Dos columnas, dos

Hoy encuentro en los medios de comunicación mexicanos dos interesantes reflexiones relacionadas con la compra de la vacuna que deberá hacer el gobierno mexicano.

Una de ellas, de José Miguel Calderón en SDP Noticias —en un tono bastante sereno y exento de politiquería, que desde luego se agradece—, simple y sencillamente expresa preocupación ante el hecho de que en el Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio fiscal 2021 no se hayan etiquetado los recursos destinados a la compra de la vacuna contra el coronavirus.

La otra reflexión, de Ricardo Raphael en Milenio, analiza también ese problema, pero se va mucho más lejos: expresa temores de que no vaya a haber vacunas suficientes en México por una supuesta —pero absolutamente creíble— grilla que tendría enfrentados a tres funcionarios, Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores; Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, y José Alonso Novelo Baeza, titular de Cofepris, la famosa Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios.

Vanidades y ambiciones

Aunque expresada en forma de duda o pregunta, la tesis de Ricardo Raphael es muy sencilla: se trata de un pleito generado por vulgares vanidades y ambiciones políticas.

No fue suficientemente explícito el colaborador de Milenio, pero resulta evidente que en su artículo califica de vanidosos y ambiciosos solo a Ebrard y a López-Gatell: no a Novelo, ya que este último es uno de los funcionarios más discretos de la 4T. El responsable directo de que las cosas funcionen en Cofepris es más bien presentando como víctima de una disputa política entre los otros dos.

Es bastante común y no debería asustar a nadie la grilla entre los colaboradores de un gobernante. Lo que en este caso alarma y aun genera terror es que muy probablemente tiene razón Ricardo Raphael, es decir, que los golpes entre Ebrard y Gatell van a terminar por entorpecer los procesos de compra y distribución de las vacunas en México.

Veamos lo que dice el columnista de Milenio

√ “Ningún tema es más importante para el planeta que la vacuna contra el coronavirus”.

√ “Parece, sin embargo, que a una parte del gobierno mexicano no le corre prisa”.

√ “Mientras las naciones del mundo cuentan ya con un protocolo de vacunación masiva, la Secretaría de Salud de México se ha colocado en la retaguardia”.

√ “El subsecretario Hugo López-Gatell ha venido cuestionando los contratos de compra anticipada impulsados por la Secretaría de Relaciones Exteriores”, esto es, por el canciller Marcelo Ebrard.

√ “Hoy cabe preocuparse por la descoordinación dentro de la administración de Andrés Manuel López Obrador”.

√ “El problema se complica peor cuando el doctor López-Gatell decidió embestir con argumentos cargados de duda las bondades de las tres patentes previstas para inmunizar a la población mexicana”, la de AstraZeneca, la de Pfizer y la de CanSino.

√ “Se añade como problema que López-Gatell, también esta semana, arrojó desconfianza sobre los protocolos de ensayo que se están siguiendo en México. En concreto, acusó a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) de cargar con problemas serios de corrupción. Es evidente que no confía en la honorabilidad del comisionado José Alonso Novelo para conducir este proceso”.

√ “Al buen entendedor, pocas palabras: López-Gatell quiere fuera de la política de vacunación contra el coronavirus a la Cofepris y a la Secretaría de Relaciones Exteriores; más concretamente, quiere fuera al comisionado Novelo y al secretario Marcelo Ebrard”.

√ “Cabe ahora preguntarse por qué la Secretaría de Salud no emprendió, por sí misma, la negociación con las instancias internacionales que han financiado el desarrollo de las vacunas, así como la compra anticipada que va a requerir nuestro país”.

√ “¿Qué razón de fondo hay detrás de esta discordia entre las secretarías de Salud y Relaciones Exteriores?”.

√ “Mejor no especular que se trate de un asunto de orden político o, peor aún, de una disputa de egos, porque eso sí que sería contrario a los más altos estándares de la ética”.

No especula, pero afirma

Al “mejor no especular” que el conflicto tenga que ver con egos y en el fondo sea un asunto político, el columnista de Milenio pretende dar a entender —y logra su objetivo: se entiende claramente— que se trata de un golpeteo típico de la grilla de dos personajes, Ebrard y Gatell, que ya se vieron sentados en 2024 en la silla que hoy utiliza el presidente AMLO para tomar las decisiones fundamentales del gobierno.

