Qué difícil es luchar contra las traiciones. Más todavía si no las genera la deslealtad, sino la ineptitud. Para que un judas no haga daño basta con exhibir su perversidad, lo que puede resultar relativamente sencillo. Pero si la traidora es una aliada que no tiene idea de lo que hace, ¿cómo explicar que no se está de acuerdo con ella?
Solo la ingenuidad política pude explicar lo que hizo la diputada de Movimiento Ciudadano, Gabriela Medina: presentar una iniciativa para gravar las herencias. Más allá de si se trata, o no, de un asunto que deba ser discutido con seriedad, resulta evidente que plantearlo en este momento solo perjudica al candidato más importante de MC, Samuel García, quien aspira a gobernar una entidad, Nuevo León, tan derechista y conservadora que hará todo lo posible para que no llegue al poder el militante de una opción política partidario¡a de una medida fiscal que no es ni será aceptada por la mayoría de la población.
El Perro Bermúdez diría que fue un zambombazo…, es decir, un autozambombazo que estuvo a punto de arruinar las posibilidades electorales de Samuel, líder en las encuestas más serias que se han difundido. Y es que si no lo ha perjudicado la guerra sucia del PRI en su contra —difundida casi toda por un periodista que ya no es respetable, Ramón Alberto Garza, de Código Magenta—, la noticia de que MC apoya un impuesto las herencias si lo derrumbaría.
Afortunadamente, con buenos reflejos, Samuel exigió a la diputada Medina retirar su iniciativa, y ella ya lo hizo. Desde luego, como buen regio, el candidato de MC no puede ser partidario de un impuesto a las herencias.
Lo que sigue, para Samuel García, candidato; para Dante Delgado, líder moral de MC, y para la propia legisladora Gabriela Medina, es difundir que no iba en serio la iniciativa de esta mujer, sino que se trató, nada más, de una ocurrencia, una más en el sistema político mexicano dominado por las puntadas absurdas que por fortuna no llegan a nada.
Ocurrencia que, ni hablar, el propio candidato obligó a que se tirara a la basura en cuanto tuvo conocimiento de la misma.
El primer debate
En realidad se trata del segundo: hubo uno hace días, creo que en una organización empresarial, pero a nadie le importó.
Así las cosas, el primer debate realmente importante entre los candidatos a gobernador y la candidata a gobernadora de Nuevo León se celebrará el próximo domingo. Lo organiza Multimedios, le empresa propiedad de Francisco González que edita el diario Milenio.
Será, sin duda, un buen espectáculo televisivo que se transmitirá desde el Palacio de Gobierno, que Jaime El Bronco Rodríguez ha cedido no por ganas de elevar la conciencia democrática de la gente de Nuevo León, sino simple y sencillamente porque a don Bronco le vuelve loco todo lo que huela a show.
Para nadie es un secreto la rivalidad a muerte entre el dueño de Milenio, don Pancho González, y don Alejandro Junco, el mero mero de El Norte (Reforma, en la Ciudad de México, y Mural, en Guadalajara).
Rivalidad a muerte, en efecto: no es exagerado decirlo así. A ese grado se odian Pancho y Alejandro, quienes si no han asesinado entre ellos se debe a que son pésimos sicarios de pistola, aunque, lo que sea de cada quien, son excelentes matones mediáticos porque con frecuencia olvidan la ética periodística dar espacio en sus distintas plataformas a los intereses e inclusive a las frustraciones de ambos.
Como en la guerra y en el amor —y en el odio— todo se vale, es dable pronosticar que El Norte (Reforma, Mural) intentará robarle el show a Milenio en su propia pantalla de TV.
¿Cómo podría eso ocurrir? Simple y sencillamente presentado una información tan favorable a alguno de los candidatos o la candidata que les obligara a sacar un ejemplar impreso de El Norte varias veces en el debate; obligarles, sí, porque algo muy benéfico nadie lo ocultaría en el evento solo para no lastimar el orgullo de Pancho González, quien sin duda haría un feo coraje, pero, pues así es la vida. Pancho, si fuera candidato, es exactamente lo que haría.
¿Qué nota de El Norte tendría que exhibir en el debate de Multimedios (Milenio) el señor Samuel García? Una encuesta, que ya toca, en la que el candidato de MC tuviera una ventaja inalcanzable sobre el priista Adrián de la Garza?
Se me dirá que no necesita Samuel recurrir a una publicación de El Norte para presumir una encuesta, ya que hay muchas que podría presentar sin molestar a Multimedios (Milenio).
Con todo respeto para todas las encuestas, ninguna tiene el prestigio y la credibilidad de las que hace El Norte (Reforma). Hay otros medios que han hecho buen trabajo —El Financiero, gracias al trabajo de Alejandro Moreno, y El Heraldo, debido al buen desempeño de las empresas OPMI y SRS—, pero por antigüedad, por su récord de aciertos y en el caso de Nuevo León porque juega de local, los estudios de El Norte (Reforma) son por mucho los más importantes. Un candidato tendría que estar loco para no presumir, si le favoreciera, la encuesta de los diarios de Alejandro Junco si se publicara el día de un debate importante.
Si la encuesta de El Norte (Reforma) beneficiara al priista Adrián de la Garza, esto es, si lo acercara un poco a Samuel García, el candidato del PRI la presumiría, y ya después encontraría la forma de contentar a Pancho González.
La misma cosa con Clara Luz Flores, de Morena: si la encuesta de El Norte (Reforma) la sacara del abismo, esto es, si la pusiera de nuevo en la pelea, la difundiría en el debate de Multimedios (Milenio).
Y hasta Fernando Larrazabal, del PAN, presumiría esa encuesta si en lugar de tristes 15 puntos, el estudio le otorga 16 puntitos, insuficientes para salir del último lugar, pero, carajo, un puntito más ya es algo, como dijo el calvo que se encontró en la sopa un pelo del cocinero.