La primicia la dio en Twitter, como muchas veces, quien es a mi juicio el columnista más informado e inclusive el mas sereno de El Financiero, Darío Celis, quien esta vez manejó el tema con cierta alarma. Cito sus tuits:
Cabal Peniche y Miguel Aleman están tomando por asalto las instalaciones de W Radio de Prisa para tomar por fuerza control editorial
{username} (@dariocelise) August 26, 2020
{username} (@dariocelise) August 26, 2020
. Pero van a la mala por lo editorial.
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, sencillamente no lo dejan salir
{username} (@dariocelise) August 26, 2020
En SDP Noticias dimos seguimiento a la información de Celis, que rápidamente todos los otros medios de comunicación dieron a conocer. “Toma Alemán Magnani control de Radiópolis”, decía por ejemplo Reforma; es decir, el empresario tomó ayer el control editorial de la importante cadena de radiodifusión.
Para gente de empresa tan relevante como Miguel Alemán Magnani y sus socios y socias —familiares de Carlos Cabal Peniche y Alejandro del Valle—, desde luego importan los costos, los ingresos y las utilidades de una compañía mediática, pero lo que más les interesa es el control de los contenidos periodísticos, de los que según ellos pueden depender otros negocios, en especial aquellos, necesariamente y por consideraciones legales, dependientes de decisiones del gobierno.
El control que el señor Alemán tomó este martes en W Radio no es financiero y operativo —ese ya lo tenía desde el momento mismo de la adquisición—, sino editorial, al que sabía que no tenía derecho cuando compró la mitad de las acciones a Televisa.
Hace años, cuando Televisa se asoció en Radiópolis al 50% con la española Prisa —editora del diario El País—, aceptó que el control informativo lo tuviera el grupo de medios con sede en Madrid. La televisora mexicana siempre respetó el acuerdo. Raúl Trejo lo explicó muy bien en Twitter:
En octubre de 2001 Televisa y el grupo español PRISA se asociaron para compartir la propiedad de Televisa Radio. Acordaron que Televisa se encargaría de la administración y PRISA de los contenidos.
{username} (@ciberfan) August 26, 2020
En julio de 2019 Televisa vendió su parte de Radiópolis (antes Televisa Radio) al Grupo Coral de la familia Alemán Magnani. El acuerdo para que PRISA manejara los contenidos no se modificó.
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El litigio estaría en la interpretación de aquel acuerdo y de la actual Ley, que ahora admite inversión foránea superior al 49% en radiodifusión siempre y cuando haya reciprocidad en el país de origen del inversionista.
{username} (@ciberfan) August 26, 2020
Ahora, el nuevo socio de W Radio ha decidido que el control total de la empresa es suyo. Ignoro si la propiedad de Prisa está conforme con ello o no, si habrá un conflicto legal o si simplemente los españoles tratarán de vender su participación; esto último es lo que yo intentaría: no vale la pena, ni en la vida sentimental ni en los negocios, iniciar una relación basada en el pleito.
Alemán Magnani y la manzana prohibida apellidada Loret
Fruta prohibida, más apetecida
Refrán
Lo importante será que el público —sobre todo la gente que apoya a la 4T— presione muy fuertemente a los nuevos administradores para que no caigan en la tentación de darle al presidente López Obrador el mas terrible golpe que podría sufrir: tratar de cambiar la línea en exceso crítica, y aun basada en ciertas falsedades y algunos insultos, de periodistas como Carlos Loret de Mola, que infructuosamente están tratando de llegar a los primeros lugares de audiencia cuestionando, con argumentos y sin ellos, todo lo que hace Andrés Manuel.
Loret, mal Aristego, lejos del líder Ciro
Hay una especie de competencia, que no va ganando Carlos Loret, para ser en este sexenio lo que Carmen Aristegui fue en los periodos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto: la referencia de la crítica periodística.