Una sugerencia de solución

La pregunta fundamental la hizo Ricardo Raphael: ¿por qué la Secretaría de Salud no emprendió, por sí misma, la negociación con las instancias internacionales que han financiado el desarrollo de las vacunas, es decir, por qué se decidió que fuera la cancillería la que negociara la adquisición de tanto de vacunas como de equipos médicos para combatir la pandemia?

La respuesta es muy simple y sin duda de la mayor relevancia: el presidente López Obrador piensa que López-Gatell es un genio de la epidemiología —así lo ha expresado innumerables veces—, pero no confía en su capacidad operativa para emprender enormes proyectos que no son estrictamente médicos, sino administrativos o logísticos. Sin duda, Andrés Manuel está convencido de que Ebrard es el más competente de sus colaboradores para una tarea de ese tamaño.

Gatell quería todo el pastel, el médico y el logístico

Evidentemente, que Ebrard le haya quitado protagonismo a Gatell debe haber molestado, y mucho, al rockstar de la epidemiología, quien como todos hemos podido comprobar a diario desde el inicio de la pandemia, se ha convertido en un Frankestein inflado por la vanidad, los reflectores y la popularidad. El canciller tiene el mismo problema, pero tantos golpes recibidos durante años, las numerosas heridas de batalla que ha sufrido lo han hecho madurar y al menos intenta ocultar, a diferencia del subsecretario de Salud, su gigantesco ego.

¿Cómo acabar con ese conflicto?

Evidentemente solo se agravaría la disputa —y probablemente el gobierno federal perdería eficiencia en un tema tan relevante— si el presidente AMLO le quitara la responsabilidad de negociar las vacunas a Ebrard y se la diera a Gatell.

Propongo una solución intermedia. Hacer a un lado a Ebrard, aunque se enoje. Y sí, que sean López-Gatell y su equipo de colaboradores —incluyendo al serio y profesional titular de Cofepris, doctor Novelo, en la decisión— quienes determinen cuál o cuáles vacunas deben adquirirse. Y hasta ahí el papel de los médicos.

Al mismo tiempo, Andrés Manuel debería dejar en manos de verdaderos expertos en compras y distribución de productos a gran escala la negociación para adquirir las vacunas y el diseño y la puesta en práctica de una estrategia viable y económica para llevarlas a todo el país.

Es un tipo listo el canciller, sin duda, pero en honor a la verdad el presidente López Obrador debería ya admitir que Ebrard no es experto en logística ni un gran negociador financiero. Como administrador de proyectos su trayectoria no puede ser calificada de excelente, sino de regular tirando a malona, tal como lo evidencia el desastre que fue la línea 12 del metro de la Ciudad de México.

¿Dónde están los expertos en compras y distribución?

Están en las empresas. Un hombre bastante capacitado y que no está en edad ni tiene vocación para la política electoral —no se vería jamás en la silla presidencial en el 2024– ahí anda sin empleo remunerado un tanto desorientado en una de las organizaciones del sector privado.

Es al experto que yo conozco y que, me consta, ha sido exitoso y eficiente en la gestión de proyectos de gran magnitud en el grupo Femsa. Andrés Manuel también lo conoce y hasta le cae bien. Se llama Carlos Salazar y dirige ahora al Consejo Coordinador Empresarial, pero lo dejará pronto, ya le toca, y sin duda lo dejaría ahora mismo si se le pidiera que ayudara al gobierno en algo tan importante.

Carlos dirigió las operaciones logísticas de abastecimiento a la cadena comercial que probablemente tiene más sucursales en México, Oxxo; de la empresa que lleva sus productos a más tienditas en cualquier rincón del país, Coca Cola, y de otra compañía especializada en distribución, la Cervecería Cuauhtémoc.

Debe haber más personas calificadas en el sector privado, pero no tengo la menor idea acerca de quiénes sean. Carlos Slim y Alberto Baillères podrían darle al presidente de México varios currículos interesantes. Llegó la hora de que AMLO aproveche la experiencia empresarial de Alfonso Romo, su jefe de Oficina.

El hecho, querido presidente López Obrador, es que el tema es demasiado serio como para dejarlo en manos de políticos, por muy estadistas que se sientan (Ebrard) o por muy sabios que se vean a sí mismos (Gatell).