Es terrible lo que pasó en el Colegio Cervantes campus Bosques de Coahuila donde hasta el momento murió el agresor, un estudiante de 11 años, y una maestra. El alumno de sexto año, salió al baño y al regresar iba armado con dos armas de fuego y empezó a disparar para posteriormente suicidarse.
No es la primera vez que en el norte del país se da una situación así: en 2017, en Monterrey, un alumno del Colegio Americano del Noreste sacó una pistola en pleno salón de clases y mató a su maestra de un tiro en la cabeza.
En el caso de Torreón, el gobernador Miguel Riquelme salió rápidamente en rueda de prensa a dar un resumen de lo que había pasado. En esa conferencia, casi de pasada, culpó a los videojuegos de lo ocurrido. Absurdo que, así de fácil, se encontrara al culpable de que el niño de 11 años de edad, José Ángel Ramos, haya sacado dos pistolas, matado a una maestra y herido a 4 alumnos más. Para Riquelme nada tiene que ver el fácil acceso a las armas, tampoco los altos indices de homicidios, secuestros y extorsiones que son el pan de cada día de los niños y jóvenes en Coahuila. Nada tiene que ver, tampoco, la narcocultura en la que la vida no vale nada. La culpa la tuvo un videojuego.
En Estados Unidos ningún político se atreve hoy en día a culpar a los videojuegos de una balacera. Ha habido muchos estudios sobre el tema y se encontró que de los últimos 33 incidentes con armas en escuelas en solo 4 el agresor era aficionado a los videojuegos violentos.
El videjuego violento por excelencia es Grand Theft Auto, donde el jugador puede ir libremente por una ciudad matando, robando e incluso violando a quién le plazca. GTA, como se le conoce, es todo un éxito: ha vendido más de 250 millones de copias. En Alemania se dieron a la tarea de investigar la relación de este videojuego y la violencia de una persona. Hicieron un estudio con 77 participantes donde un grupo jugó por semanas GTA y otro grupo el nada violento Sims. A pesar de que 40% de los estadounidenses creen que los videojuegos causan violencia, en este estudio no se notaron cambios psicológicos de violencia o de reacciones desmedidas por parte de ninguno de los participantes.
No es el único estudio, muchas universidades en los Estados Unidos han investigado el tema y la relación entre ataques en escuelas y videojuegos y no se ha determinado que estos sean la causa. La asociación de psicología de los Estados Unidos incluso ha publicado estudios al respecto y un investigador, Chris Ferguson, declaró que “los datos de que las bananas causan suicidios son tan concluyente como estos, literalmente los números son iguales”.
Si los juegos causaran violencia, entonces se esperaría que Corea y Japón lideraran las estadísticas de balaceras entre jóvenes, ya que son los países que más consumen videojuegos violentos per capita del mundo.
Es muy cómodo encontrar alguna cosa externa a quién culpar. Nunca he escuchado al gobernador Riquelme culpar a los videojuegos cuando se analizan las espantosas estadísticas de homicidios, feminicidios, extorsiones y secuestros en su estado.
El verdadero problema es otro. Para que una tragedia como la de Coahuila no se vuelva a repetir tiene que haber un buen diagnóstico y no veo que el gobernador Riquelme esté haciéndolo; tampoco se ve que realice un buen trabajo en “deslindar responsabilidades”, una frase que a los políticos les encanta decir. Solo se va por la fácil.
Culpar a los videojuegos es la manera más ridícula de eludir la responsabilidad. ¿O acaso, gobernador Riquelme, nada tuvo que ver en la tragedia el escaso presupuesto dedicado a atender jóvenes con depresión en Coahuila? ¿Tampoco ha tenido nada que ver que se haya cancelado el operativo “mochila segura”?¿Por qué en su conferencia de prensa no se habló sobre las cifras de homicidios en la entidad? ¿Y por qué, gobernador, calló usted acerca del fácil acceso que tienen los niños a las armas en su estado? Irresponsablemente, Miguel Riquelme solo se refirió al ya muy trillado argumento de que los videojuegos tuvieron la culpa.
Habrá qué ver en la próxima gran tragedia en la sociedad coahuilense a quién culpa Riquelme. Falta poco para que se le ocurra la gran política publica de prohibir la venta de juegos con armas o incluso exigir por vías legales que se dejen de pasar películas de acción en los cines, ya que esa es la causa de todos los problemas de su estado.
Está el gobernador de Coahuila como una página en Facebook de señoras inglesas que culpaban a la caricatura Peppa Pig de que los niños que la veían fueran mal portados con sus padres y hermanos; solo porque en algunos capítulos la famosa cerdita ignoraba a sus mayores hacía travesuras. Por favor.