Hoy fue un día de desesperación para los aficionados al ciclismo. La etapa reina de la Route d'Occitanie no fue transmitida por TV y, para colmo, el sitio de internet oficial de la carrera se cayó.
Así las cosas, no supimos, más o menos en vivo, qué tan bien —o qué tan mal— anda Chris Froome, el veterano campeón de cuatro ediciones del Tour de Francia que hace dos temporadas sufrió un terrible accidente y que hoy realiza su mayor esfuerzo para competir con jóvenes realmente extraordinarios como el colombiano Egan Bernal (23 años de edad), el esloveno Tadej Pogačar (21 años) y el belga Remco Evenepoel (20 años). El tuit de @escarabajosfans sintetiza la frustración de seguidores de las vueltas ciclistas de todo el mundo
{username} (@escarabajosfans) August 3, 2020
La TV tradicional, en mi opinión, en la actualidad solo es realmente eficaz para transmitir eventos deportivos. Sus programas de entretenimiento no compiten con YouTube y Netflix y sus excelentes informativos, así me lo parece, se ven más en internet y redes sociales que por televisión abierta. Todas las grandes empresas televisoras, como la mexicana Televisa —una de las más importantes del mundo— invierten bastante en producciones para Netflix y otras plataformas similares, como Amazon Prime Video, Hulu, HBO Now y Disney Plus. La empresa presidida por Emilio Azcárraga inclusive ha desarrollado su propio sistema, Blim.
En lo que a noticias se refiere, son excelentes los informativos de Televisa, con Denise Maerker y Danielle Dithurbide, y de Imagen TV, con Ciro Gómez Leyva —a Azteca le falta calidad periodística y Milenio/Multimedios necesita crecer—, pero los noticieros de tan extraordinarios periodistas impactan en la opinión pública menos por los millones de espectadores que los ven en TV abierta que por las personas, también millones, que analizan sus contenidos en portales de internet o en redes sociales como Twitter y Facebook.
Estuvieron en la mañanera de este lunes con el presidente AMLO los dueños y directivos de las televisoras abiertas mexicanas, públicas y privadas. Colaborarán con la Secretaría de Educación Pública, encabezada por Esteban Moctezuma, en el regreso a clases que de ninguna manera será presencial, esto es, que deberá desarrollarse a distancia. Por la pandemia del coronavirus, como todos sabemos. Un gran reto, sin duda. Se agradece la generosidad de Emilio Azcárraga, de Televisa; Benjamín Salinas Sada, de TV Azteca; Olegario Vázquez Aldir, de Imagen TV, Francisco González Albuerne, de Grupo Milenio/Multimedios; José Antonio Álvarez Lima, de Canal 11; Jenaro Villamil, del Sistema Público de Radiodifusión, y Rodolfo González Valderrama, de RTC.
Por cierto, chingones lucieron Emilio y Panchito González al no quitarse el cubrebocas, corriendo el riesgo de molestar a AMLO, Alcocer y Gatell, que quién sabe por qué no lo usan en las mañaneras.
Aprenderán mejor
Andrés Manuel dijo que los y las estudiantes de primaria y secundaria podrían aprender más a distancia. Es cierto, sin duda, pero al mismo tiempo no lo es. Los y las niñas con acceso a internet que estén inscritos e inscritas en escuelas, casi todas privadas, con capacidad de dar clases vía Zoom, probablemente aprovecharán al máximo las clases remotas. Ya estuvieron así varios meses y, por la experiencia de mis nietos, puedo decir que el sistema funciona.
Estos pequeños, estas pequeñas, la minoría privilegiada en México, seguirán viendo a sus maestros y maestras todos los días; no dejarán de convivir con sus compañeros y compañeras de siempre —después de clases continuarán jugando, por internet, a los videojuegos de vanguardia en los que cada quien participa desde sus casas. Los más ricos podrán contar con asesoría directa, presencial, de maestros y maestras particulares que irán a las casas a reforzar las materias más difíciles —lo que desde luego se hará guardando la sana distancia, cubrebocas incluidos y bien utilizados, no como el doctor Gatell que se quita la telilla para tocarse la cara y acercarse a la gente... ¿eso le enseñaron en la en la Bloomberg School of Public Health de la Universidad Johns Hopkins?
El problema será para la mayoría de los niños y niñas de México. No tienen internet de alta velocidad, ni en sus casas ni sus escuelas cuentan con tal servicio y, por lo tanto, tendrán que recurrir a la TV. Esto es el clásico segundo óptimo. Pero es un segundo óptimo que deprime. Los pequeños y pequeñas pobres o de clase media no acomodada dejarán de ver a sus maestros y maestras. No convivirán a distancia con sus compañeros y compañeras. No jugarán videojuegos avanzados a distancia con sus amigos y amigas. No tendrán profesores y profesoras particulares si algo no entienden. Inclusive no habrá nadie en la casa —los padres y la madres estarán ausentes para irse a trabajar al mercado ambulante o a Elektra. Se ampliará la brecha de la desigualdad en materia educativa y esta es una muy mala noticia. Andrés Manuel y Esteban Moctezuma deberán, desde ahora mismo, trabajar un proyecto de emparejamiento para cuando pueda darse el regreso a clases. No tengo la menor idea acerca de qué pueda hacerse, pero deberá hacerse. Existen especialistas que consultar, aunque algunos de los y las mejores sean neoliberales malditos y malditas que para otras cosas nada valen.
Ellos y ellas sí en escuelas privadas
Seguro estoy que los hijos, las hijas, los nietos y las nietas de prácticamente todos los asistentes a la mañanera —alguna excepción habrá— acuden a escuelas privadas y han visto lo exitoso que puede ser la enseñanza a distancia, por internet, no por TV abierta. Es una realidad en México que hasta los hijos y las hijas de los grandes defensores de la educación pública van a colegios particulares. Digamos las cosas como son. ¿O miento, presidente AMLO, secretario Alcocer, subsecretario López-Gatell, empresarios Azcárraga, Salinas Sada, Vázquez Aldir, González Albuerne? En efecto, las cosas como son. No tiene nada de malo aceptarlo. Es más, los hijos, las hijas de los dueños de las televisoras privadas, seguro estoy, no ven la TV abierta excepto en los juegos de futbol. Son niños y niñas inteligentes, como sus padres y madres, a quienes gusta lo mejor y más avanzado.
En fin, esto es solo una reflexión. Ahora voy a internet para ver cómo le fue a Froome, que espero siga en forma y gane este 2020 trágico su quinto Tour de Francia.