneficiado bastante no solo a la más grande —española, por cierto—, sino también a otras de origen extranjero y, sobre todo, a las ciento por ciento mexicanas, honestas y pequeñas todas ellas.

Andrés Manuel me corregirá si estoy equivocado, pero recuerdo que cuando él era jefe de gobierno de la capital mexicana, en el momento en que su administración asignaba los contratos para las obras del segundo piso del Periférico, decidió actuar con equidad.

En ese tiempo, el gobierno de López Obrador reunió a los directores de las empresas cementeras con operaciones en México y les dijo que el contrato no iba a ser para una sola de ellas, sino para todas: el pastel se iba a repartir proporcionalmente en función del peso en el mercado que cada una tenía. Así me lo contó un ejecutivo de alguna productora de cemento.

Andrés Manuel pudo haber entregado su libro a todas las editoriales que quisieran compartirlo, por así decirlo: Planeta, Random, Santillana, la misma Algarabía hoy en una polémica tonta de Twitter, y aun a medios de comunicación que publican libros, como Proceso y La Jornada.

Todas las editoriales necesitan ingresos y no abundan los libros de venta masiva como el de Andrés Manuel sobre la economía moral.

No lo he leído, pero supongo que la economía moral parte de dos principios: incentivar la competencia para repartir las ganancias y respetar los derechos de propiedad intelectual.

Ojalá su próximo libro lo reparta mejor el presidente de México. Y, desde luego, tendría sentido que en su mañanera de hoy exportara a sus seguidores a ya no piratear la obra. No son tiempos de campaña en los que se necesita difusión; esto es simple comercio decente de libros que debe ser respetado y alentado.