Afirmo que Loret no va ganando esa competencia porque, para empezar, le falta el rigor periodístico y el carisma de Aristegui, y también debido al hecho innegable de que si bien ha crecido en rating —es el mejor posicionado de W Radio— se ha estancado y está muy lejos del líder, un periodista mucho más objetivo, Ciro Gómez Leyva, de Radio Fórmula. De hecho, Loret está lejos en las mediciones de audiencias de otras colaboradoras, otros colaboradores de Fórmula, la empresa de Jaime Azcárraga, un extraordinario empresario de medios. En efecto, a Loret de Mola le ha faltado capacidad para estar a la altura de Óscar Mario Beteta, Joaquín López-Dóriga, Denise Maerker, Azucena Uresti, etcétera.
Como quiera que sea, Carlos Loret es quien mejor lo ha hecho en W Radio desde el despido, en 2008, de Carmen Aristegui; por cierto, tal arbitrariedad, operada por Daniel Moreno, es la mancha más fea que quedará en el historial de Prisa como administradora de esa empresa de radio mexicana.
A Carlos Puig le quedaron muy grandes los zapatos de Aristegui, y otros, otras periodistas que se ha contratado para encabezar noticieros —como Gabriela Warkentin y Javier Risco— nomás no han podido crecer. En W Radio solo destaca, además de Loret, la señora Martha Debayle, pero esta persona no es precisamente periodista, sino algo así como estrella del espectáculo.
Por lejos que esté de los líderes —inclusive están teniendo más crecimiento Sergio Sarmiento y Guadalupe Juárez de Heraldo Radio, otra empresa muy bien dirigida; esta por Ángel Mieres y Franco Carreño— no hay duda de que el periodista de W Radio con los mejores números de rating es Loret.
El error que no dejará dormir a Alemán Magnani
Honestamente hablando me preocupa la posibilidad real de que Alemán Magnani decida agredir al presidente AMLO por la vía de buscar meter en orden a Carlos Loret de Mola. “Chango viejo no aprende marona nueva”, dice el sabio refrán. El cuarentón Loret tiene demasiados años en el negocio y no se va a reinventar. Si lo obligan a “moderarse” en W Radio, se irá a otra parte. Sería terrible para Andrés Manuel, a quien le encanta la prensa crítica y criticona, seria e irresponsable, porque la usa de sparring, esto es, para mantenerse en forma dialéctica.
No tiene el presidente de México por qué pagar el costo de una torpe decisión —que veo venir, veo venir..., veo venir— de un empresario nieto de uno de aquellos presidentes del viejo PRI que más se enriquecieron en el poder. Las cosas como son, nadie es responsable de su cuna, pero es necesario conocer el origen de cada quien porque en no pocas ocasiones determina el desarrollo de las personas.
Ni el presidente López Obrador ni sus colaboradores han hecho nada contra la prensa. Ni lo harán. ¿La sanción de la Secretaría de la Función Pública a la revista Nexos? Se la ganó la empresa de Héctor Aguilar Camín por hacer trampa —trampita, si se quiere— en una licitación. Este hombre podrá salir del problema fácilmente, pero solo si trabaja en ello y se olvida de jugar a ser la víctima.
Por cierto, mejor ejemplo de pleno respeto a la libertad de expresión no pude dar un gobierno que el agradable espectáculo de un colaborador tan importante del presidente de la república, como Julio Scherer Ibarra: quizá nadie sea más influyente que él en la 4T, pero es hijo de una leyenda del periodismo y, a pesar de ser socio de la revista Proceso, no va a caer nunca en el pecado , que traicionaría a su padre, de tratar de quitar el tono crítico a tal publicación, mucho más dura con el gobierno actual y con el propio presidente Andrés Manuel —sobre todo con bastante más credibilidad— que el señor Loret.
Ha sido un error del señor Alemán haber tomado el control editorial de W Radio. Ahora será el responsable de todo lo bueno y lo malo que ahí pase. Si hubiera dejado la dirección noticiosa en manos de Prisa, siempre habría podido decir... y decirse: “No me gusta lo que hacen, pero no es cosa mía: así lo prefieren los españoles”. Ahora, aunque nadie le pida explicaciones —y nadie en el gobierno se las pedirá— él mismo se sentirá mal cuando Loret y un tipo que es algo así como comediante, El Duende, se rían como loquitos, realmente desquiciados por los malos chistes que hacen sobre la 4T. Pero qué necesidad, diría el poeta, de perder el sueño de esa forma.