La información la leí en La Vanguardia, de Barcelona: “Por qué no deberías hacer deporte intenso en tiempos de la Covid-19”.
Se trata de una nota seria, aunque usted no lo crea: “Los médicos alertan que el coronavirus puede dejar daños en el miocardio incluso en los asintomáticos y quienes lo pasan de forma leve”.
Lo afirma la Sociedad Española de Medicina del Deporte: “La realización de un ejercicio físico intenso o muy intenso puede acarrear problemas para la salud”.
Es decir, debido al covid se desaconseja, a los deportistas no profesionales, el intentar cumplir con planes de entrenamiento exigentes o “llevar el cuerpo al límite”.
En vez de las rutinas de ejercicio durísimas, los aficionados al deporte deben practicar actividades de intensidad media.
El problema está en el hecho de que las personas que han tenido el covid-19 de forma asintomática o con síntomas leves, han presentado problemas en el miocardio.
Los especialistas en medicina deportiva están siendo consultados por atletas aficionados que, después de ejercitarse intensamente, se han puesto mal.
Ello porque haber tenido el virus, inclusive en su forma más leve, puede generar arritmias, que en la vida normal nada significan, pero que complican la salud si se hace deporte hasta la extenuación.
Según La Vanguardia, “varios estudios publicados en revistas especializadas demuestran que la covid-19 puede provocar una miocardiopatía silenciosa que podría desencadenar una muerte súbita en esfuerzos elevados”.
¿Qué hacer frente a lo anterior? Pruebas de esfuerzo y otros análisis antes de ejercitarse. Existe un protocolo internacional para los deportistas que han tenido covid: “Un electrocardiograma, una analítica de sangre, pruebas de esfuerzo o resonancias cardíacas”.
Es curioso, pero mientras el ejercicio moderado “nos sirve como entrenamiento al sistema inmunológico, nos va a proteger”, el ejercicio intenso “deja tocado el sistema, durante horas o días, y se podría tener cierta predisposición a infectarse”. Es la conclusión de un especialista entrevistado por La Vanguardia.
Debe quedar claro que “el ejercicio moderado es la mejor manera de protegerse ante el coronavirus y prevenir además posibles complicaciones derivadas de haber pasado el virus”.
Pero el deporte al nivel de los atletas, ciclistas o nadadores profesionales puede representar un serio problema de salud, ya que el ejercicio de alta intensidad “baja las defensas” y por lo tanto resulta más sencillo adquirir una infección.
Se entiende ahora por qué el rockstar de la epidemiología, Hugo López-Gatell, tan dado a aparecer con cualquier pretexto en los medios, la única vez que se dejó retratar practicando deporte fue con un guante de beisbol en la mano.
No, no era por quedar bien con el presidente López Obrador: en realidad nos estaba aconsejando a los mexicanos solo practicar un ejercicio más bien pasivo como el beis. Seguramente sabía que meses después la Sociedad Española de Medicina del Deporte le iba a dar la razón a Andrés Manuel: en tiempos de covid hay que mover el cuerpo, pero no mucho, es decir, en vez de correr maratones, mejor el beisbol: entretenerse matando moscas parado durante largos minutos en el jardín central sin hacer absolutamente nada.
Pese a tanta sabiduría médica, seguiré en mi bici. Sí, me cuesta trabajo, y mucho, pedalear cuesta arriba, pero por fortuna ya se inventaron las bicicletas con ayudas eléctricas. No se cansa uno tanto, se avanza bastante y se disfruta el recorrido. Y, por supuesto, ello resulta más divertido que solo estar parado en el jardín central esperando que se haga el milagro de que algún bateador le pegue a la pelota con cierta fuerza.